lunes, 12 de diciembre de 2016
Bolívar después de Marx: el sujeto histórico de la revolución venezolana
Desde Shakespeare hasta Hemingway, los libros favoritos de Fidel
viernes, 9 de diciembre de 2016
Nos urge entendernos para recuperar las calles.
Si te contara que había perdido sin darme cuenta esa calle donde laten las pasiones de la vida, ¿Vendrías en donde hemos recuperado un fragmento de ella? .
Esa calle estaba representada por el universo.
Cerros, veredas, barrios, portones abiertos, el super-super-yó-colectivo,los vecinos solidarios, los hermanos de cuadra, esos los héroes que siempre que puedo recuerdo, gente que siente y se resuelve, mirados por criticas que no construyen, como el mal de la vuelta de la esquina, porque habíamos cambiado el concepto de calle, porque más que para transitar es para encontrarnos con ideas, ideas para desmontar lo conservador, porque allí afuera no se puede pensar en otra cosa. Todas las puertas de este cosmos dan a una misma calle, pero casi todas en el globo capital son la replica de las replicas de quienes dejamos de ser, que saca importantes conclusiones sobre el destino trágico de ser esclavos: Esos seres redimensionados del sistema con un test molecular revolucionario que se encuentran atrapados.
Estamos dispersos en callejones de melodía monocorde, sin palpito ni para estremecernos como queremos, porque solas, ni solos podemos sino retomamos nuestras calles.
Las calles de lo posible se andan perdiendo, están tristes porque hay quienes las habitan ausentes, son calles desiertas por promesas de la muerte que mantiene a mis amigos encerrados en sus casas, en un fatídico laberinto presente prefabricado con mentiras de la modernidad, el ahora de los aislados-online.
Pero si te contara por experiencia que un pedazo de esa calle perdida te está buscando, alegre,estudiando sonrisas y fugas, soñando revueltas, sembrando filosofía, escribiendo en las aceras poesía, construyendo casas comunales, con sismos contraculturales, destronando universidades, pensándose, naciendo reiteradamente, componiendo canciones, con gente muy terca como tu que quieren cambiar el mundo. En esa calle, cuando la encuentres, cuando te encuentre, o cuando vengas, si alguien mata un perro, nadie hace la denuncia. En esa calle lo que se hace es ir a tocarle el timbre al asesino. Porque en esas calles todos somos responsables y autogobernantes.
Te ubico entonces, para invitarte desde donde te escribo: Santa Elena, una vía de sueños emancipados en el seno de una comuna.Es la casa del costurero quien te anda buscando,que no es una casa sino una calle para encontrarnos.
Nos urge entendernos para recuperar las calles.
martes, 6 de diciembre de 2016
AUTOGOL TODAY.
Incluso cuando hubo dólares baratos hasta el punto de la aberración, cuando alcanzaban hasta para importar whisky, Nutella, estuchitos para el iPhone, que también se importaba con esos dólares; los vendedores con la misma sonrisita te decían que sus precios eran "al paralelo" porque ellos no trabajaban con el dólar oficial. El negocio era un negoción.
Se acabó la fiesta y, borrachos de avaricia, no se dieron cuenta. Durante un pocotón de meses su dólar delictivo se estacionó, confiado en que Maduro ya estaba de salida. Tenían un montón de puertas abiertas y una promesa de Ramos Allup: era cosa de seis meses. Estacionado el paralelo, los precios seguían escalando. Ya no era el dólar, ahora era la inflación.
Con los bolsillos apretados, terminamos comprando lo estrictamente necesario. Necesaria es la comida. Así, las que antes eran tiendas de cachivaches se convirtieron en minimarkets: pequeñas boutiques de comida, donde el arroz y la harina, a precios Today, eran las estrellas de las ventas. Los minimarkets fueron salvavidas para comerciantes que, sin pensarlo dos veces, cambiaron de ramo. La clase media, defensora de la libertad de mercado, al ver la libertad en las estanterías lanzó un quejido. Igual terminaron comprando. Cambiaron la Nutella y el whisky por arroz, aceite y azúcar.
Ahora el dólar delictivo, el de los cadiveros, raspacupos, usureros y contrabandistas, se volvió más loco y en pleno diciembre de un año terrible. Sus fans, aterrados, sacan cuentas y ninguna les cuadra. No pueden subir más sus precios. Muchos economistas que antes lo justificaban con el cuento de las sagradas las leyes del mercado, hoy dicen que este no tiene ningún asidero lógico. Ahora sí, claro…
En su locura, DolarToday se hizo un autogol. Es momento para que el Gobierno apriete y remate el partido.
(Carola Chavez, Ultimas Noticias, 04/12/2016)