miércoles, 15 de febrero de 2017

APUNTES: LA DESTRUCCIÓN CULTURAL DE IRAK VISTA EN LA PERSPECTIVA DEL TIEMPO TRANSCURRIDO


Trino Borges 10-02-2017

I

Señalamiento hecho por Mario Sanoja e Iraida Vargas, después de los bombardeos a la antigua MESOPOTAMIA, en el 2002: "Para borrar la historia del pueblo irakí, las evidencias de la vieja civilización, los extraordinarios museos arqueológicos que guardaban los testimonios del origen de la civilización, las bibliotecas donde reposaban los textos milenarios del Islam, fueron saqueados y quemados y vendidos sus 0bjetos al mejor postor. Horrible crimen contra la Cultura Universal".



II

¿Qué decir hoy, 2017, quince años después de aquellos tristes acontecimientos? ¿Cuál es la situación exacta en la patria de Ut-Napistin, de Gilgamesh, de Hamurabi, de Harun al Rashid? ¿Cómo están los suelos regados por el Eufrates y el Tigris? ¿Cómo está la Bagdad de Las Mil y una Noches? ¿Cuántas personas han muerto? ¿Qué ha dicho la UNESCO, la ONU? ¿Qué movimientos de resistencia política habrían podido surgir en esos espacios tan maltratados y vejados? ¿Qué denunciaron los intelectuales estadosunidenses, Noam Chomsky?



III

¿Cómo se halla política y culturalmente, en este siglo XXI, el resto del Medio Oriente? ¿Cuántas bases militares de Estados Unidos están en pleno funcionamiento en dicha zona? ¿Cuál es la Geopolìtica reinante en esos predios? ¿Estaría en marcha otra cartografía con delimitaciones muy distintas a las actuales, vigentes todavía?


Una Opinión Política sobre la contracultura.


por: Miguel Hernández 

Te hacen una entrevista por cultor, por poeta,  desde una revista de arte...
 Y cuando veo, estaba en una pagina donde tienen artículos sobre superheroes "Jolibudenses"  
Les pregunto con un poco de escozor :
¿ si "Liberarte" es un espacio exponencial de cultores y contracultura por qué le interesan las películas de superhéroes?
  (ammm... cosa que hicieron publica porque se sintieron ofendidos, pero antes intentaron mejorar y nutrir su respuesta, pero sigue siendo una chorrada) Y  responden :
 
Liberarte, Revista de Arte y Libertad, tiene como política el campo de la comunicación y su estudio permanente. La Búsqueda de formas vanguardistas para la proyección del hecho Cultural y artístico.

Muchas formas de recepción del mensaje, responden entre otros elementos, a la realidad, entorno, experiencias, intercambios y conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo por el receptor. Somos un medio dirigido a todo publico, que comunica. La interpretación que el usuario pueda hacer del mensaje no es nuestra responsabilidad o competencia.

Podemos decir que rebasamos los estereotipos porque creemos en la libre expresión estética de la creación. Un punto de referencia para la definición de Contracultura.
(hasta aquí, el mondongo de "confleix" que dijeron pretendiendo que no iba decir más)

Ojalá me lean:

Cómo puede ser "spiderman" una política de comunicación al lado de cultores populares ? es una ofensa, tira por el suelo la verdadera contracultura, y deja la evidente, la plasmada, la homusvidens, la trastornada sociedad de una cultura alienante.
Que bueno que estén estudiando, cuando se comunica se tiene una responsabilidad muy grande y más en materia de arte.
Hay que dejar de ser frívolo y estar abierto a las criticas .

martes, 14 de febrero de 2017

"Mi compadre Juan Valero y la revolución" de Frank David Bedoya Muñoz

Mi compadre Juan Valero y la revolución - Capítulos 1, 2 y 3 - final










Mi compadre Juan Valero y la revolución



Capítulo 1

Yo estaba muy aburrido en Caracas porque no había podido conocer personalmente al comandante Chávez y, mucho menos había logrado, que él leyera mi conferencia: “¿Por qué en Colombia nunca quisieron a Bolívar?”

Me había conseguido dos amigos comunistas, no de los comunistas de influencia soviética, sino de una nueva versión «crítica» del comunismo. Ellos, al principio, estaban dudando de ayudarme a conseguir trabajo, porque “un bolivariano caudillista –como era yo- era un impedimento para desarrollar la lucha de clases”.

Cuando Chávez le dijo a los comunistas que él quería hacer una revolución ellos le pusieron la cara más seria que tenían y le dijeron que no, “que primero había que esperar a que se dieran las condiciones objetivas y subjetivas para…” entonces Chávez, los miró así como cuando él miraba con esa sonrisa espontánea y burlona, y les dijo: “entonces yo voy a hacer la revolución sólo sin ustedes”. Y cuando años después, Chávez ganó sólo la revolución, estos mismos comunistas le pidieron una cita para que él los dejara -ahora sí- participar en la revolución. Pero como Chávez no era bobo y sabía que ellos lo único que querían eran puestos en el gobierno, entonces Chávez no los atendió, pero, sí ordenó que les dieran alguna cuota burocrática en uno de los tantos ministerios que él se inventó. Y cuando estos comunistas se dieron cuenta que ahora eran nómina de la revolución, pelaron sus dientes y se compraron una franela con la imagen de Chávez y unas boinas rojas de esas baratas que se conseguían en el centro.

Un día, uno de mis amigos comunistas «críticos» me invitó a tomar unas cervezas en el centro, en un restaurante de italianos, donde no se vendía comida sino cervezas y donde la gente jugaba cartas y dominó. Los italianos como siempre, tan blancos y tan elegantes, cuando nos vieron entrar por la puerta, nos miraron como con cara de ahí llegaron dos nadies. Nosotros éramos los únicos negros y bajitos de ese lugar. Mi amigo comunista, estaba muy orgulloso de su identidad revolucionaria y siempre hablaba duro con un tono de voz como la voz de Vito Corleone. Y me dijo muy despacio: “colombiano te vamos a ayudar, pero olvídate de enseñar a Bolívar, estamos de Bolívar hasta los huevos, volvete serio y apréndete de memoria nuestro último manifiesto crítico de la revolución. Nosotros somos chavistas, pero temporalmente, tenemos hombres en cada una de las partes del gobierno, pero no porque nos interese trabajar, sino porque queremos ir ganando posiciones estratégicas para cuando se den las condiciones objetivas y subjetivas. No hables tanto colombiano que vos sos muy boquiabierto. Al principio no te van a pagar porque primero te deben conocer, ya después con el tiempo si te haces querer, de pronto te pagan, mientras tanto ve conociendo a la gente, colombiano, y vete leyendo este manifiesto crítico de la revolución que lo acabamos de hacer”. Yo le dije que bueno señor, que gracias por ayudarme y que sí me podía tomar otra cerveza, de esas que vienen en las botellas azulitas, y él me dijo que sí, pero que una no más porque los revolucionarios no podíamos ser borrachos.

Un día yo estaba sólo por la noche en un hospedaje de un canal comunitario en Caricuao pensando en una muchacha y mi amigo comunista me llamó y me dijo que organizara mis maletas que nos íbamos para Guárico al otro día cuando saliera el sol, que nos íbamos a encontrar en la estación del metro que se llamaba La rinconada. Ya no me acuerdo porque esa noche yo tenía plata y me compré una botella de cocuy del barato del que venden en una botella de plástico, de ese mismo Cocuy que me había enseñado a tomar mi amiga Yakelin, entonces terminé borracho escuchando unas canciones de Mercedes Sosa y escribiendo un diario que solo leían cuatro personas.

Cuando salió el sol en Caricuao yo me levanté con un guayabo muy duro, pero no se llamaba guayabo, sino ratón, porque en Venezuela uno no se levanta enguayabado sino enratonado. No tenía con que desayunar entonces lo único que tomé fue de esa agüita fría que sale en chorrito de una maquina cuando uno le aprieta un botón. Iba muy triste porque a pesar de todo yo había vivido muy bueno en Caracas. Me había conseguido una novia argentina pero que solo me duró una semana porque ella se había ido para Venezuela era a pasear y no hablar de política y yo nunca tenía un Bolívar para invitarla a nada. Me había conseguido unas buenas amigas para beber y comer, que me ayudaron a vivir en Caracas. En seis largos meses solo pude acostarme dos veces con una mujer, una vez con la argentina pero ella se enojó porque yo no sabía follar, y con otra que era, para desventaja mía, muy buena persona pero muy vieja. En ellas iba yo pensando triste, con mi única maleta, y con un cuadro de Bolívar que yo cargaba para todos lados, para que la gente se acabara de convencer de que yo era bolivariano. Pero ese cuadro me estorbó mucho en el metro de Caracas y la gente que siempre se levantaba malhumorada para ir a trabajar, porque ciertamente trabajar es muy maluco y por eso es que le pagan a uno, me miraban con rabia por mi cuadro de Bolívar. Pero yo me aferraba a él porque ese cuadro de Bolívar era lo único de valor que yo tenía en la vida. Cuando mi amigo comunista me vio llegar con el cuadro de Bolívar, se ofuscó, y me miró con cara de este colombiano si es güevón. Me dijo sin disimular su enfado que el cuadro no iba para Guárico que él me lo guardaba en su apartamento de revolucionario en Caracas, y yo le dije que no, que yo ese cuadro no lo soltaba por nada del mundo, y lo miré con cara de que yo no confío en usted. Él siguió enfadado, y apresuró el paso, y yo lo seguí con mi cuadro y con mi maleta.

Yo estaba muy asombrado porque yo pensaba que en el Llano uno veía muchas vacas, pero en este Llano solo había manga. En todo el camino no pude ver ni un sólo animalito. Yo iba muy incómodo en el bus porque tenía una necesidad apremiante de ir al excusado, pero todos los baños de las terminales de transporte en Venezuela nunca tienen papel higiénico, es que ni pagando tienen. Y yo pensaba muy afligido preguntándome a mí mismo qué carajos iba a dejar yo en el excusado si lo único que tenía en la barriga era Cocuy y agua fría de chorrito. Mientras tanto mi amigo comunista me hablaba de cómo el camarada Stalin no era tan malo como decía la gente, que incluso el camarada Che Guevara admiraba mucho al camarada Stalin, que incluso llevaba una estampita del camarada Stalin en su billetera en la selva. Yo miraba a mí camarada amigo comunista con cara de filósofo preocupado y él se alegraba porque yo estaba aprendiendo del comunismo, pero mi cara de preocupado era porque yo quería ir a un excusado limpio y con papel higiénico. Al rato yo no sé de donde saqué voluntad y le dije a mi amigo comunista qué por qué este Llano tan grande no tiene ni una vaca y él me dijo: "¡Ay¡ colombiano usted si es bruto, las vacas están en el Apure, en Guárico sólo hay maíz". Yo lo miré con asombro y volví a mirar por la ventana del bus.





Capítulo 2


Cuando uno veía, por casualidad, a un presidente de una empresa grande en Colombia, uno veía a un pavo real vestido de corbata, lentes oscuros, cabello rubio, dientes blancos resplandecientes y una mirada de desdén por el resto del mundo, que uno pensaba que a esos señores, solamente les hacía falta hacer milagros para que los confundieran con dios. De esto me acordé cuando mi amigo comunista me presentó al presidente de la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados y a su equipo de gerentes y asesores. Al contrario de los empresarios colombianos, los empresarios venezolanos mostraban en sus atuendos y en sus poses, una espontaneidad, una rudeza, una jovialidad tan esplendida que uno con ellos, sí que quedaba asombrado de verdad; ellos, con unas características más de caudillos que las que tenían los señoritos empresarios, hijos de papi, que se ven en Colombia. Claro está, que estos empresarios que yo estaba conociendo en Guárico eran llaneros, chavistas y revolucionarios. No digo que en Caracas no haya otro tipo de empresarios, igualitos a todos los del narcicismo del capitalismo. Pero no, éstos que acababa de conocer que eran pueblo pueblo; pueblo con plata. Ellos vieron llegar primero a mi amigo comunista que me adelantó el paso, ellos lo respetaban un poco; no mucho, me enteré después, pero sí lo respetaban un poco, porque era un camarada de la ciudad, cuota burocrática del chavismo. Mi amigo comunista me había dicho, antes de llegar, que esos gerentes de la empresa socialista eran en jerarquía inferiores a él, pero que ellos no lo sabían. Yo lo miré con asombro, pero luego me enteré que los que tenían verdaderamente poder eran ellos y no se daban tantas ínfulas o por lo menos no se la daban con la palabra. Así llegamos pues, yo llegaba arrastrando mi maleta y mi cuadro de Bolívar, hasta que llegué donde los gerentes, estaban en un galpón, el día era soleado, estaban echando bromas, y no como he dicho, en una sala de juntas encerrados, sino como si estuvieran en una gallera, ellos me miraron y al verme con ese cuadro de Bolívar, me vieron como cuando uno ve llegar un niño con un juguete, o sea que no me admiraron en ese primer instante como bolivariano, sino que me vieron con afecto, porque me veían como un niño de cuatro años exhibiendo su juguete predilecto. Yo les sonreí y les dije mi nombre, pero ellos nunca me lo escucharon y desde ese instante me bautizaron “Colombia”.

Mi amigo comunista me hizo un recorrido por las instalaciones de la empresa, luego me dejó solo a ratos para él sostener unas reuniones “secretas” donde yo no podía estar. Y yo ahí calladito, en unas habitaciones que serían mi “vivienda” durante dos largos años y medio (pero eso no lo sabía aún); estaba pues ahí yo desempacando mis libritos, mis deshilachadas prendas y mi cuadro de Bolívar, que de tanto ajetreo, el óleo seco en algunas partes del rostro del Libertador ya se estaba resquebrajando. Mi amigo comunista finalmente, antes de irse, me iba indicando con cautela, quién era quién en la empresa, “colombiano, aquel es peligroso, cuidado qué habla con él; aquel otro es muy importante, se discreto con él; aquel otro es insignificante pero es muy chismoso…. aquel otro es muy peligroso, etc.” me hizo tantas advertencias, que yo me confundí y con los peligrosos no tuve cuidado y con los no peligrosos le temí y me alejé de ellos, total que los confundí a todos, como se verá después, para suerte mía; si yo le hubiera hecho caso en todo a mí amigo comunista, no hubiera durado allá tres días, pero como fui yo, así como soy yo de desfachatado, y por eso mismo allá triunfé. Mi amigo, camarada comunista, al otro día se fue, se regresaba para Caracas, me dejaba instalado en lo profundo de los Llanos centrales venezolanos, en la profundidad de la revolución. Yo sentí un alivio cuando mi amigo comunista se fue, me tenía mamado, (no mamado de mamar) sino la palabra “mamado” que utilizamos en Medellín para decir que otro lo tiene a uno cansado por su intensidad. Ah pero antes de irse, me dijo en el lenguaje de su misterioso comunismo, que teníamos que elegir un alias para mí, y me sugirió el alias: “Zamora”. Como yo ya sabía quién era Zamora, no hay que olvidar que yo era historiador. Yo no quería que me confundieran con el primer Zamora, entonces le dije que no, que Zamora no, que mejor: “Zamora II”. Él me miró con cara de desconsuelo y de ¿¡ay! de dónde me sacaría yo a este colombiano loco?! No me dijo nada más y se marchó.

Tengo que decir en pocas palabras ¿qué era –cuando yo la conocí- la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados? ¿Cómo era esta empresa que sería mi hogar en Venezuela durante dos años y algo más? Lo tengo que decir con pocas palabras, porque el autor de ese cuento necesita que esto sea un cuento, no una novela, ni un ensayo de un historiador lleno de argumentos, el autor de este cuento, necesita contar esta historia con brevedad y con desfachatez, así como es él en esencia, antes de ser historiador.

A los pocos días de estar en la empresa vi a un hombre caminando con una mirada altiva, el ceño fruncido, un bigote que se cerraba en estilo candado, bien cuidado como si fuera el de bigote de un francés, una mirada seria, mezcla entre un Don Juan y un dictador. A este hombre le faltaba su brazo izquierdo, todo el brazo completo no estaba desde el hombro, pero en su caminar, en sus movimientos este llanero soberbio e imperioso se movía como si no le faltara un brazo. Este hombre se llamaba Juan Valero, era el gerente general de la empresa.

Días después, conocí a otro gerente, éste era el gerente de producción, este casi no se veía en la empresa, se mantenía en el campo, era un hombre robusto, con características indianas, era astuto, jovial, escurridizo, un día por la ventana, que era su oficina, la que nunca utilizaba, desde esa ventana me llamó, “¡Ey! ¡Colombia! Ven”, y me lanzó una bolsa pequeña, en su interior había un cepillo de dientes nuevo, y una crema de dientes, nueva también. Yo me quedé sorprendido. Este hombre, caudillo de pura cepa, se había enterado de los penurias domesticas que yo vivía ahí, que tenía un cepillo viejo que traía de Medellín, que ya era más base de plástico que hilos para cepillar. Este gerente generoso y solidario con el colombiano se llamaba Jean Carlos Díaz.

Antes de que Chávez hiciera la revolución, en estos Llanos, los godos (es decir, los de la IV República) habían construido una represa para darle agua a las tierras secas del llano, así como lo hacían todos los godos, esta represa quedó incompleta en sus canales de riego y sólo era pensanda para beneficiar a los mismos ricos hacendados de siempre. Como Chávez amaba el llano y pensaba en todos los rincones olvidados del país, ordenó reactivar la represa y terminar de construir los canales de riego, y contrató a una constructora canadiense para que construyera un complejo agroindustrial con los estándares de la más alta calidad productiva del mundo, con nueve silos con la capacidad de acondicionar y procesar cincuenta y cuatro millones de kilos de maíz. El lugar era hermoso, me dan ganas de acompañar este cuento con fotografías del lugar, pero mejor no, para no distraer al lector, después agregamos las fotografías en una edición conmemorativa del cuento.

Los llaneros siempre hablan como cantadito, en voz fuerte y como cantadito, como si todo lo que hablaran fueran versos para una canción llanera. Hablaban poco, hablaban o para echar bromas, o para estar en silencio, mejor de plano ya no hablaban y lo miraban a uno con desdén, para luego volver a sonreír y volverle a echar una broma a uno. Una de las bromas que más les gustaba jugarme era con el verbo “coger” de coger alguna cosa, o esperar en carretera para que lo “recogiera” alguien, y los antioqueños utilizamos mucho el verbo “coger” del significado “coger” pero con total inocencia. Pero para los llaneros el verbo “coger” en cualquiera de sus acepciones o contexto significa “copular”. Yo tuve que ir eliminando paulatinamente de mi léxico el verbo “coger”. Los llaneros también, cada vez que tienen una discusión, hablan como si estuvieran peleando, pero no pelean de verdad, hablan como si se fueran a dar golpes, pero no se dan golpes, sino que hablan así. Tenía razón, Fernando González, cada venezolano lleva en su alma un dictador. A propósito de dictadores. Debo hacer un paréntesis en este cuento. Al autor de este cuento, siempre le ha parecido que es más conveniente para un pueblo tener un dictador de izquierda en el poder, que un presidente de derecha elegido por votos en una democracia. El autor de este cuento aprendió con Bolívar que la democracia moderna es una farsa. Fin del paréntesis. Todos los comunistas e intelectuales que llegaban a Tiznados, tarde o temprano, fracasaban. Yo no fracasé porque yo intuitivamente había dejado mi ego de intelectual, guardado en mi maleta con mis trapos, con mis libros y con mi cuadro de Bolívar. Yo, recién llegado a la empresa, le presenté a todos -a obreros y a gerentes- una conferencia que titulé: “La importancia geopolítica de la revolución bolivariana en el mundo”, allí saqué todas mis dotes de cuentero y erudición, y fasciné a más de trecientos llaneros que me escucharon alrededor de una hora en completo silencio y luego me aplaudieron como si no hubiesen estado escuchando a un historiador colombiano, sino como si les hubiera acabado de cantar Vitico Castillo. Después de eso instantes de gloria. Juan Valero, con su altivez alzó la única mano que tenía y dijo fuerte: “Muy bien todo lo que dices colombiano, admirable, te felicito… pero en el llano hay un dicho que dice: colombiano que no la caga a la entrada la caga a la salida” y todos los trecientos llaneros que habían allí se echaron a reír a carcajadas, tanta que hasta yo me puse a reír. Yo, que soy un hijo de padre campesino, de abuelo campesino, y yo que ya sabía, que por neurosis urbana, era un completo desastre para las tareas físicas, que era intelectual, pero porque no sabía “coger no” tomar un martillo, por eso era intelectual, decidí a provechar que estaba en una empresa agrícola, le pedí el favor a los asesores cubanos que en las mañanas me enseñaran a labrar la tierra y me enseñaran a sembrar. Así que yo por las mañanas era agricultor y para las tardes dejé el historiador, así que por esa sola razón, triunfé con los llaneros, porque yo antes de hablarles “paja” como dicen ellos, yo lo que hice fue ponerme a trabajar la tierra como ellos. Un día me fui para el área donde sembraban tomate a cielo abierto, en una planicie de doscientas hectáreas donde no había un solo árbol para hacer sombra, cuando yo llegué el coordinador de ese espacio me dijo, como con un poco de respeto por mi autoridad intelectual, y me dijo: “no, Colombia, usted no se ponga a pasar trabajos duros, usted acá nos sirve como supervisor del personal”. Y yo le dije que no, que dé ni ninguna manera. Que yo iba a ser el trabajo duro como todos. Menos mal que en ese tiempo mi columna estaba sana y pude agacharme repetidas veces, en esa inmensa planicie, bajo el sol inclemente del llano, plantando aquellas plantulitas de tomate que nunca se irán de mi memoria. Otro día con Matute el jefe de la cocina de la empresa y con sus cocineras, ya que me habían tomado afecto por ser aquel “Colombia” loco, un día me puse a explicarles cuál era la diferencia entre capitalismo, socialismo y comunismo. Ellos me miraban asombrados porque por fin entendían eso. Pero luego Matute con su sonrisa lúcida y con su acento de llanero me dijo: “¿Colombia pero de qué te sirve tanto, saber tantas cosas, si después te da miedo ir a cazar de noche con nosotros a conseguir la comida que nos estamos comiendo?”, se reía con afecto de mí, mientras me daba otra deliciosa arepa llanera. Y yo aprendí ahí, que un hombre que no sea capaz de conseguir él mismo la propia comida que se come, no sirve de nada, por más ilustrado que sea.

El presidente de la Empresa Socialista de Riego Río Tizando se llama Juan José Jiménez, es un hombre gigante, sonriente, pero que cuando está bravo, hasta las piedras se esconden, en el fondo es un hombre tierno, muy enamoradizo y muy querendón de los amigos y de la familia. JJJ sí es el verdadero líder de esta región del llano, en verdad tiene un alma de dictador, un dictador bueno de izquierda. Pronto yo aprendí a quererlo y admirarlo, aunque le ocasioné algunas rabias. Un día en una de la reuniones, el como buen caudillo sabía cuándo darme la palabra y cuándo no, cuándo debía ocultarme, por bienestar de ellos y el mío además. Un día que me dio la palabra, yo le dije delante de todo el mundo, que a mí me parecía una injusticia que en esa empresa que era socialista, no había equidad para dormir, dado que allá en las habitaciones en la empresa había tres tipos de seres humanos, según durmieran, los seres humanos de primera categoría que tenían una habitación sola para ellos con aire acondicionado, los seres humanos de segunda categoría que dormíamos de a veinte en una habitación más grande con aire acondicionado (en esta categoría me encontraba yo), y finalmente los ciudadanos de tercera categoría que dormían en alguna litera en el corredor sin aire acondicionado). JJJ se paró furioso de la mesa porque yo me atreví a señalar ese defecto del socialismo y todos temimos que ese gigante me echara a patadas de ese lugar, pero no, sólo defendió airadamente, que poco a poco se irían acabando los privilegios, empezando por él. Igual la discusión con el tiempo sirvió porque de la empresa desaparecieron los seres humanos de tercera categoría y solo quedamos los de la primera categoría y los de la segunda categoría.

JJJ era, o sigue siendo donde esté ahora mismo, un gran hombre noble, llanero auténtico, un buen hijo de Chávez, y si tiene suerte llegará muy alto, un dictador de izquierda, como aquellos, que está convencido el autor de este cuento, nos serían más benéficos a nuestros pueblos, que los por ejemplo, demagogos cobardes sinvergüenzas corruptos de derecha que hemos tenido en Colombia elegidos por la democracia “pura”, que nos han conducido a tantas calamidades.

Yo decidí, desde que llegué a la empresa (julio de 2012) decidí que hasta el glorioso día 7 de octubre de 2012, cuando Chávez triunfaría por última vez en las urnas, y fuera proclamado, elegido nuevamente como líder supremo de la República Bolivariana de Venezuela, yo, durante esos meses no me iba a preocupar por conseguir trabajo, sino que me iba a dedicar a disfrutar de la vida llanera, de mi aventura venezolana, por ahí escribí un diario, que tiene algún valor, pero aún escribía como historiador serio, iba a disfrutar de una de las campañas presidenciales más apasionadas de la izquierda en América Latina, la última campaña presidencial del comandante Chávez.

Yo, creía que el día del triunfo de Chávez, en la noche del 7 de octubre, JJJ iba a hacer una fiesta descomunal que duraría como 8 días. Pero no, para asombro mío, esa noche en la empresa no pasó nada. JJJ con esa cara de serio que él ponía, me dijo: “No, Colombia, mañana vemos como celebramos, recuerda que esta empresa es del Estado acá no podemos estar “jartando” (bebiendo)”. Yo entonces sentí mi felicidad inmensa porque había ganado Chávez y como pude me fui a dormir. Pero al otro día, cuando madrugué a donde Matute a desayunar, de las habitaciones a la cocina y al comedor había como diez y siete cuadras, iba yo caminando cuando me paró en seco, un conductor de la empresa, alegre, el más llanero de los llaneros, y llevaba consigo una botella de “Chimeniao” un brandy barato, que no era brandy original, sino una juagadura, mezcla de agua, colorante de brandy y mucho alcohol. Ese día, el llanero me dijo: “Colombia que te vas a ir a desayunar, vamos a celebrar el triunfo del comandante”, yo no lo dudé y me monté a ese camión y en ayunas comencé a tomar Chimeniao. Ese día increíblemente yo tenía en mis bolsillos como 800 bolívares, en billetes de esos verdes bonitos, de cincuenta bolívares, y todo ese dinero nos lo compramos en Chimeniao. Era tanta la embriaguez al medio día que ya no recuerdo muy bien el rumbo de los acontecimientos, al llanero que iba manejando el camión y que me metió en el vicio del chimeniao, efectivamente días después lo despidieron de la empresa por la falta grave de irse a beber con un colombiano y en un carro oficial. Fue tanta la borrachera que nos fuimos para otra represa, que quedaba a tres horas de la empresa, la represa de Calabozo que es inmensamente bella como un mar. Era tanta mi irracionalidad, que yo que no sé nadar, me tiré a “nadar” a la represa corriendo el riesgo de morir ahogado ebrio, o comido por un cocodrilo; pero no, sobreviví; para fortuna de ustedes desconocidos lectores que están leyendo este cuento años después. En la noche regresamos borrachos como caballos asoleados aun en el camión, llegamos a uno de los pueblos cercanos, y allí estaban todos los trabajadores de la empresa con JJJ celebrando. En el círculo más íntimo de JJJ estaban tomando el mejor wiski. Yo, con una borrachera de un día, me le acerqué a JJJ, y le dije delante de todo el mundo estas palabras: (las que me contaron luego, que les dije, porque obviamente no me acuerdo de nada esa noche) “¡¡¡¿Juan esta es la revolución socialista de ustedes!!!? ¿¡¡¡Ustedes los gerentes tomando wiski y nosotros, el proletariado, tomando esta mierda de chimeniao!!!? Cuenta la leyenda, que JJJ con mucha calma, le ordenó a sus escoltas que se llevaran al colombiano a la empresa a dormir porque se había pasado de tragos.

El 8 de octubre de 2012 yo me levanté con el más fuerte guayabo (ratón) de mi vida y con la mayor vergüenza y el más grande sentimiento de culpa que pudo haber tenido un ser humano en su existencia, me levanté muy temprano, me bañé, me cepillé los dientes con mi cepillo de dientes que me había regalado Jean Carlos, obviamente el tufo no se me quitó con la cepillada, y me dirigí muy lentamente, con los pasos más lentos de mi vida, muy despacio, casi que caminando para atrás, hacia la oficina de JJJ, eran las siete de la mañana.





Capítulo 3 (final)

  
Un día por la mañana en el Estado Barinas un par de carajitos se fueron al pueblo a averiguar qué había que hacer para hacer la primera comunión, antes de llegar a la plaza encontraron un muro a medio hacer, una construcción abandonada, era un muro largo, de esos muros que cuando uno es chamo, le dan ganas a de atravesarlo como si uno fuera un acróbata. Juan Gabriel Valero Montilla se cayó, su brazo izquierdo sufrió un golpe muy duro por la caída y se hizo una herida fea. En medio del susto y sin ningún adulto se fueron para el hospital. Un médico inconsciente o negligente o de plano bruto, le enyesó el brazo al muchachito con una herida abierta y lo mandó para la casa. Valero seguía mal, no se imaginaba que con el paso de los días, debajo del yeso, una herida le estaba pudriendo su brazo. Cuando se dieron cuenta de la bestialidad que cometió aquel “médico”, ya era muy tarde. Mi compadre Juan Valero estuvo a punto de morir. La única posibilidad de salvarle la vida fue cortarle su brazo izquierdo desde el hombro, casi que desde el corazón.


- Juan José yo estoy muy avergonzado con usted, quiero ofrecerle excusas, yo estoy muy agradecido con la vida que me han posibilitado en esta empresa. Es que yo estaba muy contento por el triunfo del comandante Chávez, usted sabe, Juan, todo lo que yo admiro a Chávez, por eso yo vine acá. Perdóneme Juan, yo le prometo que una borrachera así no la volveré a tener. Créame Juan. Perdóneme Juan.
- Tranquilo chamo, no pasa nada.
- Gracias Juan. Yo le quería decir otra cosita. Se acuerda que yo le dije que yo iba a disfrutar de la campaña y aprender de los llaneros, pero solo hasta que ganara Chávez de nuevo la presidencia. Pero ya después de esto, yo tengo que conseguir un trabajo, Juan. Sé que no es el momento más apropiado, más aun que anoche metí la pata, pero bueno, Juan, acá estamos.

En este punto JJJ se sonrió burlonamente y puso su cara de serio y me dijo: “Sí, Colombia, tranquilo, luego vamos mirando eso”. Yo agaché mi rostro, salí con mi tufo y con mi alma acongojada.


Días después y para desgracia mía, mi amigo comunista de Caracas, mandó a otro camarada para la empresa. Este nuevo compañero era un ex sindicalista del metro de Caracas, era de esos gordos de cachetes rosados con cara de buena vida, con cara de que nunca han trabajado en la vida. Se acercó sigilosamente a mí y casi que en tono secreto me dijo: “Camarada Zamora, he venido para que empecemos a coordinar juntos las estrategias para la tarea de formación e identificación de los posibles cuadros revolucionarios en Guárico. El camarada F me ha dicho que usted ya ha avanzado en la tarea, recuerde compañero que la dialéctica nos ordena que……” Este nuevo amigo comunista al parecer sabía mucho de Hegel y de Marx, pero era muy flojo, le daba ladilla (pereza) ir a desayunar a Piscícola porque “eso era muy lejos”, y eso eran como siete cuadras no más. Se levantaba a las diez de la  mañana y procuraba no salir al campo. Se atrincheró en la radio de la empresa porque allí había aire acondicionado y un televisor. Obviamente a este compañero comunista, yo le huía, tanto que un día el camarada de cachetes rosados me dijo: “Camarada Zamora tengo la impresión de que usted no quiere hablar conmigo, que usted no quiere hacer la tarea política que nos encomendaron”. Y yo le dije ya con cara de enojado, que cuál tarea política, que yo lo que estaba buscando era asegurar que me dieran trabajo, que yo ya no quería vivir más de aventura ni en los Llanos ni en ningún lado de Venezuela. Y le dije que apenas yo tuviera asegurado una estabilidad laboral, ahí si hablaríamos de política, de marxismo, o de lo que él quisiera, pero que antes no, que no hablaríamos de nada. El gordo pendejo, en vez de dejarme tranquilo, me replicó “que estaba en desacuerdo con mi incoherencia revolucionaria” que recordará las palabras del camarada F, “que nos había traído al Guárico con el único objetivo de que reclutáramos nuevos cuadros para nuestro movimiento comunista vanguardista (le faltó decir antichavista)”. Y yo que a veces me pongo mal humorado, sobre todo cuando un gordo flojo sudoroso me está hablando pendejadas, le dije: - Mire, hermano (le dije con mi mejor acento antioqueño) yo de política no hablo con cualquiera. Y me fui para otro lado.
  
La salvación de mi compadre Juan Valero fue su mamá. Su papá estaba muy triste y no logró (no porque no quisiera) en ese momento orientar a su muchacho que había perdido su mano izquierda. Pero la mamá de mi compadre, no lo trató con pesar, por el contrario le exigió más. Ella se amarraba su mano izquierda y le enseñaba al muchacho como hacer las tareas domésticas, le prohibió cualquier signo de tristeza lastimera y le dio la mejor lección de vida a mi compadre. “A uno le puede faltar una mano, pero a uno no le puede faltar la gallardía, la dignidad”. Es decir la verraquera, la arrechera (esta última en sus dos posibles acepciones: el ímpetu sexual y el coraje para emprender cualquier trabajo por más duro que sea). Así fue como mi compadre, que de niño daba muestras de ser un malandrito, al perder su mano, ganó en otras cosas, se convirtió en un verdadero revolucionario. La tarea de enseñanza de coraje de su madre, luego sería complementada con una formación política que mi compadre recibió en el Frente Francisco Miranda, frente creado por el comandante Hugo Chávez para preparar la juventud que defendería la revolución. Mi compadre Juan Valero tuvo la inmensa fortuna de irse a formar a Cuba y pudo escuchar un día completo, en persona y a pocos centímetros de él, al comandante Fidel Castro. Yo aunque nunca siento envidia, siento que por esto si me daría envidia de mi compadre, que pudo conocer de cerquita a Fidel, pero a mí no me da envidia, yo no sé qué es eso.

Mi compadre Valero no solo aprendió la disciplina revolucionaria, también aprendió a hacerle honor a su nombre, se convirtió en un don Juan. Mi compadre así y sin mano, actualmente ya tiene siete hijos de seis mujeres distintas. ¡Ay! ¿Cómo fuera mi compadre con sus dos manos? ¡Si con una sola mano y vea lo que hace y lo que le falta por hacer! ¡Salud mi compadre donde sea que estés a esta hora! Tu compadre colombiano está escribiendo lleno de amor por Chávez, por la revolución por vos.

En la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados yo tuve el privilegio de conocer a dos auténticos revolucionarios. Mi compadre Juan Valero y mi compadre Jean Carlos Díaz. Mi compadre Jean Carlos me llevó para la ciudad de Calabozo, allí me enseñó a sembrar, allí me enseñó a amar al campo, con él yo sembré arboles de guayaba, me enseñó a ser papá, me enseñó el valor de tener una familia bonita, me mostró el coraje que uno debe tener para criar a los carajitos. Mi compadre Jean Carlos sin hablar pendejadas dogmáticas marxistas me mostró como son los hombres revolucionarios, como son los verdaderos hijos de Chávez.

Mi compadre Juan Valero me llevó a Barinas me mostró la alegría de vivir, me mostró la euforia, me mostró la pasión; por ahí un día nos chocamos en su camioneta contra un árbol, siempre salimos ilesos, felices. Mi compadre Juan Valero me enseñó como gobernar, me enseñó la autoridad que debe tener un guerrero, mi compadre me enseñó cómo ser valiente en la lucha y como ser un poeta al mismo tiempo. Mi compadre Valero me enseñó a ser llanero. Sin carajadas, sin palabrerías, sin “teorías”, sin pajas marxistas. ¡Mi compadre Juan Valero me enseñó a vivir, carajo!

Un día descubrí que el camarada bajito comunista de voz ronca que me llevó de Caracas a Guárico, fue el mismo que impidió en un primer momento que JJJ me contratara en la empresa. Porque contrataron al camarada gordo de cachetes rosados que no servía para nada, que solo servía para hablar mierda dialéctica. Un día yo me llené de valor y llamé al camarada comunista F y le dije que por el hecho de él haberme traído al Llano él no era mi dueño, le recordé que yo llegué a Venezuela solito, con mi cuadro de Bolívar. Qué yo era un hombre libre, que yo era chavista, que afortunadamente yo no era un militante comunista de partido confesional. Que yo era un comunista pero que yo no era un comunista de iglesia, que yo era comunista de sangre como lo era mi amigo Rodrigo Saldarriaga. Pero que iba a saber ese pendejo quién era Rodrigo Saldarriaga. Yo le colgué. Por primera vez me puse muy bravo con mis amigos comunistas de la ciudad, con mis amigos comunistas de la libreta trasnochada del marxismo religioso. Pero JJJ supo la verdad, supo que esos comunistas eran unos pegados, y echaron al camarada de cachetes rosados y me contrataron a mí. Por justicia y reconocimiento a mi franqueza, a mi pasión a mi fuerza revolucionaria colombiana, por mi amor colosal por Bolívar me contrataron a mí. Yo fui designado como formador político de la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados. Empresa creada por el comandante Chávez en los llanos centrales venezolanos.

En una mañana soleada mi compadre Valero me hizo madrugar para llevarme para Barinas, y me dijo, compadre vamos a parar a desayunar en un restaurante de compatriotas tuyos, de unos colombianos que pusieron un restaurante en una carretera del llano, en el camino que va a Barinas. Un lunes a las siete de la mañana, gracias a mi compadre Juan Valero yo conocí a una muchacha hermosa de mi tierra antioqueña, le compré a la muchacha media de aguardiente original de mi tierra y me enamoré de ella. Me enamoré perdidamente de mi diosa del Olimpo. ¡Ay compadre cuántas cosas en la vida te debo!
  
Compadre de pronto este cuento no es la novela que tú esperabas que yo escribiera, pero compadre, este cuento, así todo desordenado y desfachatado es un cuento compadre que te lo escribo con mucho amor, un cuento que lo he escrito en algunas madrugadas escuchando música llanera, de esa música llanera que escuchábamos y que ahí mismo nos daba ganas de beber compadre.

Compadre Juan Valero este cuento es para usted, para nuestro comandante Chávez.

Compadre entiéndame, que uno con el tiempo se da cuenta que uno no escribe lo que quiere sino lo que puede, compadre. ¡¡¡Arpa compadre, arpa, arpa compadre, que suene el arpa compadre, que estamos contentos compadre!!!


Frank David Bedoya Muñoz

lunes, 13 de febrero de 2017

Invitación:


 
El próximo viernes 17 de febrero se presentará la Red de Historia, Memoria y Patrimonio en la Universidad Politécnica Territorial de Mérida "Kléber Ramírez", a las 9:00 am.
Cátedra Libre Hugo Chávez.
#Historia #Memoria #Patrimonio #Venezuela #Mérida #UPTMKR #Lucha
UPTM (Universidad Politécnica Territorial de Mérida "Kléber Ramírez")

jueves, 9 de febrero de 2017

¿Qué significa hoy democratizar la comunicación?: Basta de letanías




¿De qué estamos hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la información? ¿Hablamos solo de redistribución de frecuencias radioeléctricas para garantizar el derecho humano a la información y la comunicación? ¿De qué forma la redistribución equitativa de frecuencias –éstas patrimonio de la humanidad- entre los sectores comercial, estatal o público, y popular (comunitario, alternativo, etc.) puede garantizar la democratización de la comunicación e impedir la concentración mediática?

A veces pienso que nos instan, nos empujan a pelear en campos de batalla equivocados o perimidos, mientras se desarrollan estrategias, tácticas y ofensivas en  nuevos campos de batalla. El mundo avanza, la tecnología avanza… y pareciera que nosotros –desde lo que llamamos el campo popular- seguimos aferrados a los mismos reclamos, reivindicaciones de un mundo que ya (casi) no existe.

El mundo cambia sí, pero el tema de la comunicación, de los medios de comunicación social, sigue siendo, como en 1980 cuando el Informe Mc Bride, fundamental para el futuro de nuestras democracias. El problema de hoy es la concentración oligopólica: 1500 periódicos, 1100 revistas, 9000 estaciones de radio, 1500 televisoras, 2400 editoriales están controlados por sólo seis trasnacionales. Pero ese no es el único problema.

Hoy los temas de la agenda mediática tienen que ver con la integración vertical de proveedores de servicios de comunicación con compañías que producen contenido, la llegada directa de los contenidos a los dispositivos móviles, la trasnacionalización de la comunicación y su cortocircuitos con los medios hegemónicos locales, los temas de la vigilancia, manipulación, transparencia y gobernanza en internet, el “ruido” en las redes y el video como formato a reinar en los próximos años.

Estos son, hoy en día, juntos al largamente anunciado ocaso de la prensa gráfica y la vigencia de la guerra de cuarta generación y el terrorismo mediático, los vértices fundamentales para reflexionar sobre el tema de la democracia de la comunicación, mirando no hacia el pasado, sino hacia el futuro que nos invade.

Hipotéticamente, si  realmente en nuestra región, el 33 por ciento de las frecuencias fueran concedidas a los medios populares, ¿quién abastecería de contenidos a tal cantidad de canales y radios? Entonces, ¿de qué estamos hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la información?

Los que controlan los sistemas de difusión, cada vez más inalámbricos, satelitales, eligen, producen y disponen cuáles serán los contenidos, en una planificada apuesta por monopolizar mercados y hegemonizar la información-formación del ciudadano.

¿Adiós televisión? Controlar los contenidos
Pasaron 140 años desde que Alexander Graham Bell utilizó por primera vez su teléfono experimental para decirle a su asistente de laboratorio: “Señor Watson, venga, quiero verlo”. Su invención transformaría la comunicación humana y el mundo. La empresa creada por Bell creció hasta transformarse en un inmenso monopolio: AT&T.

El gobierno estadounidense consideró luego que era demasiado poderosa y dispuso la desintegración de la gigante de las telecomunicaciones en 1982… pero AT&T ha regresado, anunciando la adquisición de Time Warner, una de las principales compañías de medios de comunicación y producción de contenidos a nivel mundial, para conformar así uno de los más grandes conglomerados del entretenimiento y las comunicaciones del planeta.

La fusión propuesta, que aún debe ser sometida a estudio por las autoridades, representa desde ya no solo una significativa amenaza a la privacidad y a la libertad básica de comunicarse, sino también un cambio paradigmático en lo que a lo que hoy entendemos como comunicación. Sería la mayor adquisición hasta la fecha y llegaría un año después de que AT&T comprara a DirecTV.

AT&T es hoy la décima entre las 500 compañías más grandes de Estados Unidos y si adquiriera Time Warner, que ocupa el lugar 99 de la lista Forbes, se crearía una enorme corporación, integrada verticalmente que controlaría no solo una amplia cantidad de contenidos audiovisuales, sino o la forma en que la población accedería a esos contenidos.

Según  Candace Clement, de Free Press, esta fusión generaría un imperio mediático nunca antes visto. AT&T controlaría el acceso a Internet móvil y por cableado, canales de televisión por cable, franquicias de películas, un estudio de cine y televisión y otras empresas de la industria. Eso significa que AT&T controlaría el acceso a Internet de cientos de millones de personas, así como el contenido que miran, lo que le permitiría dar prioridad a su propia oferta y hacer uso de recursos engañosos que socavarían la neutralidad de la red.

Pelear guerras que ya no existen
El mundo no es el mismo de antes (tampoco el del 1980 cuando el Informe McBride), aunque tanto derecha como izquierda crean que seguimos en 1990. Es difícil, a quienes como uno vienen de la época de la tipografía y la linotipia, de los télex y teletipos -o del dogmatismo y la repetición de consignas-, asimilar los cambios tecnológicos y la realidad del mundo actual, del big data, de la inteligencia artificial, de la plutocracia…

Según los últimos cálculos, en el mundo hay unos 10 zetabytes de información (un zetabyte es un 1 con 21 ceros detrás), que si se ponen en libros se pueden hacer nueve mil pilas que lleguen hasta el sol. Desde 2014 hasta hoy, creamos tanta información como desde la prehistoria hasta el 2014. Y la única manera de interpretarlos es con máquinas.

El  Deep Learning es la manera como se hace la Inteligencia Artificial desde hace cinco años: son redes neuronales que funcionan de manera muy similar al cerebro, con muchas jerarquías. Apple y Google y todas las Siri en el teléfono, todos lo usan.

El Big Data permite a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras intenciones, cuánto saben las grandes empresas de nosotros, y lo que más le preocupa: lo fácil que está siendo convertir la democracia en una dictadura de la información, haciendo de cada ciudadano una burbuja distinta.
Si uno tiene Gmail en su celular con wifi, puede ver en Google Maps un mapa mundial que muestra dónde estuvo cada día, a cada hora, durante los últimos dos o tres años (no tiene por qué creerme: vea www.google.com/maps/timeline). Es una información que uno les permites coleccionar al aceptar los términos de licencia cuando instala la aplicación.

También las empresas telefónicas, que uno supone que sólo nos cobran el plan, hacen buenos negocios con nuestros datos. Por ejemplo, Smart Steps es la empresa de Telefónica que vende los datos de los celulares Movistar. De  la noche a la mañana, la gente pasó a tener un sensor de sí mismo 24 horas al día. Hoy se puede saber dónde están las personas, pero también qué compran, qué comen, cuándo duermen, cuáles son sus amigos, sus ideas políticas, su vida social.

El alemán Martin Hilbert , asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso de EE.UU. señala que algunos estudios ya han logrado predecir un montón de cosas a partir de nuestra conducta en Facebook . “Se puede abusar también, como Barack Obama y Donald Trump lo hicieron en sus campañas, como Hillary Clinton no lo hizo, y perdió. Esos son los datos que Trump usó. Teniendo entre 100 y 250 likes (me gusta) tuyos en Facebook, se puede predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones religiosas y políticas, tu nivel de inteligencia y de felicidad, si usas drogas, si tus papás son separados o no”, señala el científico.

Y “con 150 likes, los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Y con 250 likes, mejor que tú mismo. Este estudio lo hizo Kosinski en Cambridge, luego un empresario que tomó esto creó Cambridge Analytica y Trump contrató a Cambridge Analytica para la elección”.

“Usaron esa base de datos y esa metodología para crear los perfiles de cada ciudadano que puede votar. Casi 250 millones de perfiles. Obama, que también manipuló mucho a la ciudadanía, en 2012 tenía 16 millones de perfiles, pero acá estaban todos. En promedio, tú tienes unos 5000 puntos de datos de cada estadounidense. Y una vez que clasificaron a cada individuo según esos datos, los empezaron a atacar”, señala Hilbert.

Por ejemplo, si Trump dice “estoy por el derecho a tener armas”, algunos reciben esa frase con la imagen de un criminal que entra a una casa, porque es gente más miedosa, y otros que son más patriotas la reciben con la imagen de un tipo que va a cazar con su hijo. Es la misma frase de Trump y ahí tienes dos versiones, pero aquí crearon 175 mil. Claro, te lavan el cerebro. No tiene nada que ver con democracia. Es populismo puro, te dicen exactamente lo que quieres escuchar”. Lo más delicado es que no sólo pueden mandar el mensaje como más le va a gustar a esa persona, sino también pueden mostrarle sólo aquello con lo que va a estar de acuerdo.

Al final, el juego con la tecnología siempre ha sido ver cuáles tareas se pueden automatizar y cuáles no. Si un robot reconoce células de cáncer, uno se ahorra al médico. Más del 50% de los actuales empleos son digitalizables, afirma Hilbert. Y ya no hablamos de reemplazar a los obreros, como en la revolución industrial, sino también los trabajos de la clase más educada: médicos, contadores. El 99% de las decisiones de la red de electricidad en EEUU son tomadas por IA que localiza en tiempo real quién necesita energía.

No es en ningún caso el fin de la humanidad, es la evolución que sigue su camino. Y lo más importantes es entender en qué mundo vivimos. Por eso llama la atención que operadores mediáticos, que se autodefinen como radicales de izquierda, sigan insistiendo en la necesidad de pelear en escenarios que ya no existen, con léxicos que no corresponden a las realidades reales y tampoco a las virtuales, en aferrarse al pasado, lo cual es por demás retrógrado.

La dictadura y la posverdad
Hoy más que nunca la dictadura mediática, en manos de cada vez menos “generales” de las corporaciones, busca las formas novedosas de implantar hegemónicamente  imaginarios colectivos, narrativas, discursos, verdades e imágenes únicas. Es el lanzamiento global de la guerra de cuarta generación, directamente a los usuarios digitalizados de todo el mundo.

Si hace cinco décadas la lucha política, la batalla por la imposición de imaginarios, se dilucidaba en la calle, en las fábricas, en los partidos políticos y movimientos, en los parlamentos (o en la guerrilla), hoy las grandes corporaciones de transmisión preparan una ofensiva que saltean los medios tradicionales para llegar directamente, con sus propios contenidos de realidades virtuales, a los nuevos dispositivos móviles de los ciudadanos.

¿De qué estamos hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la información? ¿Hablamos de redistribución de frecuencias radioeléctricas cuando hoy el  control emerge de la conjunción de medio y contenido? Los que controlan los sistemas de difusión, cada vez más inalámbricos, satelitales, eligen, producen y disponen cuáles serán los contenidos, en una planificada apuesta por monopolizar mercados y hegemonizar la información-formación del ciudadano.

Cambia la radio. Bajo la mirada vigilante de otras naciones, Noruega se ha convertido desde el enero de 2017, en el primer país del mundo en apagar su señal de Frecuencia Modulada (FM), considerando que tiene 22 estaciones nacionales de radio digital, y aún hay espacio en su plataforma digital para otras 20.

La tendencia mundial –y latinoamericana- demuestra que los jóvenes televidentes ya están pasando del uso lineal de televisión hacia un consumo en diferido y  a la carta, que bien puede optar el dispositivo fijo (el televisor) y optar por una segunda pantalla (computadora, tablet, teléfonos inteligentes).

Para los comunicólogos optimistas, de receptores pasivos, los ciudadanos están pasando a ser, mediante el uso masivo de las redes sociales, productores-difusores, o productores-consumidores (prosumidores).  Para los menos optimistas, si bien esa es una posibilidad teórica, la práctica demuestra que la producción y difusión quedarán en manos de grandes corporciones, en especial estadounidenses, y los ciudadanos podrán ocupar la casilla de consumidores, en una arremetida del pensamiento, el mensaje, la imagen únicos.

Quizá aquellos que estamos desde hace años en la lucha creemos que la discusión sobre la democratización de las comunicaciones está socializada/masificada en nuestras sociedades. No lo está siquiera en aquellos donde se han hecho esfuerzos de esclarecimiento en este campo, como Argentina y Ecuador. Hay quienes sostienen que aún se trata de una discusión elitesca, entre los militantes políticos, de la comunicación y allegados.

¿De qué estamos hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la información en la que ahora se da en llamar la época de la posverdad, donde los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones, los imaginarios y las creencias personales?

Hoy, la posverdad es el arma de desorientación masiva de la opinión pública que emplean los grandes medios de comunicación y todos los líderes políticos. La sociedad es hoy un monumental simulacro, un plexo cuasi-infinito de significaciones sin referente ni realidad que las apoye, una especie de monumental ciencia-ficción que nos domina, dijera Baudrillard.

En 2016, The Economist hablaba del arte de la mentira, y señalaba que Trump es el principal exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases que se sienten verdaderas, pero que no tienen ninguna base real. Una cosa es exagerar u ocultar, y otra, mentir descarada y continuadamente sobre los hechos. Y lo peor es que esas mentiras se van imponiendo en el imaginario colectivo.

Hoy se manipulan, se omiten, se tergiversan o se falsifican desde las cifras de la desocupación o del costo de la vida, mientras opinadores muy mediatizados predican distintas variantes del there is no alternative (no hay alternativa) thatcheriano.

Disculpe, entonces, ¿de qué estamos hablando cuando reclamamos la democratización de la comunicación y de la información?

*Adelanto del libro El asesinato de la Verdad, a editarse este semestre.

Aram Aharonian es periodista uruguayo, magister en Integración, fundador de Telesur, codirector del Observatorio de Comunicación y Democracia y del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (Clae), y presidente de la Fundación para la Integración Latinoamericana (Fila). Autor de Vernos con nuestros propios ojos y La internacional del terror mediático, entre otros textos.

 Originalmente publicado en:  http://www.integracion-lac.info/es/node/38393

miércoles, 1 de febrero de 2017

Del ser de la modernidad al ser de liberación nuestro-americano. Por Carlos García.




Hace algunos años atrás, en un viaje por la piel de Nuestra América, emergió en mi, la necesidad de des-cubrir otros mundos de vida cotidianos, o cómo dice Peteco Caravajal “otros cielos, otras aguas, otros pueblos, otras miradas” que habitan en cada uno de los territorios de nuestro continente. En tal viaje, fui encontrándome con pueblos enteros, con historias y mundos que no existían para mí anteriormente, porque el mundo de vida cotidiano en el que fui constituido, negó y encubrió todas aquellas otras realidades, pero que desde el sentir eran para mi familiares. 


El encuentro con otros pueblos y mundos de vida en aquél viaje me invitaron a comenzar a ad-mirarme (ir más allá de lo que se mira) e iniciar otro viaje, el de la búsqueda de ése que soy en cada caso. En el periplo inciado y que tal vez lleve la vida entera, he dado cuenta que mi modo de ser obedece a una impostura, a un ser impuesto desde afuera y calzado forzosamente, para hacer de mí, un ser que no soy. Ése ser que no soy, es el ser de la modernidad que todos tenemos alojado de alguna manera, y que nunca termina de ajustarse completamente, y es porque ése ser, propio del mundo de vida europeo, en nuestro caso es impuesto, inoculado, no responde a nuestra realidad, es decir, en el fondo estamos siendo algo que no somos.

¿Por qué pasa esto? Porque la modernidad nunca fue un proceso integrador. Nunca pretendió encontrarse con otros pueblos, otras razones distintas a la suya, nunca pretendió hacer uso de su logos, su razón, para dia-logar y fusionarse, no. Desde la colonización, hubo un encubrimiento y negación de otros mundos de vida y realidades, -mundos de vida y realidades- que subyacen en cada uno de nosotros por ser el fruto de la mezcla de distintos pueblos en los últimos quinientos años.


Traigo a la memoria y al corazón, el recuerdo de una escena que me invitó a mirar-me y admirar-me en el mundo desde otro lugar; es el recuerdo vivo de haberme cruzado con una familia del mundo andino, quechua, que tenían tres hijos pequeños. Recuerdo el intento de diálogo a través de las miradas entre los niños y yo, había timidez hasta que decidí acercarme, y jugar con ellos, en seguida pude acercarme a hablar con su madre y padre, quienes me preguntaron de dónde era, respondí y les conté de mi periplo, me mostraron su gratitud y me invitaron a su comunidad, para que así pudiera conocerlos; conocer a sus abuelos, sus tíos, su gente, su historia y a los nuevos que iban a continuar su historia. Me invitaron a “hacer lazos” como me dijeron, entramados, encuentros. Comento esto porque esa escena me mostró la importancia que tiene la comunidad y la familia para el mundo andino. Su identidad, su ser constitutivo como personas e historias es el de la comunidad, el ser comunitario que aloja todo su mundo de vida.

En cambio, el imágo, el modelo, o imagen referencial que tenemos nosotros ha sido el inyectado a trocha y mocha por el mito de la modernidad, mito que reproducimos en la vida cotidiana.

Todos somos obligados de alguna manera a perseguir el sueño de la modernidad ¿o pesadilla?, es decir, el desarrollo, el progreso, trabajo, reconocimiento por la institucionalidad burguesa, todos queremos convertirnos, en ingenieros, arquitectos, maestros, abogados, científicos y así acceder al mundo de vida hegemónico de la modernidad-capitalista. Todos somos empujados a transitar por el consumo, el mercado, el negocio, y para ello hay que jugar al orden impuesto por tal mundo de vida “universalizado” que es la explotación de la vida como mercancía de consumo, y la cosificación de los afectos y vínculos.

De modo que para la modernidad y la constitución de su ser, fue necesario la destrucción de todo ser comunitario, familiar, porque sencillamente no le servía para instalar su orden. Necesitó entonces de relaciones y vínculos instrumentales, utilitarios, es decir, asumir todo como objetos y no sujetos. Es el ser del ego cónquiro que constituyó el mundo de vida occidental.

Para el neo-liberalismo que es la fase más acentuada de la modernidad capitalista, cada vez más le interesa generar un tipo de humanidad pertinente a su lógica. Y para perpetuar su lógica necesita de seres atomizados que no les interese el ser con otros, le interesa una humanidad de soledades que teman al otro y al futuro junto a otros, porque para esta lógica el mit dasein (ser ahí junto a otro) es sinónimo de desgracia, atraso y pérdida de “oportunidades”

La continuación y reproducción del ser moderno, nos va empobreciendo la vida, la pone en peligro, porque el ego cónquiro, saquea, domina y des-compromete, destruye las condiciones de vida de toda la faz de la tierra y nos condena a la soledad.

¿Cuál es la tarea que nos toca para constituir otro mundo a esta generación del presente?

Parece que en primer lugar necesitamos revisar nuestra historia, saber de dónde venimos, desde la historia personal de cada quien que va entretejiendose con la historia de cada pueblo y viceversa, porque somos sujetos constituidos por historias, vínculos y recuerdos.

La tarea a la que somos convocados a partir de ahora es a constituir el ser de liberación, y ése ser es comunitario y para que haya comunidad debe haber otros modos de vinculación con nosotros mismos, con los otros y el mundo, es decir, somos convocados desde el lugar de la vida diaria, desde la relación íntima a ser eso que necesitamos de cara a otro mundo. Es ir constituyendo, en nuestro caso, lo que la modernidad-capitalista ha destruido y niega: la familia y la comunidad. El desafío para nosotros, entonces, es vincularnos de modo distinto con nosotros, con los otros y con el mundo, con el cuidado y la ternura como praxis para la reproducción de la vida y desde la unidad mínima para constituir comunidad que es la pareja en una relación sujeto-sujeto.

La liberación para nosotros, los pauperizados del mundo es poder desde este lugar de mezclas, dolores y esperanzas, comenzar a constituir el ser comunitario nuestro-americano, es decir, constituir la solidaridad y el amor desde el encuentro con el otro, y para ello nos toca apelar a lo negado de otros pueblos que también somos. La familia y la comunidad es entonces el sostén que permitirá desde otro lugar constituir las nuevas prácticas para el mundo que nos toca construir.



La oligarquía en su laberinto. La puja de Zamora por el porvenir libertario.


Por: Carlos Rivas*.


Sería realmente lamentable que en estos tiempos fuéramos un pueblo, sin memoria, sin historia. Este tiempo estaría cargado de una profunda tristeza si las páginas de nuestra historia hubieran sido borradas por las clases dominantes, las mismas que recuerdan con añoranza aquellos tiempos en los que el pueblo no tenía conciencia de clase, no tenía conciencia histórica, nos sabía de dónde venía, no le llamaba a las cosas por su nombre. No reconocía ni a sus enemigos históricos de clase, ni a sus compañeros de clase. Rememorar la "obscurana" en el pueblo, es estar dispuesto a pisotear su dignidad, de eso sabe bastante la oligarquía, pero al mismo tiempo sabe, recuerda, rememora con temor permanentemente, que este pueblo sabe de rebeldía, por eso éste último ha encabezado un buen número de revoluciones -revoluciones que nunca dejarán de existir, mientras exista la desigualdad- precisamente para hacer de este país el más democrático de América Latina. La oligarquía vive constante el horror de las montoneras Zamoranas, cada vez que se hace del poder y humilla con su práctica cotidiana al pueblo noble, humilde y trabajador.

Se ha dicho en infinidad de oportunidades, que la independencia ha sido un proceso inacabado, incluso se afirma que lo que se desarrolló en el primer cuarto del siglo XIX, fue un proceso de independencia sin libertades. El pueblo en lucha se jugó hasta lo que no tenía por una revolución, que como muchas, fue traicionada por el antiguo mantuanaje, el mismo que luego de finalizada la guerra de la independencia regresó a Venezuela a reclamar antiguos privilegios. Al decir de Calzadilla (2009):


Los antiguos Mantuanos, muchos de los cuales se habían escapado de la guerra yéndose fuera de Venezuela, regresan a reclamar sus esclavos y sus haciendas. Regresan con su mismo desprecio por los pardos, indios, negros, Zambos y mulatos que nunca nada poseyeron, salvo su esperanza de llegar a ser libres. Regresan con su misma soberbia de amos del valle. La república ahora les pertenece. Las leyes que dictan les favorecen y privilegian. En 1830, cuando Bolívar muere en Santa Marta, y con él el proyecto de Colombia la grande, Venezuela queda en manos de los antiguos amos. No mandan ya los españoles, pero continúan los dueños. El pueblo ve con indignación cómo muchos de estos nuevos propietarios de la patria conquistada habían sido partidarios de la corona española, realistas, ellos mismos o sus hijos. Por eso llama a toda esa nueva clase dominante "Los Godos", que era como, los patriotas llamaban a los españoles durante la guerra. Los "godos", nuevamente, reinaban. (P. 13)


Aquel joven, de apenas 14 Años, comenzaba su adolescencia inmerso en aquel maremágnum de contradicciones, ese joven, que nacido en las tierras libres de los valles del Tuy, en la villa de Cúa, aquel 1ero de Febrero de 1817, veía con sus propios ojos como las esperanzas tejidas en la lucha por la independencia eran traicionadas por una oligarquía que volvía a implantar el viejo modelo societal, con liberalismo en la boca y conservadurismo en el corazón. Esa misma oligarquía, tanto la que regresaba, como la que representaba el "nuevo riquísmo", clásico en la historia de Venezuela, de la manera más grosera y desfachatada, pretendía un retroceso histórico, volviendo a sus viejos privilegios de clase, sumergiendo al pueblo en la más terrible opresión.

El latifundio, y la esclavitud se exacerbaban en una Venezuela, que amparada en el conservadurismo más recalcitrante, traicionaba los principios liberales que alimentaron ideológicamente las luchas por la independencia. La patria había sido secuestrada y los temores del pueblo se hacían eco de la realidad. La vieja oligarquía, de la que siempre sospecharon, hicieron lo propio para volver a poner la insolencia del látigo sobre la espalda del descamisado.

No se trata en éstas líneas de hacer apología del Liberalismo político, sin embargo, no podemos despreciar el hecho que para el momento que podríamos denominar como pos-independencia, el liberalismo representaba la ideología que se parecía más a los clamores sentidos de nuestro pueblo. El mismo Calzadilla, escribe un artículo en la Revista Memorias De Venezuela N°44 (2017; P. 4-7), que titula Ezequiel Zamora y los dos liberalismos, en éste escrito el autor expone el recorrido de un tiempo lleno de presiones sociales, de estafas financieras y descontentos, tanto de sectores populares como de dueños de tierras, no tan poderosos, siempre a merced de las trampas que los grandes capitales mercantiles aplicaban para seguir acumulando tierras. La fisiocrácia en el poder, afianzando el modo de vida colonial y acumulando tierras en la nueva nación, la riqueza desde la tenencia de la tierra generaba un fuerte conflicto a lo interno de la sociedad venezolana.

En medio de esa realidad fue creciendo Ezequiel, viviendo palmo a palmo, una realidad social que no le era ajena. Los aportes en cuanto a la formación política de Zamora, provenían por un lado de las lecturas de EL Venezolano, periódico del partido Liberal desde 1840, y la lectura misma de la propia realidad sentida, cuestión última que le brindó la posibilidad de fijar postura no sólo en contra de la "godarria" conservadora, sino en contra de la poca claridad en el programa político del mismo partido Liberal, liderado por el viejo Leocadio Guzmán, padre de Antonio.

Dos sectores de la misma oligarquía en disputa por el poder, arrojó a Zamora a trabajar en un programa de gobierno profundo, que cumpliera las demandas del pueblo, el cual para el momento, estaba avivando las mismas conductas de aquel año terrible de 1814.

Roberto López Sánchez, en su texto El protagonismo popular en la historia de Venezuela. Raíces históricas del proceso de cambio (2015), cita a Armas Chitty, el cual afirma que: la federación completó la guerra de independencia, pues la misma ansia igualitaria que pregonaban los soldados de Zamora, los encarbonados de Espinoza y los llaneros desnudos de Zoilo Medrano, puede apreciarse en los mismos llaneros que llevaba Boves al combate (p.55).

Más adelante afirma que: los objetivos de la Insurrección campesina que se desarrolló desde el 20 de Febrero de 1859, y que estuvo encabezada por Zamora, se referían a la igualación de clases sociales, el reparto de tierras, supresión de contribuciones, echar del gobierno a los opresores y terminar con la oligarquía (López. 2015; p.55). Demandas sentidas por el pueblo, nunca traicionadas por quien se dio a conocer como el valiente ciudadano.

Terribles celadas nos tiende la vida. Asesinado, el proyecto zamorano queda a merced de uno de los cuatro Reyes de la Baraja, quien se va a jugar todas sus cartas por implantar un régimen republicano servil a Europa, copiador e importador de la sociedad reproductora de la colonialidad del poder. El Ilustre Americano vendría a reproducir la interminable tragedia de las traiciones al pueblo.

Hoy siguen vivos los tiempos zamoranos, con una revolución que ha decidido no traicionar a su proyecto histórico, ni a su pueblo. Al igual que la de Zamora, ésta, la Revolución Bolivariana y todo su acumulado histórico, ha echado su suerte a andar con los pobres de éste mundo, construyendo comunas, edificando autogobiernos, propiciando autogestión, impulsando sostenibilidad, motivando sutentabilidad, radicalizando la democratización, de esta forma juntando lo anterior y profundizando la descolonización seremos juntos, el nuevo terror de la oligarquía.

La historia sigue viva, porque los pueblos alimentan ese espíritu, son ellos con sus luchas quienes seguirán escribiendo páginas de rebeldía, recordando al pulpero de los Valles del Tuy, al Valiente ciudadano, al Liberal, hijo de éste pueblo, que alimenta diariamente el argumento emancipador de nuestro tiempo. Rememoramos de esta forma, a 200 años años del nacimiento de Ezequiel Zamora, un breve fragmento del Himno de la federación, con una letra maldita para la oligarquía y al mismo tiempo otra que anuncia justicia y denuncia permanente:

"Las tropas de Zamora

al toque del clarín

derrotan las brigadas

del godo Malandrín"


Ya, para no hablar del fin (Fin de la Historia, se llama éste poema), con Gustavo Pereira, porque: el capitalismo es el fin de la historia.

Tal vez sobre vivan los metales relucientes pero no las mariposas

los plásticos y los escombros pero no los pétalos bajo el rocío

los gremios de rufianes pero no los solitarios

los banquetes y los festines pero no la alegría

los ruidos y los estrépitos pero no la música del amanecer

las mesas servidas como nunca pero no los aromas

las estrecheces de espíritu pero no la compasión

los bandos de poder pero no los secretos del habla

las máquinas traga níquel pero no el incrédulo azar

las meretrices y las zorras pero no las diosas de la noche

las acritudes y las ferocidades pero no las revelaciones

los circuitos integrados pero no el despertar de la hierba

los malos olores pero no la transpiración de los amantes

la estupidez y la vulgaridad pero no la evidencia de lo sensible

lo redondo y lo cuadrado pero no lo indescifrable

los trajes y las joyas pero no la transparencia de las aguas

las metáforas pero no la poesía

                                       ... y nosotros decimos: la oligarquía, pero no la vida...


¡Vivan las montoneras de Zamora!

¡Viva El pueblo Rebelde de aquel 1989 y del 4 de Febrero!

¡Viva la Revolución Bolivariana!

¡TIERRA, HOMBRES Y MUJERES LIBRES!


Bibliografía:

  • Calzadilla, Juan Antonio. Ezequiel Zamora y la Tierra de lo hombres Libres. Colección generación 200. Misión Cultura corazón Adentro. Centro Nacional de Historia. Caracas. 2009

  • López Sanchez, Roberto. El protagonismo popular en la historia de Venezuela. Raíces históricas del proceso de cambios. Editorial Trinchera. Caracas. 2015

  • Pereira, Gustavo. ZooMaris. Fundecem. Mérida. 2016.



*Vocero de la Casa del Costurero de los Sueños emancipatorios "Eulogio Paredes"

Miembro de la Escuela popular de comunicación EPC

carlos_rivas_45@hotmail.com