Hacer una
arqueología de la corrupción puede llevarnos a remontar los orígenes mismos de
la cultura occidental. Asesinatos, ansias por el poder, gula por la riqueza,
sometimiento, control, codicia, han sido los motores de la historia, pues estos
siempre han sido los deseos por los cuales se moviliza la clase dominante. De
esta forma, desde que triunfó el capitalismo (S. XVIII), la competencia y el
individualismo, necesitan de estos deseos (valores anti-humanistas) para
producirse, re-producirse y multiplicarse. Todos estos elementos, producen unas
relaciones sociales, que son justificadas o resguardadas por un aparataje
jurídico que sirve a los intereses de la clase dominante.
La cultura
que re-producimos constantemente en la Venezuela del siglo XXI, es reflejo del
sistema hegemónico en el que vivimos. La explotación petrolera, produjo una
sociedad rentista, y permitió el desarrollo de un capitalismo parasitario, o como
lo denomina el profesor Asdrubal Baptista, un capitalismo rentista. Esa forma
de generar riqueza, dio cuenta a su vez de una cultura política, hoy manifiesta
e identificada como la cultura cuartorepublicana (adeco-copeyana), la cual
cabalga en psiquis de muchos de los “dirigentes” de la revolución que se inició
con la fundación de la quinta República. A partir de estos cortos
señalamientos, sin duda, se despliega un complejo análisis relacionado con el
carácter sistémico, de un hecho tan complejo como el de la corrupción en
Venezuela, que no en balde ha sido naturalizado, para que se observe como parte
normal del actuar político. ¡No chamo, los adecos robaban, pero dejaban pa
otros, ahora, no dejan pa nadie!
Leemos esto,
y nos parece natural. Incluso asociamos la corrupción, a una oportunidad que se
nos presenta, al mejor estilo de “pegarle al gordo” en la Lotería. Así, en
pleno siglo XXI, llegué a escuchar a un viejo dirigente adeco afirmar, que en
éste país la riqueza que generaba el petroleo era tal, que la única forma de
distribuirla era a través de la corrupción. El reflejo de esto es la poca
capacidad (o voluntad) para generar una política pública que permitiera
re-invertir esos recursos en la población. Sin duda, es un problema que abarca
muchos ámbitos, pero que en síntesis, es reflejo de la holgazanería política,
el facilismo y los “deseos” que mencionábamos al inicio. La corrupción es hija
de la dominación, por tanto es una herramienta fundamental de capitalismo.
En un debate
que tuvimos unas semanas atrás, sobre la ciencia y la tecnología, y las
contradicciones que a su alrededor se generan, alguien en la mesa plateó algo
bastante importante. Un estudioso del área científica opinó tajantemente, que
todo individualismo es negativo. En seguida, Doña María, agroecóloga de
militancia, sustentó la opinión del estudioso, haciendo ver las consecuencia
del individualismo en el cuerpo humano, mencionando al cáncer como enfermedad,
manifestación que no refleja otra cosa que el acto individual de una célula,
ante todo el sistema que compone el organismo. podríamos entonces argumentar,
que como el individualismo es el valor supremo del sistema capitalista, éste
último se convierte en un cáncer, que mantiene enfermo al sistema social en el
cual nos desenvolvemos los seres humanos. Parece algo simple de comprender, sin
embargo, hay sus defensores, aunque la realidad les esté gritando, que los
flagelos que nos constriñen, son consecuencia directa de las visiones de mundo
que re-producen la lógica del capital. De igual manera, podríamos afirmar, que
la corrupción pasaría a ser el acto más representativo del individualismo
competitivo. Bases fundamentales para la vida del capital.
Aquella
promesa de la modernidad, de que el “progreso” llegaría definitivamente a los pueblos
del mundo, ha sido un fracaso, ha sido una de las más grandes estafas por las
que ha atravesado la humanidad, ha sido el embauque teórico más terrible del
que mundo haya dado cuenta, pues a costa de esto, mataron poblaciones enteras
en nombre de la civilización, dando pie a la consolidación de un sistema de
producción, en el que los seres humano compiten por alcanzar una fantasía que
no se adapta a la realidad material de la humanidad. Robar al sistema, sobarnos
entre nosotros, robar a nuestro pueblo, desaparecer el erario público, robar a
los pobres, puede estar bien si lo justificas a través de las leyes burguesas,
incluso, puede estar bien si hay impunidad, si nadie se queja, o si el grueso
de la población aprueba este tipo de conductas.
De esta forma,
afirmar que es corrupto el político, que es corrupto de a pie, el empresario,
el comerciante, el policía, el ciudadano, el fiscal, el guardia, el bodeguero,
el busetero, el motorizado, el taxista, el kiosquero, el vocero del consejo
comunal, el maestro, el funcionario público, sería darnos cuenta que no hay
esperanza, por ello negamos de tajo esta afirmación. No obstante, si creemos en
la posibilidad de ser susceptibles a la corrupción mientras vivamos en éste
sistema. Su naturaleza, genera corruptos, corruptores y corruptibles. Por un
lado genera opulencia y en la otra cara de la moneda está siempre la pobreza.
Todos los
venezolanos deberíamos apoyar la lucha en contra de la corrupción, y no como
hizo un número reducido de opositores, quienes marcharon en contra de los
planteamientos que se han venido trabajando para acabar con éste problema. Los
socialista no pueden ser corruptos, eso es una contradicción ética. Los
revolucionarios debemos comenzar a instalar una nueva cultura, que sea
antagónica a los valores del capital, para ello debemos mostrar experiencias
reales, predicar con el ejemplo y desburocrátizar los espacios que pretenden
dinamizar los procesos organizativos del pueblo. Es simple, o luchamos en
conjunto en contra de la corrupción o nos vamos a comer unos con otros
(canibalismo necrófilo). Para ello, es necesario otra cultura, es decir otro
sistema.
En una
próxima entrega estaremos analizando a dos autores, que cuestionaron en su
momento las formas en cómo se desarrollaba la política durante la “flamante”
dirigencia adeco-copeyana, estos últimos, sabios y eruditos de las artes
mágicas del robo y la vagabundería en el poder.
La lucha es
por recuperar la patria. Pero también por recuperarnos a nosotros mismos!!!
Vocero del
Colectivo de Acción Revolucionaria CAR-Mérida
carlos_rivas_45@hotmail.com
Colectivo
Casa del Costurero.
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