miércoles, 25 de enero de 2017

Fidel, un pensar en vigilia permanente (INTRODUCCIÓN)*


Por: Trino Borges


El hombre no es totalmente dueño de su destino.

El hombre también es hijo de las circunstancias, de las

dificultades, de la lucha. Los problemas van labrando

como un torno labra un pedazo de metal. El hombre no

nace revolucionario, me atrevo a decir.

Fidel Castro

Conversaciones con Ignacio Ramonet, 2006


-I-


Privilegiada la situación histórica de un individuo que, desde una atalaya beligerante de mundialidad -su isla de Cuba- haya podido observar con tanto detenimiento, vivir, sentir a plenitud, esos últimos 60 años de la humanidad de hoy, con los tantísimos problemas de ésta en su seno, los cuales la acosan, como nunca antes, de su largo devenir y que el asedio lo es por todos los flancos de su resistencia. Magnífica oportunidad ésa de ser un testigo de excepción, y tomando como punto de partida el famoso Bogotazo, que estalla precisamente a raíz del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de Abril de 1948, una señal como ésta que se proyecta en el futuro de América. Todavía repercuten los efectos de aquel levantamiento popular. Desde ese entonces tan premonitorio, hasta este presente 2008. En quien ha transitado dicho lapso, ya con 82 años a cuestas, con una existencia aún abierta y avizora y con gran lucidez para el inevitable combate de las ideas de nuestros días. Gran batalla para vencer a la hegemonía reinante. Obviamente que éste es Fidel Castro dentro de su contexto. Quizá aquí podría repetirse lo que dijera alguna vez Juan Marinello: "Un hombre es su tiempo y su espacio, tanto su espacio como su tiempo. Y en el balance final tiene mucha parte la huella del camino recorrido".

Y habría que verse en todo ello su principal y gran nutriente, en lo tantísimo que ha sucedido en la superficie del globo terráqueo, en un período de apenas seis décadas. Pareciera corto el tiempo históricamente hablando y muchos los aconteceres en el haber de éste panorama:


La declaración universal de los derechos del hombre, aprobada en las naciones Unidas, en 1948; uno de los firmantes fue la Sudáfrica del Apartheid. La llamada Guerra Fría. El derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala. La guerra de Corea y la de Vietnam. La Conferencia de Bandung. La descolonización de África. La revolución China con Mao a la cabeza. El Medio Oriente, con todos los conflictos hasta hoy. La guerra de los Balcanes: la disolución de Yugoslavia. La caída se Somoza en Nicaragua. La revolución Sandinista. La invasión de Grenada y la de Panamá. El asesinato de Martín Luther King. El acosamiento al proyecto de Allende en Chile hasta su derrota. La Guerra de las Islas Malvinas. Los viajes espaciales, como parte de la estrategia de la expansión bélica. La muerte del Che en Bolivia. La caída del muro de Berlín: el desplome de la URSS. La llamada Globalización. Chiapas. La crisis energética en el mundo. La amenaza de los TLC en el comercio Mundial. El Plan Colombia. La creciente pobreza en la sociedad Mundial: tres cuartas partes de su población. Los riesgos que encierra el proyecto mundial de fabricar agrocombustibles a costa de los alimentos humanos. El calentamiento global y el cambio climático. El establecimiento de bases militares estadounidenses en nuestra América. El surgimiento actual de China en el escenario mundial. La deuda externa: la deuda eterna. El tan nombrado protocolo de kyoto: ¿cuál sentido y alcance? La Revolución Bolivariana de Venezuela: el ALBA. El bloqueo de Estados Unidos en contra de Cuba en casi 50 años, a pesar de las varias condenas de la Asamblea General de la ONU. Evo Morales y sus luchas en Bolivia Aborigen. El aparecimiento del Frente Amplio en el Uruguay de Eduardo Galeano. La Argentina actual de Pino Solana. El surgimiento de Rafael Correa: el atropello de parte de Colombia a la soberanía de la patria de Manuela Sáenz. La Cumbre del Grupo de Río en Santo Domingo. La independencia Kosovo. La Construcción de un escudo antimisiles en contra de Rusia. Las protestas en Haití por la escasez de alimentos, con muertos y heridos causados por las tropas de ocupación de la ONU. Los últimos días de Bush en la casa Blanca. Etc., etc., etc.


-II-

No debería originar ninguna sorpresa las recientes letras de Fidel Castro. Porque no es ésta una salida que viene de una súbita improvisación, tampoco de un acto de naturaleza inmediatista, y menos de una compensación para llenar un vacío producto de una convalecencia o de una recuperación de la salud.

Esa palabra suya de ahora es un largo recorrido de vieja data, ya con una prolongada ejercitación. Debería recordarse, para reconstruir ese andar, la argumentación jurídica en un juicio en su contra. La que se ha citado muchas veces: La Historia me Absolverá, del 16 de Octubre de 1953. Aquella otra también: Palabras a los intelectuales, del 30 de Junio de 1961. Sin dejar por fuera documentos como la segunda Declaración de La Habana, del 4 de Febrero de 1962. O las expresiones escriturales, tan singulares, como la primera epístola a George Bush, leída en acto público del 14 de Mayo de 2004; y la siguiente Segunda Epístola a George Bush, dada a conocer el 21 de Junio de 2004.

Agréguese a estas referencias anteriores otras concurrencias explicativas del fenómeno: su abundantísima correspondencia personal, que no publica, en ocasiones confidencial. En donde afloran planteamientos políticos o ideológicos, o se da testimonio de alguna situación. Caudaloso despliegue éste de las letras fidelistas. Una de esas misivas, lo fue por ejemplo, la enviada tempranamente desde la sierra maestra, el 17 de Marzo de 1958, a Lázaro Cárdenas, a quien le expone: "Solo los cubanos, sin la ayuda de nadie, hemos ido librando nuestra lucha. Cuantas Veces en medio de la áspera contienda, he pensado con tristeza en los olvidados y ajenos que vivimos los pueblos de América". (Casa de las Américas, Nº 126, 1981).

Pero igualmente que esa escritura de aparición reciente, tiene también otro cause conformativo. Su propia y abundante palabra oral tan oportunamente empleada. Nunca esto podría desecharse en su análisis. Célebre fue aquella batalla de la deuda externa en la Habana, del 3 de Agosto de 1985: "¿Acaso las deudas de los opresores tienen que ser pagadas por los oprimidos?". Así mismo su participación en la palestra pública, en escenarios diversos, no ha dejado de darse en numerosas ocasiones, como en la ONU, el 26 de Septiembre de 1960. Tanto lo ha sido, que ya en 1975 se editaron 3 tomos de sus discursos.

Por eso, ¿Cuál sorpresa? Cuando se estaría, más bien, frente a un cultivo constante, desde donde se ha ido construyendo un pensar, con líneas temáticas y problemáticas, que se han definido desde años atrás. Producto de la confrontación global. Aquella luchas que Noam Chomsky denomina "Hegemonía o Supervivencia".


-III-

Asimismo tendría que señalarse que Fidel Castro es Martiano hasta la médula. Y que llegó a resaltarlo en forma tan particular en los momentos críticos de una acusación, en 1953, cuando sostuvo enfáticamente que el autor intelectual del levantamiento del 26 de Julio, de ese año, era José Martí. Obviamente que es gran conocedor, lo suficiente, de la vida y de la obra del héroe cubano de Dos Ríos. Cuestión que le explicaría después, en 1985, a Frei Betto:


"Antes de ser Marxista, fui un gran admirador de la historia de nuestro país y de Martí, fui martiano. Los dos nombres empiezan con M, y creo que los dos se parecen mucho. Porque estoy absolutamente convencido de que si Martí hubiera vivido en el medio en que vivió Marx, habría tenido las mismas ideas, más o menos la misma actuación. Martí tenía gran respeto por Marx; de él dijo una vez: "Como se puso de lado de los débiles, merece honor". Cuando murió Marx, escribió cosas muy bellas sobre él. Yo digo que en el pensamiento martiano hay cosas tan fabulosas y tan bellas, que uno puede convertirse en Marxista partiendo del pensamiento Martiano".


Y que de igual manera vuelve a enfatizar más tarde, en el 2006, a insistir en la misma perspectiva, en el discurrir con Ramonet:


"Yo lo primero que leo, en la adolescencia, es de las guerras de independencia y los textos de Martí. Me convierto en un simpatizante de Martí cuando comienzo a leer sus obras. Martí adivinó: porque el primero que habló de imperialismo fue Martí, del naciente imperialismo. Él sí sabía del expansionismo, guerra de México y todos los demás tipos de guerras, y era muy opuesto y muy crítico de todo esto. Fue un precursor. Antes que Lenin, Martí organiza un partido para hacer la revolución, el partido revolucionario Cubano".


Esa adherencia suya a la ideología del autor de Nuestra América, ya la había puesto anteriormente de relieve en 1959, a comienzos de la revolución cubana en una declaración en el National Press Club, en su viaje a Estados Unidos: "Las armas no son las cosas más importantes en el mundo, la moral de los hombres que pelean por los ideales es mucho más importante que todas las armas".

¿Y Cómo no distinguir asimismo aquí la presencia martiana en la segunda declaración de la Habana? Documento de tanta significación para Cuba como para América entera. El autor del Ismaelillo es el primer soporte ideológico de esa declaración. El encabezamiento de la exposición , lo que abre el camino esclarecedor frente a un peligro imperial, tan evidente tal rasgo en aquel 1895, como lo era también en ese 1962:


"Vísperas de su muerte, en carta inconclusa porque una bala española le atravesó el corazón el 18 de mayo de 1895, José Martí, apóstol de nuestra independencia, escribió a su gran amigo Manuel Mercado: 'ya puedo escribir... ya estoy todos lo días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extienda por las Antillas los Estado Unidos y Caigan, con esa fuerza más, sobre muchas tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso..."


y por tal razón, por ese arraigo ideológico, en esos 12 lustros transcurridos (1948-2008), nunca se colocó el líder cubano del lado de las trincheras de piedra. Y obviamente que todo ello resulta paradójico en una época como la nuestra actual, tan proclives a multiplicarlas a granel. Y que para lo cual bastaría acercarse a la palabra fidelista, para cerciorarse de la dirección de su pensar. Ahí está lo que destacara en Río de Janeiro, el 12 de Junio de 1992: "Dezaparezca el Hambre y no el Hombre". Asimismo lo que dijera en la carta a Oscar Niemeyer, el arquitecto brasileño, el pasado 10 de Octubre de 2007: "Leer es una coraza contra todo tipo de manipulación (...) Sin cultura no hay libertad ni salvación posible".


-IV-

lamentablemente se ha levantado un muro para el desconocimiento. Desde el cual sería imposible comprender su real despliegue en la contemporaneidad. Y mucho más todavía poder captar el sentido pedagógico de esas letras, que así mismo lo son de urgencia. Véase las palabras de 1992, tan cargadas de advertencia, pero igualmente de enseñanza: "Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo". Lo que retoma en el 2007 en la carta a Niemeyer: "una mayor conciencia nos mantendrá firmes en nuestra voluntad de luchar por las ideas más justas y por la supervivencia de la especie humana".

Y es tanta dicha ceguera, que opera como una tranca para el entendimiento cabal. Precisamente un sector social de la opinión pública mundial ha quedado entrampado (alienado diría alguien) por el discurso del imperio. Denigrativo éste como era de esperarse. Durante casi 50 años el sistema mediático global no ha cesado ni un segundo de difundirlo, de impregnar y saturar todos los rincones del mapa terrestre. Lo cual no significaría que no pueda hallarse otras variadas fuentes distintas, confiables, con una visión diferenciada, incluso crítica, pero ajustada a los propios acontecimientos vividos. Entre los muchos ejemplos al respecto, sería para nombrar a En marcha con Fidel, de Antonio Núñez Jiménez, de 1982; Frei Betto con Fidel y la Religión, de 1985; y la más reciente edición de Ignacio Ramonet, Cien horas con Fidel, de 2006. y lo que acaba de publicar Questión, N° 59, en marzo de 2008: "El padre de la cuba Moderna", de un escritor estadounidense, Saúl Landau. En donde se afirma:


"Su voluntad, visión y perseverancia han colocado a Cuba en el escenario de la historia, a pesar de los muchos esfuerzos de Washington para mantener al país subyugado. Por eso, Castro se yergue como David contra Goliat".


* Éste texto forma parte de una sección discursos de Fidel Castro Ruz, agrupados en un Libro publicado por la Fundación Editorial El Perro y la Rana, en conjunto con el Sistema nacional de Imprentas en la ciudad de Mérida, en el año 2008, la selección de dichos textos y la introducción que acá publicamos fueron responsabilidad de Trino Borges, intelectual comprometido con la vida.   


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