miércoles, 9 de noviembre de 2016

Trump y la Política en Estados Unidos


 por: Jesús Álvarez Tovar


Finalmente y pese a los pronósticos ganó Donald Trump la presidencia de EEUU. 

Durante los últimos meses resultó casi  imposible sustraerse de ese circo político, por el terrible bombardeo mediático.

Fue una campaña sucia de parte de los dos candidatos del establishment, un auténtico carrusel de dinero por parte del poder fáctico gringo: El capitalismo financiero/mediático/narcotraficante.

Si, el capital del narcotráfico,
no olvidemos que la DEA en la práctica funciona como el Cartel más grande del mundo, de lo que da fe, entre otras evidencias, las toneladas de diversas drogas distribuidas a diario en un país donde se estima una cifra cercana a 100 millones de consumidores habituales, en un país donde viven el 50℅ de los consumidores de cocaína del mundo, donde se produce más del 40 ℅ de la marihuana a nivel global,  sede de varios paraísos fiscales donde campea el lavado de capitales. En resumen un negocio que genera más de 200 mil millones de dólares al año y que ocurre a la vista de todos. Estos sin contar los adictos a fármacos legales.
(Según cifras de agencias de la ONU y el propio gobierno norteamericano)

Es en este país donde ocurre esta singular contienda electoral, en medio de una auténtica frívolización del debate político, de la simplificación del mensaje, de la desaparición de otras propuestas o candidaturas alternativas, como la de la candidata del Partido Verde y los Socialistas, Jill Stein, que de lejos era  la postura mas progresista en esa contienda, quien fue totalmente invisibilizada.

Nunca hubo crítica sobre un sistema electoral decimonónico, atrasado, excluyente, anacrónico confuso, desigual y de elevada abstención.

Un sistema electoral pensado para garantizar el
bipartidismo, que es democrático sólo en apariencia, que limita o impide que surjan verdaderas propuestas de cambio. Que plantea un debate sobre una alternativa falsa, que sólo deja la opción de elegir  entre dos candidatos, que son simple y llanamente ambas caras de un mismo proyecto.

Especialmente en estas elecciones las opciones eran entre el más malo y la más mala.

Más que una campaña electoral presenciamos un "Show" de TV, donde Trump y Clinton interpretaron fielmente sus personajes,  siguiendo el guión cuidadosamente elaborado por asesores y publicistas.

No hubo una propuesta real sobre temas sensibles como la pobreza, la exclusión, la salud, la educación, la guerra, etc.

Sólo pudimos ver un absurdo enfrentamiento centrado en la personalidad de los candidatos, sus escándalos, su vida personal y ese tipo de sandeces. Es decir, material para ganar audiencia en los "Talks Shows" tremendistas o en algún  "Reality".

Trump, hombre de dinero vinculado al negocio inmobiliario, es también hombre de TV, a nuestro juicio muy curiosamente no fue el favorito de los grandes medios, al menos no de los medios hispanos en EEUU. No obstante era bochornoso observar, como ya desde la madrugada de este miércoles empezaron a cambiar su linea editorial con respecto a él, trocando al impresentable ignorante, racista, chovinista, machista y grosero Trump en un hábil genio de los negocios, de fino sentido del humor y de alma devota y piadosa.

No parece difícil que le acaricien el ego.

En el plano de la política internacional e injerencismo imperial,  seguramente no habrá mayores diferencias.

Obama, el nobel de paz de las 7 guerras en 8 años (Libia, Siria, Yemen, Irak, Palestina, Afganistan y otros oscuros lugares por el estilo) el de la expansión a niveles demenciales de la Otan,  terminó de demostrar lo poco que incide en la política de ese país los criterios o la personalidad de un presidente gringo, son los poderes fácticos del gran capital mafioso, como señalamos al principio quienes ponen la plata y  realmente gobiernan.

Trump,  el histriónico, no es ni mas ni menos peligroso que los Bush, Obama o los Clinton.  Es simplemente la expresión del fenómeno de la política convertida en espectáculo adormecedor, como en su momento lo fueron Ronald Reagan o Arnold Schwarzenegger, o el casi chistoso Berlusconi en Italia. Quizás Trump sólo sea un poco más ignorante, es difícil saberlo.

Finalmente es el mismo Musiú con distinto cachimbo,

afortunadamente lo sobreviviremos también



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