“El
hombre actual ha superado las distancias pero no sabe crear autentica cercanía”
Martín Heidegger.
"Nuestra historia narra el modo como se vincula la
cultura occidental, su vinculo prepotente impone, no dialoga, no se
encuentra sino que conquista"
Carlos García.
Carlos García.
Toda sociedad en transición vive un proceso complejo
de contradicciones en el que nosotros somos los reproductores de aquello que la
genera o podemos, si logramos darnos cuenta, ser los productores de nuevas formas
de producir la vida que superen la contradicción. En este caso, la
contradicción es la vida misma desplegada desde el mito de la modernidad, por
ello, superar la contradicción es producir nueva cultura, queremos decir, apuntar
a nuevas formas de producir la vida, que en nuestro caso es la constitución del
ser comunitario o ser de liberación Nuestro-Americano a partir de la comunidad
como práctica y horizonte.
Este cambio de época que atravesamos, cuya crisis ya
es civilizatoria nos demanda actos cuya coherencia apunten desde el día a día
de cada quien a contribuir en la constitución de otro mundo necesario. Para
ello, volvemos a hacer énfasis en que el mito de la modernidad-capitalista en
su etapa más desarrollada (neoliberalismo) necesita de una humanidad pertinente
a su lógica, y en tal sentido sabemos que es una humanidad descomprometida e
individualista que asume al otro como objeto y no sujeto. En esta última etapa de
este mito civilizatorio, ya todos somos constituidos como consumidores y no
personas.
Nos gustaría mencionar aquí, que en la tarea de ir
constituyéndonos como seres de liberación Nuestro-Americanos, o seres
comunitarios cuyas prácticas nos liberen del mito de la modernidad, debemos
tener en cuenta que la comunidad y la familia son los espacios
inter-dependientes para producir otra cultura que cree o constituya mitos que
den otro sentido de existencia al inoculado por la modernidad. Hablamos de
prácticas objetivas que produzcan una nueva subjetividad. Para ello es preciso
aclarar que los encuentros cara a cara, constitutivos de toda comunidad son el
modo de liberarnos de la soledad y el aislamiento al que nos ha sometido el
modo de vida fragmentario y descomprometido de la modernidad-capitalista. Por
lo tanto, los encuentros cara a cara, son un acto de revolución civilizatoria.
Para continuar arando el terreno de nuestro proceso de
liberación, nos parece vital insistir con ahínco en la necesidad de vincularnos
como historias con los otros en encuentros fácticos, comprometidos, porque los encuentros
cara a cara nos llevan a la elemental y necesaria condición de juntarnos para
crear vida.
En efecto, si los encuentros cara a cara son genuinos,
es decir, si disponemos todo nuestro ser allí, se involucra el cuerpo y la
persona como totalidad, como historia para ir incorporando al otro en el mundo
interno de cada quien, porque en el otro, en su rostro y su mirada encontramos
su humanidad y la nuestra. Es así que asumimos la vital necesidad de re-encontrarnos
para ser personas que juntándonos funjamos como potencia en la constitución del
nuevo mundo, y no en dispositivos listos para ser usados u objetos consumidores pasivos hedonistas.
Para Enrique Dussel, una persona es tal, cuando se
establece la relación cara a cara con otra u otras personas, sólo así, es que
se es una persona que en su praxis[1]
establece un vínculo, una historia, es decir, se efectúa un acto directo ante
otra persona que da sentido y existencia. La relación cara a cara es material,
es unidad, carne. Podríamos decir que somos personas en tanto nos vinculamos
concretamente junto al otro[2].
Es la mirada del otro que me define en palabras de Sartre. Sin el otro no
existiríamos, por ende, necesitamos vincularnos con otros para entramar, para
hacer comunidad[3]. Por eso reafirmamos que una comunidad tiene existencia
si es praxis en su relación cara a cara junto con los otros. De otro modo no
pudiéramos hablar de comunidad sino de conglomerado, o de serie en palabras de
Jean Paul Sartre.[4]
De modo que la liberación del mito de la modernidad
que tenemos incorporado, el cual hemos heredado mediante prácticas sociales
naturalizadas y que se cristalizan en matrices de aprendizaje, sólo es posible
si nos constituimos en comunidades, y para ello debemos reconstruir nuestros
modelos comunicacionales que como iremos viendo son constituyentes de cualquier modelo de mundo. Así que reconstruir nuestros modelos comunicacionales para construir otro mundo, pasa por comunicarnos de modo más horizontal en los que los otros puedan
formar parte de la “comunidad de comunicación”, como lo llamara Habermas. Es
decir, donde todos podamos ser interlocutores válidos, reconocidos
desde la otredad, desde la diferencia complementaria para construir comunidad,
es decir, vida.
Trataremos a partir de ahora, en dar cuenta cómo es que el mundo que tenemos es producto de un modelo de comunicación funcional a la ontología de la conquista y cómo a partir de otros modelos de comunicación y de comunicarnos es que podemos dar parto a otro mundo, que creemos es el comunitario. Comencemos:
Para Enrique Dussel nuestra condición actual es producto de la imposición que occidente ha efectuado sobre el mundo a partir de 1492, y que haciendo uso de otros mitos como los de la cultura griega, construye, racionaliza y elabora el mito de la modernidad.
Para Enrique Dussel nuestra condición actual es producto de la imposición que occidente ha efectuado sobre el mundo a partir de 1492, y que haciendo uso de otros mitos como los de la cultura griega, construye, racionaliza y elabora el mito de la modernidad.
Para él, el problema comienza con la concepción del
ser humano y el mundo que se ha construido a partir del pensamiento y mito griego, pues considera que los mitos
constituyen el ser, y en el caso de la modernidad, el ser moderno es una
subsunción y reproducción del ser helénico el cual los modernos asumieron como
condición humana y “universal” para luego asumirse como “civilizadores” del
mundo. Dussel haciendo contraste con el mito griego, nos dice que para otros
mitos, como el semita, el humano es considerado como unidad, carne que al morir
resucita, por ello el bien se hace en la carne, en la persona necesitada, se satisface la necesidad vital que en el cuerpo se manifiesta; el cuerpo, la carne es el lugar donde mora lo humano, es decir, este mito demanda actos de
coherencia; por lo tanto el reino de dios es la comunidad, y es en ése lugar,
desde ése locus donde se gesta la
práctica cristiana liberadora de hacer el bien al otro. Es decir, la condición
de liberación y de concreción del reino de dios es en la comunidad que siendo
parto doloroso, es ya, en la realidad, el reino comenzado.[5]
Mientras que para los semitas el humano
es unidad, es carne y praxis, para los griegos el cuerpo y alma son dos entes
distintos, y por ello creemos se separan
los actos de las ideas.[6]
Entonces, vemos que hacer el bien al otro, su
realización, es constituir la comunidad para encontrarnos cara a cara con dios,
es decir, el otro. El mal sería según nos comenta Dussel, la interrupción, la
ruptura del cara a cara, la negación del otro y su dominación[7].
De modo que podemos inferir que la fragmentación, el individualismo y el descomprometimiento
que nos define actualmente de modo caótico, sería una suerte de poietica[8]
negativa que se ha naturalizado como forma de vinculo. Así podemos decir que la
modernidad-capitalista es la cúspide del mal, el otro no aparece sino como
objeto, o como peligro, por eso en la modernidad-capitalista al humano se le
devora, el capital lo subsume como objeto, lo explota, lo aísla, aniquila y nos
convierte en los reproductores objetivos de su subjetividad.
Ahora bien, el mito de la modernidad impuesto como
ontología, tiene su historia constitutiva en 1492, con la llegada de los
europeos a Nuestra-América. Nos parece que en la constitución de tal
ontología, se consolidó un modo de comunicación pertinente para su reproducción,
es decir, la comunicación necesaria de tal ontología donde el otro es objeto o
cosa, es el ateniente a la relación vertical, unidireccional, la relación de
sujeto-objeto, es decir, hay un sujeto que habla y un objeto que escucha.
Tomemos en cuenta que para los colonizadores, los indios no eran personas, y
por lo tanto no se podía establecer una comunicación con lo que para ellos no
era humano o se encontraba en una condición inferior a su humanidad, la
europea.
No es sino en el siglo XVI en duras discusiones, que se
estableció argumentativamente una “inclusión” violenta de los pueblos americanos
a la cultura occidental; una “inclusión” que desconoció todo lo que era el
indio como persona y cultura, lo anuló para tomarlo como recipiente al cual se
le depositaría “nueva información, nueva cultura” y así formara parte de la
“comunidad de comunicación” es decir, del mito de la modernidad, “dejando atrás” su condición de inmadurez, de
animalidad.[9]
Recordemos que para los europeos, América era la
aparición de lo mismo, de una instancia ya superada de su pasado, por ello es que
decían que los indígenas eran como niños inmaduros[10].
En tal sentido para Colón Abya Yala[11]
fue el encuentro con una región de Asia y no con un nuevo mundo, lo que
apareció para Colón, fueron regiones del sur del continente asiático, por eso no pudo asumir
que los pueblos del continente eran distintos, otras historias, otras
cosmovisiones, sino parte de una historia pasada que ellos, los europeos veían
como instancia superada.
Del mismo modo recordamos, que el ego conquiro arribó
con Colón como primer hombre moderno que salió oficialmente en la búsqueda de
tierras y rutas, luego el ego conquiro, el yo
conquistador se constituyó como referente con Cortés (el militar, el
conquistador) como modelo práctico del hombre moderno, su subjetividad es el
referente que pasó a formar parte del modo de vincularnos con los otros y el
mundo, su modelo vertical de comunicación se naturalizó y todo el orden de
organización social de la modernidad se edificó sobre esta subjetividad y
modelo de comunicación.
El proceso de colonización y su modo de comunicarse
con el mundo (cosas y no personas) se efectuó en dos planos que según Dussel
son: en primer lugar, la colonización del mundo de la vida o (Lebenswelt)[12]
es decir, primero sobre sus territorios y sus cuerpos, y en segundo lugar,
sobre su cultura y su lengua (imaginario o Imaginaire)[13].
Los pueblos Nuestro-Americanos, tenían o tienen modos
de organización comunitarios en los que sus modos de vínculo y comunicación son
más coherentes y solidarios, sus mitos permiten una relación armónica con el
mundo de la vida[14], se
respeta todo ser viviente por ser considerados seres, es decir, tanto animales
como la naturaleza son parte de la comunidad.[15]
La colonización efectuada en estos dos planos, ha
destruido y desintegrado, aunque no totalmente, toda forma de organización
social que constituían las culturas de los pueblos Nuestro-Americanos. La
conquista del mundo de la vida, fue un acto sanguinario. Para haber colonizado
el continente en menos de cien años, implicó una brutal empresa de exterminio
por parte de los colonizadores. En el caso del segundo plano se instalaron
escuelas y se implantaron prácticas en donde la cultura imperial, feudal en un
primer momento y luego moderna se reprodujo. Por eso nos parece importante
resaltar que la colonización mental (imaginario o Imaginaire) fue una de las
campañas a las que más énfasis se le hizo.
Así es que nos cuenta Dussel, se fue erigiendo desde
el ego conquiro, el ego cogito cartesiano, característico de la modernidad y de
su forma de conocer el mundo. Es decir, el comienzo de la separación del mundo
en partes, de la fragmentación.[16]
También la aparición del ego cogito cartesiano como racionalidad significó de
alguna manera el comienzo de la batalla contra la comunidad y el ser
comunitario de los otros pueblos no europeos.[17]
El dominio en el plano de lo imaginario pasó por
instalar espacios y prácticas en donde se les incorporara a los pueblos de América
la cultura occidental, no funcionando del todo, pues los pueblos mantuvieron
sus prácticas solapadamente y en otros casos abiertamente. Los espacios
educativos instalados por el ego magistral[18]
desde la colonia para incluir en la “comunidad de comunicación” a los pueblos originarios,
no pudo eliminar las prácticas de los pueblos colonizados. Pues la cultura
popular, se mantuvo marginalmente hasta nuestros días[19].
Sin embargo, a pesar de nuestras resistencias como
pueblos no europeos que mantenemos de alguna manera vivas las culturas
originarias mediante prácticas sincréticas de lo amerindiano, la campaña de
colonización continúa hasta nuestros días, de modo más sutil y racionalmente
más elaborado. Creemos, aunque sería tema de investigación más profunda, que lo
que llamamos medios de comunicación, fungen en realidad, como mecanismos de
dominio por parte de la ontología de la conquista que caracteriza a la
modernidad capitalista, es decir, a occidente. Por ello, continuaremos apelando
a Dussel que nos devela cómo la pedagógica occidental, es por sí misma dominadora
e imperial por estar constituida desde el ego conquiro. Para Dussel, la
dominación en el imaginario o plano de lo mental es más sofisticada que hace
quinientos años, sin embargo cumple el mismo papel y con más eficiencia, pues los
llamados medios de comunicación, son ahora, los instrumentos de dominación de
la modernidad-capitalista[20].
Veamos:
Para Dussel, las nuevas técnicas de dominio no sólo son
las universidades, las escuelas y la formación formal impartida por el estado,
que a fin de cuentas responde a la lógica colonial-vertical, burguesa e
imperial. Sino que ahora los medios son parte de las campañas de colonización
por parte de la modernidad capitalista mediante series de televisión, películas
y programas. Los medios inyectan e inoculan modos de sentir, pensar y hacer
pertinentes a la reproducción de su subjetividad. Queremos decir, que los
medios son ahora los conformadores por excelencia de la subjetividad pertinente
para el despliegue del neoliberalismo. En otras palabras, hablamos de un ser
humano constituido por los medios de comunicación.[21]
La retórica de la
modernidad capitalista, tuvo en un primer momento como vehículo de propaganda a
la cruz y la espada, a los piratas y las campañas exploratorias de comerciantes
y reyes[22],
luego a sus colonias y compañías, que derivaron en estados nacionales modernos
y transnacionales, que a partir del siglo XX comenzaron a usar un instrumento
que les permitiría llegar a los rincones más recónditos en un mismo momento
desde un solo emisor: La radio, el cine y la televisión; instrumentos que han
funcionado como medios de inoculación de información y cultura de los países
colonizadores sobre los países ocupados.
Desde los países portadores
de la ontología de la conquista, les han llamado a estos instrumentos “medios
de comunicación”, pero, preguntémonos, ¿qué es comunicación? ¿Cómo estos instrumentos forman parte de la
nueva colonización?
La comunicación es un
fenómeno, sin el cual la vida no es posible, desde el comienzo del universo,
las partículas fueron comunicándose unas con otras para la creación de las
galaxias, de las estrellas, de los planetas y de la vida[23].
Comunicación viene de la
raíz latina communis que quiere
decir: común, mutuo, participado; poner en común algo con otro. Communis es la misma raíz de com-unión,
de com-unidad; expresa algo que se comparte: que se tiene o se vive en común.
Así podemos decir, que una
comunidad es posible si mantiene vínculos, si se comunica y articula entre
ella, si se entreteje y puede generar cultura, vida, es decir, prácticas que
transmiten nuestra forma de ser y hacer en el mundo. Entonces, la comunicación
es un proceso de intercambio de
mensajes, donde los roles emisor-receptor se intercambian e inter-actúan; de
forma recíproca. Es cuando la gente habla cara a cara, se relaciona, se cuenta,
se puede narrar, se puede mirar con y a través de los otros constituyendo una
mutua representación interna, allí se entreteje un mundo común, una comunidad,
es decir, praxis que como veíamos, es la relación cara a cara para ser
personas.[24]
Ahora bien, si el proceso dinámico de la comunicación se
mutila y nos reducimos a receptores pasivos, nuestro tejido comunitario se
desentrama y emergen socio-patologías que van disociando y en consecuencia
esquizofrenizando[25]
nuestro relato histórico como personas y como comunidad.
El modo de vincularse de la
cultura occidental, o de la modernidad-capitalista con otras culturas, ha sido
mediante la imposición, el mando, la superposición y no el diálogo.
El modelo comunicacional de
tal ontología dominadora es el emisor -receptor,
es uni-direccional, la reciprocidad es precaria, no hay intercambio de roles ni
hay inter-acción. Por eso los europeos llegaron y acabaron, colonizaron
desconociendo todo lo que existía en estas tierras.
Este mismo modelo
unidireccional es utilizado en lo que conocemos como “medios de comunicación”
que en realidad son, medios de difusión de información. La retro-alimentación
del mensaje emitido de este modelo, se basa en resultados y efectos, la
devolución es pobre. Al carecer de reciprocidad y de intercambio de roles
permanentemente entre emisor y receptor,
podemos deducir que, lo que existe aquí es un proceso de inoculación e
inducción. Este modelo que en un primer momento correspondió a Cortés, a los
colonizadores que como sujetos en su relación vertical con los otros considerados
“objetos”, inocularon la cultura cristiano-europea, ahora corresponde y es
empleado desde mediados del siglo XX por los medios de difusión para dominar
culturalmente a otras regiones del mundo.
Las potencias occidentales
e imperiales desde la década de 1950 del siglo XX, han empleado vehementemente estos
instrumentos para bombardear masiva y propagandísticamente a todo el planeta, y
así constituir una subjetividad del consumo, directamente vinculada a las
marcas o mejor dicho, una subjetividad armada por las marcas y direccionada a
consolidar el modelo de vida consumista neoliberal de la modernidad capitalista.[26]
El bombardeo ideológico de
los medios de difusión, llamados también, medios masivos o mass media, han hecho énfasis en la colonización a través de lo
simbólico, de las imágenes, de los significados y de la imposición de un
lenguaje que nos desarraiga de nuestra realidad histórica y social[27].
Es lo Thorsten Pattberg[28],
llamó: “mi lenguaje, tu prisión”.
El trabajo ideológico de
los mass media, es ir constituyendo una subjetividad que les permita
re-colonizar a los pueblos de los territorios que quieren ocupar para la
extracción de recursos naturales. De modo que, van inoculando un lenguaje y
cultura ajena para desmantelar la historia constitutiva de las naciones que
quieren ocupar. Mutilan el vínculo comunicacional de las comunidades e inyectan
una cultura fragmentada con códigos foráneos.[29]
Durante las décadas de 1980
y 1990 del siglo XX, la televisión y las salas de cine, estuvieron marcadas por
un relato anglo-sajón del mundo en el que la violencia y estigmatización a todo
aquello que no fuese parte de aquél mito era considerado como denigrante, así se
fue inoculando un Éthos de la
violencia y no de la justica. Películas, propagandas y novelas durante aquellas
décadas, fueron condicionando la subjetividad acorde con la visión
extractivista y consumista de los países dominantes. Preguntémonos cuáles películas
nos gustaban a la generación de aquellos años. Es muy probable que la mayoría
apelemos a las mismas producciones cinematográficas, pues los mass media nos
entretuvieron y educaron mediante películas como Top Gun, Rambo, Indiana Jones
y las de futuro distópico como Terminator y Mad Max.
Aquellas décadas, fueron
también testigo de la masificación de los videojuegos; un incipiente simulacro de una realidad deseada
por la cultura bélica imperial.
Donald Winnicott[30],
famoso psicoanalista infantil, dice que el juego es un ensayo de la realidad,
un ensayar a ser grandes, un ensayar las escenas que tocará desempeñar en el
mundo. El niño juega a ser papá o mamá, ser médico o paciente, policía o
ladrón, profesor o estudiante, es decir, ensaya roles y se identifica con
ellos, los incorpora y luego los pone en juego, los reproduce. Lo que no
imaginó Winnicott es que, desde hace dos décadas al presente, el ensayo de la
realidad está mediado por los video-juegos, cuyo contenido violento constituye
una subjetividad bélica donde el otro no aparece sino como objeto perseguidor
que debe ser eliminado. Los niños y adolescentes de hoy, ensayan una realidad
plagada de violencia y muerte. Las nuevas generaciones ensayan una posible
guerra que habrá en el “futuro”. Es una “realidad” que desde los países
dominantes apuntan a que incorporemos en nuestro mundo interno, quieren que
vayamos incorporando una realidad donde la violencia y la muerte corran
cotidianamente. Estos video-juegos tienen una doble finalidad, la primera es
crear subjetivamente el rol de “héroes” en la población ocupante (constituir,
potenciar y reproducir al ego conquiro), y la segunda es la de preparar la
subjetividad de derrota y destrucción del país ocupado (constituir a un yo
oprimido, pasivo y alienado).
Las historias de soldados
norteamericanos que han estado en campaña militar, durante las guerras del
Golfo Pérsico en 1991, Irak 2003, Afganistán 2001, Libia 2011 y Siria 2011
después de haber regresado a su país de origen, revelan que para evadir la
culpa a la hora de accionar el cañón del tanque, escuchan Death metal a alto
volumen y se imaginan que están frente a la pantalla de un videojuego. Este es
el triste relato de una generación que viene formándose en la cultura de la
muerte, el Éthos de la violencia y el
ego conquiro.
En el caso venezolano, en
el campo simbólico-psicológico (en el lenguaje y en nuestras mentes), hemos
sido sometidos a una guerra por el control de la subjetividad, una guerra de
cuarta generación, que va dirigida al campo subjetivo, es decir, a nuestras
mentes. Esta guerra busca destruir completamente los vínculos, la memoria, y desentramar
completamente cualquier viso de comunidad, en este caso, pasa por la
destrucción del país y todas sus relaciones.
Nuestra subjetividad como
pueblo es un campo de batalla, y las grandes empresas nacionales e
internacionales, canales de televisión, “redes sociales” juegos, producciones
cinematográficas y miniseries, están direccionadas a dominar nuestra
subjetividad para mantener el estatus quo de una clase que históricamente nos
ha dominado y saqueado.
Retomando el hilo anterior,
decíamos más atrás que si el proceso
dinámico de la comunicación se mutila y nos reducimos a receptores pasivos,
nuestro tejido se desentrama, se descompone y emergen socio-patologías. El
dominio simbólico de la cultura colonizadora mediante los mass media, han profundizado la fracturación de las tramas
vinculares, cada vez nos encontramos y nos miramos menos; el communis, el poner algo en común con otro, queda de lado para
que emerja el solitas, cualidad de estar
sin nadie más. Los “encuentros” entre personas ahora son virtuales. La
cultura vincular, imprescindible en la
constitución y consolidación de una comunidad, el cara a cara para la
realización del reino prometido, “cede” su lugar a la cultura mediática,
esta última es, la sustitución del vínculo real por la pantalla. Nuestra disposición
con virtudes y defectos como seres integrales ante el otro se empobrece cada
vez más, ahora nos disponemos a través de un muro en la “red social” donde
ponemos fragmentos de nuestro ser. Esta forma de disponernos al otro es el
signo fragmentario de nuestra época.
El encuentro cara a cara,
propio del fenómeno natural de la comunicación y de la constitución de la
comunidad como praxis, se precariza. Entre tanto, el contacto empobrecido con
otro vía web, nos da la falsa sensación de haber establecido la relación y la
tarea a la que todo vínculo conduce: la comunicación.
A través de la pantalla, no
existe una relación vincular profunda, es decir, el encuentro cara a cara donde
incorporo al otro en mi mundo interno desde su otredad para constituir el
nosotros.
En la pantalla no está
presente la relación como: acción y
efecto de llevar algo otra vez ante otra persona, y ése algo es conocimiento que;
cuando uno relaciona (llevar el conocimiento de) una persona a otra, forma una
conexión mental y corporal, hay un atravesamiento, cuando hay comunicación hay
modificación de esquemas y estructuras, hay un cambio, hay una transformación
de las dos personas en su encuentro, es decir, praxis. Este proceso lo
hallamos empobrecido en el contacto a través de la pantalla, porque lo que hay
allí es un mero contacto, que es: acción
de tocarse o simplemente estar sin trascendencia.[31]
En efecto, pensemos un
poco: ¿Por qué ahora nuestra forma de “relacionarnos” es mediante la pantalla o
“red social”? ¿Qué ha ocurrido que nos cuesta encontrarnos en un espacio y
tiempo para vincularnos, relacionarnos y transformarnos en la realidad
transformándola a su vez? ¿Por qué nos cuesta vincularnos físicamente para
realizar cualquier tipo de tarea?
Estas preguntas nos
conducen a las siguientes respuestas:
Los encuentros cara a cara
han venido empobreciéndose como venimos viendo, con la intención de que sigamos
dominados. Hemos incorporado tal fenómeno reproduciéndolo de forma implícita,
pues des-vinculándonos, nos vamos neutralizando como seres comunitarios con un
proyecto de realización por concretarse.
Una comunidad o sociedad
que se des-vincula se ve empujada a fragmentarse en la individualidad de sus
habitantes, al solitas, al egoísmo, a
la supervivencia y por consiguiente a la aparición de socio patologías y
psicopatologías vinculares que Enrique Pichón Rivière llamó Patologías del Vínculo[32].
Expliquemos un poco: un
sujeto sano, es aquel que puede comunicarse con el mundo y puede vincularse
para armar historia, puede modificarse y adaptarse al medio para poder vivir en
conjunto con otros, aprende del mundo. Enrique Pichón Rivière, comprendió que
el humano es un constante proceso de constitución dialectico, donde a través
del vínculo, el sujeto introyecta y eyecta el mundo mediante un complejo
entramado de relaciones. A partir de la comunicación con el mundo el sujeto
aprehende y aprende.[33]
A este proceso de
comunicación entre el mundo interno del sujeto y el mundo externo, donde el
sujeto aprehende la realidad para transformarla y transformarse al mismo tiempo
Pichón la llamó: Adaptación Activa a la Realidad cuyo sinónimo podemos decir
que es el aprendizaje.[34]
Ahora bien, si este proceso
ecológico[35]
de comunicación entre el mundo externo y el mundo interno, donde el sujeto se
transforma y cambia no se da, el sujeto se enferma y estereotipa, es decir, se
estanca, generando una adaptación pasiva ante la realidad que obstaculiza el
proceso de comunicación y aprendizaje dando paso a la emergencia de
enfermedades y patologías de la conducta. El humano como la vida misma es un
proceso comunicacional y si hay comunicación, hay salud mental, por
consiguiente Pichón dijo que “La comunicación es el riel de la salud mental”
Siguiendo el pensamiento de
Pichón, en sus investigaciones derivadas de su mismo proceso vital y encuentro
entre culturas, dio cuenta que el grupo, es el instrumento o la instancia
diríamos nosotros, mediante el cual el sujeto construye su subjetividad (su
mundo interno), se encuentra con el otro, se confronta, se mira a través del
otro, se define por antítesis ante el otro y dialécticamente se transforma
junto con el otro (hace síntesis). Nuestra matriz de identidad es grupal y por
ello la cultura se transmite, se crea y recrea. La familia es el grupo primario
de instalación del ser humano en el mundo de la vida para después ir a la comunidad
o sociedad a integrarse e interactuar con otros grupos (mundo externo).
Entonces vemos que, el
grupo es la instancia de instalación y vinculación del humano en el mundo de
vida y la cultura. Si esta instancia se encuentra mutilada, nos constituimos
como seres amputados, acríticos, con una subjetividad uniforme y patológica,
nos vemos reducidos a objetos, instrumentos para la utilidad de otros, o meros contactos, típico de la esfera animal.
Por ello, entendemos que tanto
el grupo, como la reunión, el encuentro y la comunidad como reino prometido han
servido históricamente para mirarnos, admirarnos, y antrópicamente para
contenernos e identificarnos. Es así que los encuentros en grupo, en comunidad,
donde hay un proceso real de comunicación; son de hecho la instancia para
planificar y encontrar los modos operativos de llevar a cabo los proyectos que
nos planteamos, las esperanzas y los sueños. Podemos decir que esencialmente la
vida humana es comunitaria. No en vano, durante las dictaduras militares en el
cono sur de Nuestra-América[36]
prohibían las reuniones, los grupos y los encuentros. Estaba prohibida la
reunión de más de dos personas en los espacios públicos, porque era sinónimo de
organización y había que aniquilar todo indicio de tal proceso.
Las burguesías pro-imperiales,
nacionales e internacionales han comprendido que la manera de controlar a una
sociedad es aislando y atomizando a su población. Al no poder hacerlo con
represión física, como sí lo hicieron en Nuestra América durante las dictaduras
en el siglo XX, lo hacen aislándonos psicológica y físicamente con la creación
de espacios ficticios de acción; “espacios virtuales” donde la gente tiene la
ilusión de “formar parte de una comunidad”. Así, emergen las “redes sociales”
como mecanismo para controlar la posibilidad de que nos vinculemos cara a cara,
nos encontremos y articulemos, podamos pensarnos y hacer para transformar.
Podríamos decir que es un modo perverso de ejercicio del mal[37]
En estos espacios virtuales
o “redes sociales” la posibilidad de contrastar la subjetividad y hacer
síntesis con otro es muy pobre. Como dijimos atrás: en la web hay una
disposición ante el otro fragmentada, reducida, un simulacro del cara a cara,
decimos que es un simulacro porque en el contacto a través de la red se ponen
pedazos de la persona, no la persona como unidad; podríamos decir que es el
simulacro deseado de la persona lo que se gestiona ante la web.[38]
De modo que la “red social”
o las “comunidades digitales” responden más como un medio de inoculación de
mensajes fragmentados que de construcción del proceso comunicacional para
conformar una comunidad.
En nuestros países, los
sub-desarrollados por la modernidad-capitalista, las “redes sociales” funcionan
para neutralizar y controlar, para no permitir organización. Las personas
tienen la sensación de hacer sobre la realidad a partir de montar una foto o un
comentario en el muro. Su acción digital 2.0 es de individuo, no de ser
comunitario. La ilusión de ser persona a través de la red, es sólo eso, una
ilusión.
Esta función empobrecedora de
las “redes”, tienen el objetivo en nuestros países de evitar la consolidación
de procesos de cambio y transformación, pero, también hemos vivido su uso, como
verdaderos mecanismos de inoculación de odio y articulación de acciones
necrófilas, para desestabilizar y generar caos masivo, como ocurrió en los actos
terroristas en Venezuela perpetrados durante el 2014 y 2017.
Así entonces, somos
testigos de cómo mensajes bien elaborados constituyen una subjetividad
pertinente a un clima de guerra y violencia. Los mensajes son introyectados y
luego reproducidos simbólica y fácticamente. En pocas palabras, los mass media van fabricando un mundo
interno fragmentado (una subjetividad fragmentada proclive a la violencia) en
el sujeto que posteriormente deviene en brotes esquizofrénicos, paranoicos o
psicopáticos.
La realidad 2.0 fragmentada
e inoculada que se ve en la web luego se reproduce en la realidad (Si lo que
circula en las “redes” es violencia, esta será reproducida por sus “usuarios”
de una u otra manera en la realidad).
Venezuela, actualmente por
nuestra abundancia en recursos naturales y proceso político independentista, es
blanco militar. La batalla que libramos es por el control de la subjetividad y
también por la objetividad, vivimos una suerte de colonización donde el control
del mundo de vida es a través de una guerra económica que evita la producción
material para garantizar nuestra existencia y una guerra psicológica que va
directo a perjudicar y destruir los vínculos y nuestro imaginario.
Los dueños de medios de
difusión, las burguesías pro-imperiales y el imperio norteamericano mismo saben
que a través de los móviles, y “redes sociales”, pueden llegar a cualquier persona en cualquier
momento con el contenido deseado.
La construcción de un ser
comunitario de liberación Nuestro-Americano, en una sociedad cuyos esquemas
están moldeados por la cultura moderno-capitalista y el uso consumopático de
tecnología, sólo es posible si logramos constituir una cultura del encuentro,
reconstituyendo el vínculo, lo intimo, lo familiar en el camino inexorable a la
constitución del ser comunitario, es decir; lo común, donde la gente pueda,
re-encontrarse, pensarse, mirarse, re-constituirse históricamente y hacer
proyecto. Por ello la comuna, los consejos comunales, son espacios para
reconstruir las tramas vinculares y retomar el encuentro cara a cara. Estos
espacios, son la instancia grupal para el proceso dialéctico y de transformación
de la subjetividad. En el encuentro hay posibilidad de contraste de las
subjetividades y mediante el contraste de las subjetividades podemos conseguir
una media, una síntesis, es decir: nos podemos objetivar a través de los otros,
transformarnos en una múltiple unidad dialéctica operativa de liberación.
Sin la consolidación de
estos espacios, no tenemos posibilidad de objetivar las subjetividades
distorsionadas y de armar el relato histórico que desde la aparición de los
medios de difusión y su acentuación con las “redes sociales” han terminado de
fragmentarnos, impidiéndonos armar coherentemente nuestra historia vital como
personas, comunidad y pueblo.
[1] Para Dussel es importante la distinción entre praxis y poiesis, porque
la praxis sólo se da si hay relación cara a cara mientras que poiesis no
necesariamente necesita del otro. “Deberemos además distinguir claramente entre
praxis y poiesis. Praxis significa operar (operare), obrar con y en otro u
otros; poiesis significa fabricar, hacer (facere), producir con o en algo,
trabajar la naturaleza. Relación persona-naturaleza” En sentido estricto, para
Dussel, praxis es la relación o el acto que se dirige a otra persona: ”En la
vida cotidiana actual, «praxis» o «práctico» significa muchas cosas. A los fines de esta obra, y en
sentido estricto, praxis y práctico quiere significar el acto humano que se
dirige a otra persona humana; acto hacia
otra persona y relación misma de persona a persona: «los creyentes vivían
unidos». En primer lugar, praxis es un «acto» que efectúa una persona, un sujeto
humano, pero que se dirige directamente a otra persona (un apretón de manos, un
beso, un diálogo, un golpe), o indirectamente (por intermedio de algo: por
ejemplo, repartir un pedazo de pan; el pan no es persona, pero se reparte a la
otra persona). Si estoy dormido no estoy presente en el mundo porque descanso,
porque no estoy consciente; no hay praxis entonces. La praxis es la manera
actual de estar en nuestro mundo ante otro; es la presencia real de una persona
ante otra. Para Tomás de Aquino la «relación» como realidad constituía a las personas de la Trinidad. En
segundo lugar, praxis es la «relación» misma de dos o más personas” Enrique
Dussel. Ética Comunitaria. P.16
[2] “Los extremos de la «relación» práctica son personas. ¿Qué es ser persona? Alguien es persona,
estrictamente, sólo y cuando está en la
relación de la praxis. Una persona es persona sólo cuando está ante otra
persona o personas. Cuando está sola
ante la naturaleza cósica en cierta manera deja de ser persona. Para la tradición hebreo-cristiana la
relación persona-persona o de praxis se expresa así: «El Señor hablaba con
Moisés, cara a cara» (Ex 33,11). «Pero ya no surgió en Israel otro profeta como
Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara» (Dt 34,10). «A él le habló boca
a boca» (Núm 12,8). El mismo san Pablo usa la expresión: «Ahora vemos
confusamente en un espejo, mientras entonces veremos cara a cara» (1 Cor
13,12). «Cara», «rostro», se dice en hebreo pním, en griego prósopon (de donde
viene en latín «persona»). Cuando estoy con mi rostro ante el rostro del otro
en la relación práctica, en la presencia de praxis, él es alguien para mí y yo
soy alguien para él. El estar «rostro ante rostro», de dos o más, es el ser
persona. El «rostro» indica lo que aparece del otro de su corporalidad, de su
realidad «carnal». La «carne» en la Biblia (basár) significa todo el hombre
(sin distinción de cuerpo o alma), el que nace, el que tiene hambre, el que
muere, el que resucita (véanse 3.4y
6.3). «La Palabra se hizo carne» (Jn 1,14); no alma ni cuerpo sólo; se hizo
«hombre». Cara a cara, persona a persona, es la relación práctica de
proximidad, de cercanía como personas. La experiencia de la proximidad entre
personas como personas es la que constituye al otro como «prójimo» (próximo,
cercano, alguien), como otro; y no como cosa, instrumento, mediación. La
praxis, entonces, en la actualización de la proximidad, de la experiencia de
ser próximo para el prójimo, del construir
al otro como persona, como fin de mi acción y no como medio: respeto
infinito.” Ibídem. P.17
[3] “Hablar de relación «persona-persona» o «cara a cara» es, cuando se
piensa en dos personas, algo abstracto. En concreto, históricamente, en el cara
a cara del amor de justicia (agapé) o caridad (en su sentido auténtico y no en
el sentido de las «obras de caridad» de las damas de beneficencia), el amor
cristiano se vive en plural, en comunidad, en pueblo. Cuando una persona ama a
otra con amor de justicia quiere su bien. Se le llamaba a este amor «amor de
benevolencia» (querer el bien del otro aunque ello me cueste la vida). Si por
su parte el otro me ama de igual manera, nuestro amor es mutuo, el mutuo amor
de querernos el bien, ambos por el otro y no por sí mismos, es el «amor
cristiano» pleno, y sólo en este caso caridad. La amistad de los muchos que,
dispersos, se reúnen, siendo primero un «montón» (en griego, ojlós o polloi; en
hebreo, rabím), en el cara a cara de la unidad, es lo que denominamos «comunidad» (en el Nuevo Testamento,
koinonía), La «comunidad» es la que tiene todo en «común» (koiná en griego)
(léase ahora con cuidado, de nuevo, el texto de la Praxis de los Apóstoles
puesto al comienzo de este capítulo). El «montón» se hace comunidad, se hace «pueblo» (láos en
griego, ham en hebreo). En la comunidad todos son personas para personas; las
relaciones son prácticas, y la praxis es de amor de caridad: cada uno sirve al
otro por el otro mismo en la amistad de todos en todo. Por ello todo es común.
«Imaginémonos una asociación de hombres libres», decía un autor; esto sería,
justamente, una comunidad donde la individualidad se realiza plenamente en la
plena comunicación comunitaria. La comunidad es el sujeto real y el motor de la
historia; en ella estamos «en casa», en seguridad, en común” Ibídem. P.19
[4] Para Jean Paul Sartre, una serie es la conglomeración de personas que
en un tiempo y espacio se encuentran, pero cuyo encuentro es determinado por
una necesidad externa, como por ejemplo tomar un autobús, o viajar en el metro.
La finalidad es tomar el metro, pero eso no lleva a la conformación de la
grupalidad, que para ello, se necesita la internalización del otro en el mundo
interno para concretar un objetivo o bien común.
[5] “Jesús anunció el Reino. Asesinado en su tiempo, deja su Espíritu para que prepare su «segunda»
venida: es el tiempo de la Iglesia, de
los convocados a cumplir su misión mesiánica
en la historia. Pero el Reino no se realizará sólo en un futuro remoto, después del fin de la historia. El
Reino «ya» ha comenzado. ¿Dónde? Los
apóstoles preguntan al Resucitado: « ¿Es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
(Praxis1,6) -claro que ellos pensaban más bien en un «reinado político»,
nacionalista, quizá antirromano-. Jesús les responde: «Recibiréis una fuerza,
el Espíritu Santo descenderá sobre vosotros» (Praxis 1,8). y allí nació la
«primitiva comunidad cristiana» de la que venimos hablando, la que alababa «a
Dios con alegría y con todo corazón». Si es verdad que el Reino se despliega
misteriosamente en todo hombre de buena voluntad, no debe olvidarse que el lugar privilegiado de su presencia es
la comunidad misma. «Derramaré mi
Espíritu sobre todo hombre; profetizarán sus hijos e hijas» (Praxis 2,17). La
«comunidad» de los consagrados (cristianos viene de «Cristo»: el consagrado con
el aceite, el Mesías: el ungido), de los creyentes, «vivían todos unidos». En
esta unidad, cara a cara interpersonal, de respeto, de justicia («repartían a
todos según su necesidad»), de gozo, de amor mutuo, de amistad hacía que «todo
el mundo estuviera impresionado» de las señales, del milagro de ser comunidad.
Ellos buscaban «primero el Reino y su justicia» (Mt 6,33), y todo el resto
(vida cotidiana, felicidad, subsistencia, seguridad, ejemplaridad, santidad,
etc.) era su fruto natural. La misma comunidad, la vida comunitaria misma, era
«ya» la realidad del Reino comenzado, iniciado, gestándose en dolores de parto,
es verdad, pero en realidad” Ibídem. Pp. 22,23
[6] Retomemos lo dicho por Dussel en una cita anterior: “El «rostro»
indica lo que aparece del otro de su corporalidad, de su realidad «carnal». La
«carne» en la Biblia (basár) significa todo el hombre (sin distinción de cuerpo
o alma), el que nace, el que tiene hambre, el que muere, el que resucita (véanse 3.4y 6.3). «La Palabra se hizo carne»
(Jn 1,14); no alma ni cuerpo sólo; se hizo «hombre».” Veáse en Enrique Dussel,
Ética Comunitaria. P.17. El hombre, el ser humano es totalidad indivisible. En
una entrevista realizada en Caracas Venezuela a Enrique Dussel, nos hace
mención de la importancia de los mitos como racionalidad simbólica que devela
el acto de filosofar el mundo, las relaciones, la vida. Todo pueblo por su
condición humana filosofa. La filosofía es una manera de comprender el mundo y
también de comprenderlo para cambiarlo. Todo acto de revolución necesita de un
piso, un pensamiento, de sueños que sólo explicándolos mediante el acto de la
sabiduría que es la filosofía se puede llevar a cabo, se puede practicar. Aquí
hace mención de los mitos constitutivos de occidente, y nos explica cómo la
derecha occidentalo-centrica, blanca reproduce un mito griego, que separa el
cuerpo y alma, mientras que para los semitas el humano es carne, unidad, por
eso cuando muere, resucita la carne, mientras que para los griegos, el cuerpo
muere y el alma se va, entonces, el cuerpo no importa, el alma es más
importante. Es así que para los movimientos de liberación el acto de coherencia
pasa en primer lugar dar de comer al pobre, al hambriento, en satisfacer las
necesidades vitales. Por ello Jesús nació entre los pobres, se hizo carne y dio
pan al que lo necesitaba. Entrevista a Enrique Dussel, “Entrevista exclusiva a
Enrique Dussel Cara a Cara” Octubre de 2016 https://www.youtube.com/watch?v=z7GgdHGg-I8
[7] “La felicidad, la realización, la santidad, el Reino, es la cara a
cara de las personas entre sí y con Dios que es concebido por ello, también,
como una comunidad de Personas que subsume la comunidad de las personas
creadas. El mal, la mal-dad, será la interrupción, la ruptura, el impedimento
de dicho cara a cara. Uno de los
términos se absolutiza y niega al otro,
lo aniquila, lo cosifica. Leemos en los periódicos de cada día las
noticias de guerras, asesinatos, robos, corrupción administrativa, drogadicción.
Presencia cotidiana del mal. La existencia de ricos muy ricos y de pobres
miserables. De países poderosos y de otros débiles. Ya nadie cree en el
demonio, en el Maligno, pero su praxis
es evidente y hay que abrir los ojos para verla.” Ibídem. P.26
[8] Recordemos que “poiesis
significa fabricar, hacer (facere), producir con o en algo, trabajar la
naturaleza” Enrique Dussel, Ética Comunitaria. P.16. Decimos que poiética
negativa porque las relaciones constituidas bajo la piel de la modernidad
capitalista son concebidas como instrumentos para lograr fines y acceder, en
este caso, a productos listos para ser usados, incluyendo el ser humano objeto
consumible. Por ellos las “relaciones”
bajo está racionalidad, son una acción de hacer, de fabricar a un humano.
[9] “…el "mito de la Modernidad" es una gigantesca inversión: la
víctima inocente es transformada en culpable, el victimario culpable es
considerado inocente. Paradójicamente, el razonamiento del humanista y moderno
Ginés de Sepúlveda termina por caer en el irracionalismo, como toda la
Modernidad posterior, por la justificación del uso de la violencia en lugar de la argumentación
para la inclusión del Otro en la "comunidad de comunicación". Todo
esto fundado en un texto del Nuevo
Testamento, en la parábola de aquel señor que después de invitar a muchos, al fin obliga o
"compele" (commpelle) a entrar a los pobres al banquete preparado.”
Enrique Dussel, 1492 El Encubrimiento del Otro. P. 74. Y continúa Dussel citando a Ginés de
Sepúlveda, uno de los intelectuales que justificaba la colonización: “Y para confirmar este parecer San Agustín
[...] añade: 'Esto mostró con bastante
evidencia Cristo en aquella parábola del convite: los invitados no quisieron
venir y el padre de familias dijo al siervo: sal con presteza y recorre las
plazas y las calles de la ciudad e introduce a los pobres [...] Todavía hay lugar. _Y dijo el
Señor al siervo: sal por los caminos y por los campos y obliga (compelle) a las
gentes a entrar hasta que se llene mi
casa. Repara cómo de los primeros que habían de venir se dice: introdúcelos y delos últimos se dice
oblígalos, significa así los dos
períodos de la Iglesia'-hasta aquí San Agustín, y agrega Ginés- [...] A estos
bárbaros, pues, violadores de la naturaleza [es decir, culpables], blasfemos e
idólatras sostengo que no sólo se los puede invitar, sino también compeler para
que recibiendo. El imperio de los cristianos oigan a los apóstoles que les
anuncian el Evangelio" Ginés de
Sepúlveda interpretó este texto en el sentido de que "compeler" podía
significar hasta usar la violencia de la guerra para pacificarlos, para que
posteriormente, ahora sí, "procuren iniciarlos e imbuirlos en la religión
cristiana, la cual no se transmite por la fuerza, sino por los ejemplos y la
persuasión. Es decir, el proceso de inclusión o de participación en la
"comunidad de comunicación" es violento, pero una vez "dentro de
ella" se ejerce la racionalidad argumentativa. La disputa de Valladolid
consiste, entonces, en el "cómo se entra" en la "comunidad de
comunicación", para usar la expresión de K.-O. Apel.” Ibídem. 74,75
[10] “En el mejor de los casos los indios eran considerados
"rudos", "niños", "inmaduros" (Unmündig) que
necesitaban de la paciencia evangelizadora. Eran bárbaros. José de Acosta define
que bárbaros son "los que rechazan la recta razón y el modo común de los
hombres, y así tratan de rudeza bárbara, de salvajismo bárbaro" Ibídem. P.60
[11] Abya Yala, era el nombre común que habitaba en el imaginario de los
pueblos indígenas de lo que posteriormente se llamó América, cuyo nombre fue
impuesto por los colonizadores en conmemoración a al navegante y comerciante
Américo Vespucio.
[12] “Colonización (Kolonisierung)" del mundo de la vida (Lebenswelt)
no es aquí una metáfora. Tiene la palabra el sentido fuerte, histórico, real; es la cuarta figura que va
adquiriendo el 1492. "Colonia" romana (junto a la "columna"
de la ley) eran las tierras y culturas dominadas por el Imperio -que hablaban
latín (al menos sus élites) y que pagaban tributo-. Era una figura
económico-política. América Latina fue la primera colonia de la Europa moderna
-sin metáforas, ya que históricamente fue la primer “periferia" antes que
el África y el Asia. La “colonización” de la vida cotidiana del indio, del
esclavo africano poco después, fue el primer proceso “europeo" de
"modernización", de civilización, de “subsumir" (o alienar), al
Otro como "lo Mismo"; pero ahora no ya como objeto de una praxis guerrera, de violencia pura –(como en el caso
de Cortés contra los ejércitos aztecas, o de Pizarro contra los incas-, sino de
una praxis erótica, pedagógica, cultural, política, económica, es decir, del
dominio de los cuerpos por el machismo
sexual, de la cultura, de tipos de trabajos, de instituciones creadas por una
nueva burocracia política, etc., dominación del Otro. Es el comienzo de la
domesticación, estructuración, colonización del “modo" como aquellas
gentes vivían y reproducían su vida humana. Sobre el efecto de aquella
"colonización" del mundo de la vida se construirá la América Latina
posterior: una raza mestiza, una cultura sincrética, híbrida, un Estado
colonial, una economía capitalista (primero mercantilista y después industrial)
dependiente y periférica desde su inicio, desde el origen de la Modernidad (su
"Otra-cara": te-ixtli). El mundo de la vida cotidiana (Lebenswelt)
conquistadora-europea "colonizará" el mundo de la vida del indio, de
la india, de América” Ibídem. Pp. 48,49,50
[13] "Los frailes se hicieron dueños de la destrucción de la idolatría
[... Ellos] se preciaban de
conquistadores en lo espiritual, así como los
eran [los conquistadores] en lo temporal [...] Y visto que los
frailes con tanta osadía y determinación
pusieron fuego a sus principales templos y destruyeron los ídolos que en ellos
hallaron [...] parecióles [a los indios]
que esto no iba sin fundamento"
Pasemos ahora dos nuevas figuras: la "conquista espiritual" y
el "encuentro" de dos mundos.
Por tales entendemos el dominio que los
europeos ejercieron sobre el "imaginario" (imaginaire diría
Sartre) del nativo, conquistado antes
por la violencia de las armas. Es un proceso
contradictorio en muchos niveles. Se predica el amor de una religión (el cristianismo) en medio de la conquista
irracional y violenta. Se propone de
manera ambigua y de difícil interpretación, por una parte, al fundador del cristianismo que es un
crucificado, una víctima inocente en la que se funda la memoria de una
comunidad de creyentes la Iglesia; y, por otra, se muestra a una persona humana
moderna con derechos universales. Y es justamente en nombre de una tal víctima y de tales derechos universales que
se victimiza a los indios. Los indios
ven negados sus propios derechos, su propia civilización, su cultura, su mundo... sus dioses en nombre
de un "dios extranjero" y de
una razón moderna que ha dado a los conquistadores la legitimidad para conquistar. Es un proceso de
racionalización propio de la Modernidad: elabora un mito de su bondad
("mito civilizador") con el que
justifica la violencia y se declara inocente del asesinato del
Otro” Ibídem. Pp. 55,56
[14] Nos dice Leonardo Boff que para otros pueblos, la comunicación y la
relación con el mundo es el de una comunidad de vida, todos los seres vivos
forman parte de la comunidad de vida, por ello con las plantas y animales el
humano también se comunica: “…la ejemplar actitud ecológica de los indígenas
sioux de los EE.UU En algunas fiestas rituales gustan de deleitarse con cierto
tipo de leguminosa que crece muy metida en el suelo y es de difícil recolección
¿Qué hacen los sioux? Se aprovechan de las que tiene almacenadas un ratón de las
praderas de la región, que las recoge para su consumo invernal. Al coger sus
legumbres, los indígenas sioux son muy conscientes de que están rompiendo su
solidaridad con el hermano ratón y que le están robando. Por eso, antes de
recoger las legumbres de sus reservas, pronuncian una oración impresionante:
—Tú, ratoncillo, que eres sagrado, apiádate de mí y ayúdame. Te lo pido
fervorosamente. Tú eres realmente pequeño, pero suficientemente grande para
ocupar tu lugar en el mundo. Es verdad que eres débil, pero lo suficientemente
fuerte para realizar tu trabajo, ya que hay fuerzas sagradas que se comunican
contigo. Tú eres también sabio, pues la sabiduría de las fuerzas sagradas
siempre te acompaña. Que yo pueda ser también sabio en mi corazón. Si la sabiduría
sagrada me dirige, entonces esta vida de sombras y confusa se transformará en
permanente luz. — Y, como señal de sabiduría y de solidaridad, al retirar la
legumbre, dejan en su lugar trozos de tocino y maíz para la alimentación del
ratón durante el invierno. Los sioux se sienten unidos espiritualmente a los
ratones de la pradera, lo que los lleva a mantener una solidaridad básica y a
vivir en sinergia universal.” Leonardo Boff. Ecología, Grito de la Tierra,
Grito de los Pobres. P.177
[15] Hablamos en tiempo presente porque todos los pueblos no europeos del
continente no fueron del todo aniquilados, su cosmovisión y lengua siguen vivos
aunque con mutaciones propias del proceso de colonización. En el caso de los
Aymaras, Quechuas, Kichwas, Mayas, aztecas por nombrar algunos, son pueblos
cuyas culturas siguen estando vivas y sus lenguas sigue estando presente.
[16] “El "yo colonizo" al Otro, a la mujer, al varón vencido, en
una erótica alienante, en una económica capitalista mercantil, sigue el rumbo
del "yo conquisto" hacia el "ego cogito" moderno. La
"civilización", la "modernización" inicia su curso ambiguo:
racionalidad contra las explicaciones míticas "primitivas", pero mito
al final que encubre la violencia sacrificadora del Otro. La expresión de
Descartes del ego cogito, en 1636 será el resultado ontológico del proceso que
estamos describiendo: el ego, origen absoluto de un discurso solipsista.”
Ibídem. P.53
[17] Recordamos como caso emblemático, la campaña de exterminio emprendida
por la nación Argentina a mediados del siglo XIX a todos los pueblos
originarios de la pampa, con el argumento de que no tenían sentido de la
propiedad privada y que eran anarquistas. Para ello, la nación Argentina
contrató a Friedrich Rauch, un militar prusiano que llevó adelante campañas de
exterminio en nombre de la civilización. Esta campaña de colonización de la
pampa tuvo por nombre, La Conquista del
Desierto. Este nombre de por sí, ya desconoce la existencia de los pueblos
originarios en la zona, pues desierto quiere decir, nada.
[18] El ego magistral, es el rol que cumple el maestro que enseña la
cultura burguesa. La burguesía queriendo liberarse del feudo y la iglesia,
constituye al ego magistral que necesita para poder instalar su cultura, a un
humano sin comunidad, sin raíces, lo desarraiga, lo saca de su cultura para
imponerle la cultura de la conquista. Dussel al respecto nos comenta: “Un nuevo
aspecto es el descubrir que en realidad se niega la autoridad feudal-rural para
reemplazarla por la nueva cultura burguesa urbana e imperial conquistadora (el
Émile de Rousseau es un buen ejemplo). Es decir, el discípulo se transforma en
un ente orfanal (ente sin padre ni madre: huérfano) manipulado sutilmente por
el ego magistral constituyente que le impone el recuerdo de "lo
Mismo" que él es y prepara así al discípulo para ser ciudadano de la
sociedad burguesa, imperial y burocrática. El último aspecto concluirá
mostrando la contradicción que se produce en las colonias, donde la élite
ilustrada queda alienada culturalmente y
en franca oposición a una cultura popular que no acepta dicha pedagógica
ontológica, y de allí la imposibilidad de aceptar tal cual la posición de un
Pestaozzi, Dewey o Montessori en América latina” Enrique Dussel. La Pedagógica
Latinoamericana. P. 25
[19] “Si el proceso erótico latinoamericano se origina por la dominación
que el conquistador ejerce sobre la india, o el proceso Político por las
matanzas o la dominación del español sobre el encomendado indio, la dominación
pedagógica propiamente dicha comienza por el adoctrinamiento que antecede o
sigue a la conquista
(y no por la evangelización independiente de la conquista tal como la proponía
Bartolomé de las Casas, los jesuitas o franciscanos con sus reducciones y
algunas preclaras personalidades desde el siglo XVI)” Así las universidades,
los recintos para “compeler” a los pueblos no europeos terminó siendo una
amalgama con contradicciones internas: “La Cristiandad de las Indias, con sus
catecismos, escuelas y universidades -desde el colegio mayor en Santo Domingo
en 1538, hasta las universidades de Lima y México en 1553-, crea una cultura
mestiza con la triple contradicción interna: presencia de la cultura imperial
europea o del "centro", de la cultura ilustrada de la oligarquía
encomendera, de la cultura popular de los mestizos, negros, indios, zambos,
etc.” Ibídem. P.19
[20] “Hoy, la ontología pedagógica
burguesa-imperial no enseña sólo por las escuelas, por las universidades, sino
que lo hace sutil e ideológicamente por medio de la comunicación masiva. Nuestros
niños son educados a través del Pato Donald, de las películas de cow-boys, de
las historietas como Súperman o Batman. En ellas nuestras nuevas generaciones
aprenden que el valor supremo se mide en dólares, que la única maldad es el
arrebatar la propiedad privada, que la manera de restablecer el
"orden" violado por el "bandido" es la violencia irracional
del "muchacho". Cuando todo esto cobra la figura de
"Patoruzú" (figura popular argentina de una revista ya antigua) la
alienación llega a su paroxismo: ¿Cuándo se ha visto que un indio posea tierras
en la Patagonia? ¿Cuándo se ha visto que un indio viva en Buenos Aires como un
"potentado"? "Patoruzú no es sino un miembro de la oligarquía
terrateniente disfrazado de indio simpático, que protege al "avivato"
(inteligencia práctica pervertida o corrompida del mayordomo del puerto en
beneficio del imperio) de "Isidoro". Todo en esta historia es insultante.” Ibídem. P.38
[21] “El "sistema educativo" que
empieza con la escolarización que es elitista aunque sea obligatoria y
gratuita, culmina su lógica dominadora con las universidades, la ciencia y la
tecnología y, por último y extensivamente, con los medios de comunicación.
"Hasta ahora, en América latina, las universidades actuaron principalmente
como agentes de mantención del orden instituido o, a lo máximo, de
modernización refleja de sus sociedades". Ellas son el remate de la
profesionalización funcionalista del educando en una sociedad que va hacia el
consumo, la dependencia neocolonial extrema y el aprendizaje de la cultura
imperial a través de sus grupos nacionales oligárquicos” Así todo el
sistema educativo se construyó para forjar o “compeler” a los no europeos a
“formar” parte de la civilización. Dussel continúa comentándonos sobre los
medios y su rol en la dominación: “Pero el
"sistema educativo" no termina aquí, sino que se prolonga en lo que
podríamos llamar la "universidad del pueblo": los medios masivos de
comunicación. Entre ellos, en primer lugar, la radio (que llega a analfabetos y
hasta los más recónditos lugares topográficos y económicos), después la
televisión (en crecimiento de oyentes en América latina), para seguir por los
diarios, revistas, libros, propagandas, etc. Todo este "sistema" de
comunicación colectiva en nuestra América latina dependiente pertenece de
manera directa (por el accionario único o principal de ciertas empresas
gigantescas) o indirectas (por controlar las agencias de noticias, propaganda,
etc.) a los Estados Unidos en su 80 %. Lo más grave no es el manejo de los
instrumentos mismos, sino la manipulación del "síndrome ideológico"
de fondo. En su esencia el "sistema de comunicación" tiende a
promover un mercado. La totalidad de la población latinoamericana es vista
(como el Émile) como una tabula rasa, sin cultura, ni antecedentes (huérfana).
Esa población vacía de necesidades propias, justas, anteriores, culturalmente
latinoamericanas, se la "trata" como modelos propagandísticos
electrónicamente formulados, y se le "crea" la necesidad de consumir
las mercancías que los países del "centro" producen. El
"síndrome ideológico" tiene un mecanismo propio: en primer lugar los
"objetos" que se proponen al conocimiento del observador (una gaseosa
n, un cigarrillo x, un perfume z) son neutrales, sin valoración ética ni
política; el que los usa es más hombre, más mujer, más moderno, más bello.
Pero, al mismo tiempo, se va introyectando el proyecto del sistema, porque el
que es más moderno llega a ganar más en su empleo o a conquistar la mujer más
bella (el "estar-en-la riqueza" se impone por la propaganda). La
competition como única relación y el triunfo del más fuerte (como en las
películas de cow-boys, o historietas como las de Súperman o Batman), inoculan
igualmente un êthos de violencia y no de justicia. De esta manera la población
desea adquirir lo que se le propone a través de los medios y actitudes que se
le imponen pedagógicamente. Esta "escuela del pueblo" no está en
manos de los maestros, ministerios ni Estados neocoloniales, sino que es
propiedad de grandes empresas multinacionales al servicio de la cultura
imperial y en colaboración con la cultura ilustrada de las élites
neocoloniales. Ambas culturas están de acuerdo en desquiciar la cultura popular
liberadora, nacional, nueva” Ibídem. Pp. 65,66,67,68
[22] Las campañas de colonización no se dieron con el afán de encontrarse
con nuevos mundos, para dialogar con la diferencia y complementarse, su afán
estuvo mediado por la conquista de nuevos territorios y rutas comerciales que
permitieran generar riqueza. Rodolfo Quintero, antropólogo nos comenta que: “La
burguesía explotadora de minas e impulsora del proceso de industrialización de
la seda y la lana, del calzado, cristalería, peletería, mosaicos y otras ramas
de la producción en Sevilla, Murcia, Valencia, Zaragoza, Toledo, Córdoba y
otras ciudades, resulta todavía débil frente al poder de los señores de la
tierra. Procura la obtención de ganancias comerciando con lejanas comarcas; sus
planes son obstruidos con frecuencia por aquellos (señores de la tierra). Sin
embargo, la burguesía comercial financia la expedición “descubridora”: Martín
Alonso de Pinzón, rico mercader, aporta medio millón de maravedíes y consigue
la tripulación requerida por Colón para la aventura, con argumentaciones
propias de un burgués conocedor de lo que significa ser poseedor de oro:
“amigos míos (así hablaba a los marineros), andad acá; íos con nosotros en esta
jornada, que o andáis acá miserando. Íos esta jornada, que, según fama, habemos
de fallar las casas con tejas de oro, e todos verneis ricos e de buena aventura”
Rodolfo Quintero, Antropología del Petróleo. P.25
[23] Para Leonardo Boff, la comunicación es un proceso constitutivo de la
vida como fenómeno, nos dice que el ser humano no es sólo producto de
relaciones, sino que es más que ello, es un nudo de relaciones que apunta a
todas las direcciones y que lo atraviesan de modo dialectico. Es lo que llama
Pericoresis: “todos nos encontramos en un proceso de
comunicación dialogal e interacción con el universo; todos producimos
informaciones y todos podemos aprender unos de otros, de la forma cómo se
transmutan los virus igual que de cómo se adaptan los planctons a las
mutaciones de los océanos y de cómo los humanos elaboran diferentemente los
desafíos de los más variados ecosistemas.” Leonardo Boff, Grito de la
Tierra, Grito de los Pobres. P.24
[24] “En la vida cotidiana actual, «praxis» o
«práctico» significa muchas cosas. A los fines de esta obra, y en sentido
estricto, praxis y práctico quiere significar el acto humano que se dirige a
otra persona humana; acto hacia otra persona y relación misma de persona a
persona: «los creyentes vivían unidos».” Enrique Dussel, Ética
Comunitaria. P.16
[25] Nos gustaría detenernos aquí para comentar que tanto la enfermedad
como la cura son procesos dialécticos, movibles, no estáticos, por lo tanto, la
esquizofrenia no es una condición estática, sino momentánea, con matices e
intensidades, es así que hablamos de la esquizofrenización como proceso.
Enrique Pichón Rivierè en su trabajo, El Proceso Grupal nos va ilustrando cómo
la enfermedad emerge como consecuencia de no tener la suficiente
instrumentación para tolerar la realidad y transformarla. Es decir, cuando la
comunicación falla o hay mala comunicación el sujeto enferma, porque no puede
aprehender la realidad. No aprende: “En cierta medida
podemos considerar a las neurosis o a las psicosis como una perturbación del
aprendizaje y una perturbación del aprendizaje de la realidad. Una perturbación
del aprendizaje de la realidad a través de roles. Es decir, de funciones
sociales. Si la sociedad está internalizada, están depositadas una serie de
actitudes, una serie de conocimientos psicológicos, y solamente es necesario
encontrar el medio, una mayéutica particular, para que cada uno de los
aprendices pueda explicitar la asunción de esos roles” Enrique Pichón
Rivierè, El Proceso Grupal. Pp. 75,76.
Mientras que la cura sería poder comunicarse, es decir, aprender: “El individuo o el grupo se expresan tanto en la manera de
formular sus problemas como en el contenido mismo del discurso. Podemos decir
que la comunicación es un contexto que incluye un mundo de señales que todos
aquellos que se intercomunican saben codificar y decodificar de la misma
manera. Podemos así también definir el esquema conceptual, referencial y
operativo en términos de comunicación e información, al señalar que estos
procesos de codificación y decodificación de señales pertenecen a esquemas
referenciales individuales y de los grupos a través de los que se hace posible,
según sea el funcionamiento y la estructura de estos esquemas, configurar
situaciones de entendimiento y malentendimiento. En última instancia, la
comunicación grupal es posible por la existencia de un esquema conceptual,
referencial y operativo de carácter grupal. Durante el desarrollo del niño, es
posible observar el pasaje de un lenguaje autístico a un lenguaje social, en la
medida en que esta comunicación es capaz de condicionar relaciones sociales
operantes. En un grupo esta comunicación tiende naturalmente a tomar el curso
de una espiral dialéctica, que coincide, o es en todo caso paralela, al curso
que sigue el aprendizaje. Ambos procesos, tal como resultan de nuestras
indagaciones, son coexistentes y cooperantes, y la interrelación dinámica
permanente se establece entre ellos desde el comienzo. Ejemplificando, podemos
decir que el aprendizaje sigue el riel de la comunicación y viceversa.”
Ibídem. Pp. 115,116
[26] El pueblo, es educado mediante este instrumento, no para que sea
autónomo y corresponsable, sino para que sea constituido como producto, masa
que consume: “El sujeto de la ideología imperial-ilustrada, el preceptor de la
pedagogía de masas, usa un lenguaje que no sólo es tautológico, sino que lo
reviste de todo un ritual mágico (música prácticamente religiosa, romántica,
festiva o juvenil para "vender" un producto), que al mismo tiempo es
autoritario ("compre hoy", "vote"), en un ambiente de falsa
familiaridad ("tu crema", "tu supermercado"). Es un
lenguaje de inmediatez: el hecho no admite réplica y se impone en su razón; la
cosa se confunde con su función; su verdad es la verdad establecida. "Lo
Mismo" lo invade todo. Las relaciones semánticas son tautológicas: el
signo intencional del sentido del ente (en el mundo) es un concepto por todos
interpretado (el habla); el signo lingüístico de la expresión comunicativa: la
palabra (el lenguaje) es por todos comprendida. El circuito de la comunicación
desde el emisor al receptor, pasando por los signos que entregan una cierta
información por los mismos canales. La recepción de la información tiene los
mismos códices (sean fonéticos, sintácticos o semánticos) y los mismos sistemas
de decodificación. La totalidad lingüístico-ideológica "funciona"
como instrumento de la pedagogía que se ejerce sobre el pueblo por la cultura
imperante para constituirlo en masa manejable y portador de la cultura de masa.
Se llamará "cultura" o educación (y para ello se establece
esencialmente el "sistema de la escolaridad") la aptitud para poder
recibir y manejar adecuadamente los canales (televisión, radio, revistas, diarios,
etc.) y los códigos (alfabeto, lenguaje, gestos, etc.), a través de los cuales
y en estructuras fijas (tales como el "esquema" de una historieta
para niños) se le introyectará una información dominadora, alienante. El pueblo
será así educado para que se transforme en masa; la cultura popular creadora y
exterior será reducida a ser simplemente Kitsch, sustitutos imitativos y
masificados. Claro es que esta cultura imperial-ilustrada no es inocente. La
ideología encubridora de lo propio popular al mismo tiempo incorpora a un
"sistema" que no es sólo intelectual, sino también erótico, político,
económico. Por ello no debe extrañarnos que "en un momento en que el
imperialismo capitalista echa mano a la totalidad de sus recursos; en que la psicotécnica
selecciona apresuradamente los obreros, y en que el trabajo mediante cinta o
cadena aprovecha hasta lo increíble la ajustada sistematización del movimiento,
justo es que la escuela fuese arrastrada por la corriente.” Enrique Dussel,
Pedagógica Latinoamericana. Pp. 78,79
[27] Es a todas luces evidente cómo ha comenzado a operar desde hace años,
las nevas formas de colonización, que pasa por un proceso de educación con un
modelo de comunicación pertinente a la cultura imperial-burguesa, es decir,
moderno capitalista: “La escolaridad, el colegio secundario o técnico, la
universidad, los medios de comunicación colectiva, la propaganda, etc.,
aumentan su carácter tautológico, autoritario. En un tal pro-yecto pedagógico
la nación neocolonial no puede sino imitar, introyectarse y vivir a pie
juntillas la cultura imperial como cultura de masas alienadas, bajo el control
de la cultura gerencial (ya que la misma cultura nacionalista de la burguesía
nacional se la combate lo mismo que la cultura propiamente popular). En América
latina se trata de una acelerada "americanización" de la vida
cotidiana. Este fenómeno trasciende estos regímenes pedagógicos, ya que se hace
presente de manera patente y creciente en México, en Centro América, en el
Caribe y norte de Sudamérica (Venezuela principalmente, y Colombia). Esta
presencia cotidiana de la cultura imperial significará a corto plazo la
aniquilación de lo latinoamericano como expresión cultural, de no tomarse
medidas político-pedagógicas que suponen la liberación nacional integral”
Ibídem. P.82
[28] Thorsten Pattberg, dice: “El capitalismo
obliga a la gente a competir implacablemente por cuotas de mercado, recursos
naturales, y capital humano. Menos obvio es que también batalla por
terminologías. Es llamado lingüismo. Filosofía, religión, y ciencia son
conceptos ideológicos que sirven las necesidades de Occidente dominante, y que
en el pasado casi nunca eran cuestionados. En este siglo, sin embargo, esto
podría cambiar. Debido a la antigua conquista europea del mundo, la mayoría de
los pueblos avasallados adoptaron vocabularios europeos. El resultado es un
nutrido grupo de “estudiantes internacionales” que ya no tienen otros conceptos
disponibles fuera de filosofía, religión, y ciencia, para explicar toda la gama
del pensamiento humano. Es un poco intelectualmente árido” Cfr. Patberg,
Throsten. “Lenguaje e Imperio, mi lenguaje tu prisión” Tomado de Rebelión.org
Mayo 2012 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=150458
[29] Nos comenta Leonardo Boff que los medios de comunicación cumplen el
objetivo de continuar perpetuando el modelo pertinente a la cultura del
capital: “Por los medios de comunicación le introyecta símbolos y eslóganes
poderosos según los cuales la vida no tiene sentido sin la posesión de cierto
número de bienes materiales y de ciertos símbolos de prestigio y de poder.
Favorece el individualismo y la mentalidad competitiva, fragmentando el
psiquismo con las categorías de amigo/enemigo y haciendo de las otras personas
eventuales competidores y obstáculos para su realización individual. Niega, disimula
o aliena otra necesidad más fundamental del ser humano, la de ser y elaborar su
propia singularidad” Leonardo Boff. Grito de la Tierra, Grito de los Pobres.
P.177
[30] Donald Winnicott hizo un aporte
tremendo en el estudio del vínculo de los primeros años de vida del humano con
el mundo y principalmente con la madre como quien instala al ser humano en el
mundo. En su trabajo Realidad y Juego, teoriza sobre la importancia del juego
para detectar patologías y también para dar cuenta de los roles que el niño
incorpora en su mundo interno que luego pone en situación, juega la realidad.
Véase sus trabajos. Realidad y Juego (1995) y La Naturaleza Humana (1993).
[31] Paulo Freire hace una distinción
entre estos dos términos, pues las relaciones son trascendentes por cuanto
están empapadas por el lenguaje y el tiempo, por la cultura, mientras que los
contactos son espontáneos, instantáneos, fuera del tiempo, sin historicidad:
“El concepto de las relaciones de la esfera puramente humana guarda en sí, como
veremos, connotaciones de pluralidad, trascendencia, crítica, consecuencia y
temporalidad. Las relaciones
que el hombre traba
en el mundo,
con el mundo (personales, impersonales, corpóreas
e incorpóreas) presentan
tales características que
las diferencian claramente de
meros contactos, típicos de la esfera animal. Entendemos que, para el hombre,
el mundo es
una realidad objetiva,
independiente de él, posible de ser
conocida, Sin embargo, es fundamental partir de la idea de que el hombre es un
ser de relaciones y no solo de contactos, no sólo está en el mundo sino con el
mundo. De su apertura a la
realidad, de donde
surge el ser
de relaciones que
es, resulta esto
que llamamos estar con el mundo” Paulo Freire. Educación como práctica
de la libertad. P.31
[32] Las patologías del vínculo son
formas no sanas de vincularse con el mundo, formas que no generan vida o la
paralizan, las patologías vinculares se derivan de los vínculos
comunicacionales disociados y enfermos de los distintos grupos y sociedades. El
doctor Kesselman dice que tanto las psicopatologías como la psicología son
conductas que pueden comprenderse como formas de vinculación del sujeto consigo
mismo y con el mundo: “La psicopatología, como la psicología, es vincular. Con
esto queremos expresar que las conductas, y en este caso particular las
llamadas anormales o enfermas pueden comprenderse como formas de vinculación de
un sujeto consigo mismo y con el mundo que lo circunda. El vínculo terapéutico
tiene dos polos: el del terapeuta y el del paciente. Siendo así, sólo podemos
hablar de vínculo como unidad mínima de enfermedad, y de objeto de curación.
Esto incluye, naturalmente, a la persona del psicoterapeuta, como el otro polo
del vínculo con lo cual debemos considerar el aporte psicopatológico propio del
terapeuta para la creación de un vínculo llamado transferencia (neurosis,
psicopatía o psicosis de transferencia), que intenta resolverse en el proceso
terapéutico como fórmula de curación. Es el tipo de vínculo el que dibuja la
forma psicopatológica que habremos finalmente de observar.” Cfr. Kesselman,
Hernán. “Psicopatología Vincular” 2007. Tomado de:
http://www.hernankesselman.com.ar/Articulos/Articulo_3.asp?CART=3
[33] Pichón Rivierè nos va mostrando que el ser humano es un proceso
ecológico de relaciones externas e internas que dialécticamente se comunican: “En
el tratamiento de pacientes psicóticos, realizado según la técnica analítica y
por la indagación de sus procesos transferenciales, se hizo evidente para mí la
existencia de objetos internos, múltiples "imago", que se
articulan en un mundo construido según
un progresivo proceso de internalización. Ese mundo interno se configura como
un escenario en el que es posible reconocer el hecho dinámico de la internalización
de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta reconstruir la
realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades
diferentes por el fantaseado pasaje desde el "afuera" hacia el ámbito
intrasubjetivo, el "adentro". Es un proceso comparable al de la
representación teatral, en el que no se trata de una siempre idéntica
repetición del texto, sino que cada
actor recrea, con una modalidad particular, la obra y el personaje. El tiempo y
el espacio se incluyen como dimensiones en la fantasía inconsciente, crónica
interna de la realidad. La indagación analítica de ese mundo interno me llevó a
ampliar el concepto de "relación de objeto", formulando la noción de
vínculo, al que defino como una estructura compleja, que incluye un sujeto, un
objeto, su mutua interrelación con
procesos de comunicación y aprendizaje. Estas relaciones intersubjetivas son
direccionales y se establecen sobre la base
de necesidades, fundamento motivacional del vínculo. Dichas necesidades
tienen un matiz e intensidad particulares, en los que ya interviene la fantasía
inconsciente. Todo vínculo, así entendido, implica la existencia de un emisor,
un receptor, una codificación y decodificación del mensaje. Por este proceso
comunicacional se hace manifiesto el sentido de la inclusión del objeto en el
vínculo, el compromiso del objeto en una relación no lineal sino dialéctica con
el sujeto. Por eso insistimos que en toda estructura vincular -y con el término
estructura ya indicamos la
interdependencia de los elementos- el
sujeto y el objeto interactúan realimentándose mutuamente. En ese
interactuar se da la internalización de esa estructura relacional, que adquiere
una dimensión intrasubjetiva. El pasaje o internalización tendrá
características determinadas por el sentimiento de gratificación o frustración
que acompaña a la configuración inicial del vínculo, el que será entonces un
vínculo "bueno" o un vínculo "malo".” Enrique Pichón
Rivierè. El proceso Grupal. P. 11
[34] Para Pichón la noción de aprendizaje y salud son un mismo proceso, es
decir, en la medida en que el humano se transforma, transforma al mundo por ser
un sujeto constituido por el mundo externo e interno en proceso de
comunicación: “La adaptación activa a la realidad y el aprendizaje están
indisolublemente ligados. El sujeto sano. en la medida que aprehende el objeto
y lo transforma, se .modifica también a sí mismo, entrando en un interjuego
dialéctico, en el que la síntesis que resuelve una situación dilemática se
transforma en el punto inicial o tesis de otra antinomia, que deberá ser
resuelta en este continuo proceso en espiral. La salud mental consiste en este
proceso, en el que se realiza un aprendizaje de la realidad a través del
enfrentamiento, manejo y solución integradora de los conflictos. En tanto se
cumple este itinerario, la red de comunicaciones es constantemente reajustada,
y sólo así es posible elaborar un
pensamiento
capaz de un
diálogo con el otro y de enfrentar el cambio.” Ibídem. P.15
[35] Decimos que es un proceso ecológico porque el ser humano es un campo
comunicacional entre su ser y el mundo. Boff nos dice: “El estado del mundo va
ligado al estado de nuestra mente. Si el mundo está enfermo eso es síntoma de
que nuestra psique también está enferma. Hay agresiones contra la naturaleza y
voluntad de dominio porque dentro del ser humano funcionan visiones,
arquetipos, emociones que conducen a exclusiones y a violencias. Existe una
ecología interior lo mismo que una ecología exterior, y se condicionan
mutuamente. El universo de las relaciones con las cosas es internalizado, lo
mismo que la referencia al padre, a la madre, al medio ambiente, etc.; esos
contenidos se transforman en valores y antivalores, alcanzando a las relaciones
ecológicas de forma positiva o negativa. El mismo mundo de los productos
industriales, de la tecnificación de las relaciones, genera una subjetividad
colectiva asentada sobre el poder, el status, la apariencia y una precaria
comunicación con los demás.” Leonardo Boff, Grito de la Tierra, Grito de los Pobres,
P.19
[36] Los perversos procesos de las dictaduras militares en el sur del continente
estuvieron marcados por la aniquilación de todo proyecto que tuviera algún
indicio de liberación y comunidad. Sus modos operativos de destrucción fue
emplear técnicas y tácticas como la tortura y el asesinato, la desentramación
de iniciativas que pudieran ser consideradas un peligro para el despliegue de
la cultura burguesa e imperial, por ellos se recurrieron a técnicas necrófilas
como la desaparición y prácticas macabras como el secuestro y robo de hijos a
familias y parejas que estuvieran planteando la constitución de otro mundo,
para luego ser entregados a los mismos torturadores como sus hijos. Es la
historia de las madres de la Plaza de Mayo en la búsqueda de sus nietos
apropiados por los torturadores. Podemos decir, que continuaron la empresa de
destrucción y muerte emprendida con la llegada de los colonizadores. Sus
prácticas necrófilas son fácticamente las mismas.
[37] Si continuamos con las líneas de Dussel, podríamos decir que las redes
sociales son un acto perverso de interrumpir la constitución de la comunidad,
porque evita el cara a cara como praxis. “…El mal, la maldad, será la
interrupción, la ruptura, el impedimento de dicho cara a cara. Uno de los
términos se absolutiza y niega al otro, lo aniquila, lo cosifica.” Enrique Dussel. Ética Comunitaria. P.26
[38] Decimos que en las redes se
gestiona pedazos de nuestra personalidad porque funciona como un mecanismo para
venderse, para ponerse ante el otro como un producto. Santiago José Roca nos habla del fenómeno de
la red de la siguiente manera: “La interacción en las redes sociales es
eminentemente reducida y objetivada. Por ejemplo, la creación de perfiles en
los social media facilita una forma de reducción personal de los usuarios. Una
vez que están ahí, no se trata de personas, con todas sus cualidades físicas y
personales, sino de “imágenes” de personas. Esto quiere decir que la persona
integral es despojada de las cualidades indeseadas para la gestión de su imagen
virtual y se convierte en una representación objetivada del usuario. Los
individuos se relacionan colectivamente a través de la proyección de
determinadas características personales, que no identifican a un ethos integral
sino un ethos reducido que se adapta a los intereses personales y simbólicos de
la comunicación, y que se encuentra definida por las especificaciones
funcionales de la plataforma. Así, el perfil de una cuenta se parece más al
concepto de personaje en la teoría literaria: un conjunto de cualidades humanas
que, en conjunto, identifican a un carácter. Que dicha representación es
“objetivada”, quiere decir que el usuario común considera que representa a la
persona real, aunque realmente sabe que no es así. La reducción de la comunicación
en las redes sucede también en otros aspectos mediación que se realizan en la
plataforma: un hecho complejo como la comunicación es separada de sus
cualidades elementales y trasladada a un canal restringido por determinadas
normas, básicamente funcionales, pero que tienen una relación de
interdependencia con los contextos de uso. Esto da cabida a una cierta
instrumentalización del proceso de intermediación: el mismo comienza a
responder al fin de optimizar el intercambio de información más que a facilitar
la comprensión interpersonal. La dinámica de comunicación, reducida y
funcionalizada, da pie a un interés de interacción utilitaria. Esto quiere
decir que cada uno de los usuarios se concibe como un medio dispuesto para los
fines de manipulación de los demás” Cfr. Roca, Santiago. “Las redes sociales y
la funcionalizacion de las comunicaciones. Abril de 2013. Tomado de
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166470”
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