Por lo general, cuando estamos en una
comunidad observamos contradicciones tremendas, tanto en las concepciones de
mundo, como en las relaciones sociales con las que los sujetos se vinculan
entre sí. Se naturalizan las desigualdades, y hay unos cuantos, que dentro del
mismo grupo social, pretenden diferenciarse de sus pares de clase. Obreros,
empleados públicos, Vigilantes, albañiles, carpinteros, mecánicos, secretarias,
licenciados, abogados, comerciantes, profesores, cocineros, en fin, una gran
gamma de mano obra, barata y calificada, individualizada y sumergida en el
zapíng placentero del entretenimiento televisivo. Nuestras comunidades están
atomizadas y desarticuladas. Sí, la democracia burguesa logró instalar la idea
de que no tenía sentido preocuparnos por nuestro entorno; que los problemas de
mi vecino no eran de mi incumbencia, por tanto no afectaban mis intereses, y
que en consecuencia nosotros, los electores, elegimos a los gobernantes para
que ellos se “ocupen” de solucionar problemas puntuales de nuestras
comunidades, para entonces yo tener tiempo “de hacer otras cosas”. Cosas, por
lo general, que se convertirían en problemas, los cuales serían resueltos por
los gobernantes de turno. Y de esta forma, el círculo vicioso.
Re-componer nuestras comunidades
es una responsabilidad de todos lo revolucionarios, es por ello que la casa del
costurero in-surge, para cambiar radicalmente las formas tradicionales de hacer
política. Esa idea, de re-construir una historia nuestra, de nuestras luchas,
de nuestra necesidad y derecho a la paz insurgente y rebelde (no hacemos
mención aquí a la paz burguesa), nos invita a generar espacios distintos para
el encuentro, para el diálogo y la construcción colectiva. De esta forma
creemos firmemente en la necesidad de fortalecer desde nuestras comunidades,
los autogobiernos comunales, sin embargo esto requiere de una labor tremenda en
cuanto a la consolidación de una nueva subjetividad que rompa en definitiva con
los valores individualistas y competitivos del liberalismo mercantilista.
La cultura, la formación, la
organización y la auto sustentabilidad, son elementos centrales de un proceso
de re-composición comunitaria, el cual levanta la voz y grita a los cuatro
vientos, NO QUEREMOS GOBIERNOS, QUEREMOS GOBERNAR. Todo eso nos convoca al
compromiso militante, y nos pone un reto sobre nuestras narices, el cual nos
obliga al hacer transformador y la constante reflexión sobre lo que se hace,
para avanzar en la consolidación de un tejido social que permita profundizar un
nuevo modelo político en el que la gente retome el derecho a gobernar su propia
realidad.
La casa del costurero de los
sueños emancipatorios “Eulogio Paredes”, crea y re-crea nuevas realidades, se
convierte en un espacio de confluencia de distintos colectivos y movimientos
sociales, donde se reflexiona sobre la comunicación y su relación
interdisciplinaria con otras áreas del conocimiento, donde se construye en
colectivo, donde la solidaridad se traduce en trabajo conjunto. Ahí en el
costurero tejemos y predicamos con compromiso militante, sin esperar nada a
cambio, sólo la transformación de éste mundo. A tejer, a reconocernos, a
solidarizarnos. Aprendamos a caminar en revuelta permanente!!!
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