sábado, 19 de diciembre de 2020

Espirales de saberes, una red educativa comunal liberadora por Xavier Rodríguez

"...¿dónde se aprende resistir? ¿en qué clase de escuela o de universidad?"
Roberto Bolaño


Ante todo me gustaría reconocer que no partimos de la nada. Nos mueve el afán de trascender el cúmulo de instituciones que la modernidad nos impuso en múltiples presentaciones. Las carencias, errores y alienaciones del sistema educativo tradicional nos permitió plantear un ejercicio de escuela, o contra escuela, al decir del gran Eduardo Galeano, en los espacios de la Casa del costurero de los sueños emancipatorios.


En principio, identificamos a la auto formación como un proceso transversal a toda nuestra experiencia organizativa, insistiendo y agitando a través de foros y seminarios, talleres, círculos de lectura, conferencias en vivo y en directo para estimular la conversa caliente, o través de lo virtual, adaptándonos a los nuevos lenguajes.


Seguidamente, nuestro horizonte de vivir y crear una experiencia de autogobierno nos hizo escribir las primeras líneas de un proyecto de escuela desde nuestro espacio, al cual llamamos la multiversidad: 

un instrumento formativo con y para el pueblo organizado, (...) que no reproduzca la colonialidad del saber (...) un sistema integral e integrado, que de cuenta del derrumbe de las barreras disciplinarias y que (nos) forme desde el y para el trabajo, generando conocimiento socialmente útil. Por eso quizá no pueda ser una universidad, y vaya un poco más allá, propiciando la ecología de saberes, dialogando como iguales con el conocimiento que produce el mundo.  ¡Multiversidad sería! porque es multívoca la palabra que construye, es colectiva y a su vez tiene un fuerte componente que nos invita a reinventar el poder. (VVAA, Escuelita Kostu Documento Preliminar, 2016. Documento sin publicar. )


Por ello, creemos necesario insistir en la constitución de una red de experiencias educativas en torno a la organización comunal, que funcione como un sistema libre de asociación e intercambio de saberes, donde nuestras niñas, niños y adolescentes puedan ser reconocidos como sujetos de derecho, su voz tenga valor, sus decisiones, rango de acción, su liderazgo se forme con plena conciencia de su voluntad de poder.

Hemos pensado una red de experiencias educativas planeada en forma de espiral, donde participen, en principio, las comunidades de aprendizaje y unidades productivas conformadas en los siguientes núcleos de desarrollo comunal: 

  • La casa del costurero, por su experiencia en la construcción de la multiversidad y reconocido espacio formativo cultural de la Comuna Bicentenaria 16 de septiembre (edo. Mérida). 
  • Comuna Che Guevara, proceso de organización campesino alrededor de su EPSD y de la cooperativa COLIMIR (en la localidad de Tucaní, municipio Caracciolo Parra Olmedo, edo. Mérida).  
  • Comuna El maizal, por su aporte al reconocimiento de niños y niñas, maizalitos, como base fundamental de la organización comunitaria, así como su experiencia en la Escuela de Formación política, ideológica y técnica (municipio Simon planas, edo. Lara). 
  • Instituto agro ecológico latinoamericano Paulo Freire, tomando en cuenta la experiencia de la Escuela itinerante decolonial y el reconocimiento de la infancia como elemento medular para el proyecto comunal bolivariano y rodrigueano (municipio Barinas, edo. Barinas). 

Una red educativa comunal que no se circunscribe a un solo territorio, que contempla el desplazamiento, del centro del país al occidente, de la sierra nevada a los llanos, hasta llegar la Sierra de los humocaros. En vinculación directa con el parlamento comunal, para el seguimiento de sus procesos y transformación de las instituciones comunales. Donde cada sujeto vaya moldeando su malla curricular de acuerdo a sus acciones, discursos, experiencias. Donde construyamos o ayudemos a crear, un sistema público en línea de experiencias educativas comunales, para su acreditación y certificación.

Algún ejemplo debemos aportar como movimiento comunal, comunero, a la valorización de la infancia y la adolescencia como política de cuidado colectivo. Partamos de estos acumulados organizativos, ejemplos de socialismo, para echar a andar un sueño consciente. La decadencia del sistema educativo liberal burgués, profundamente colonizado, racista, moralista y machista, se aprecian en las marcas de la desocupación, en el abandono del campo, en el triunfo del micro tráfico y en la deserción desmovilizadora y despolitizadora.


Escuchemos y aprendamos de nuestras comuneritas y comuneritos, garantía de más poder para el pueblo.

 

Xavier Rodríguez. 



viernes, 18 de diciembre de 2020

Las infancias como germen de la comuna

 José Luis Omaña

Simón Rodríguez le dio a la primera infancia el estatus de sujeto histórico de la revolución política. Con niñas y niños acostumbrados a autogobernarse se construye la toparquía, se construye el proyecto del poder popular bolivariano.

El autogobierno comunitario se aprende desde la infancia. La educación popular es la vía para lograr ese aprendizaje, y la escuela pública comunitaria es el lugar de su realización.

Hablamos de la escuela entendida como motor del nuevo sistema social, corazón y eje de la trama política y económica comunal. La escuela al servicio del proyecto productivo, científico y filosófico de la comuna. La escuela que reproduce los valores y el espíritu del estado comunal, desde sus infancias, con su propio currículo, con su propio proyecto pedagógico.

La primera infancia es la base de la construcción de la comuna. Es la garantía de su estabilidad política de largo aliento, la garantía de su trascendencia y de su porvenir.

Las y los comuneritos son los cimientos del Estado Comunal.

"Comiéncese el edificio social por los cimientos no por el techo. Los niños son las piedras", escribió Simón Rodríguez.

Cada comuna podría darse a sí misma la escuela que necesita, y así poner a germinar la semilla humana de su propio destino.

La propuesta de Rodríguez es la de colonizar el territorio con sus propios habitantes (comenzando por los más empobrecidos) a través de la escuela como espacio-tiempo para forjar en la gente, desde la infancia, la costumbre de autogobernarse a partir del principio de alteridad e interdependencia común-unitaria. A punta de una costumbre así, la solidaridad humana sería instintiva.

Es una propuesta política y pedagógica muy sencilla que hasta ahora no hemos podido realizar del todo debido a la dependencia del lugar que ocupamos en el sistema-mundo, asunto este que el mismo Rodríguez denunciaba en sus escritos.