miércoles, 23 de agosto de 2017

Los medios de “comunicación”, los nuevos instrumentos de dominación de la modernidad-capitalista que obstaculizan la constitución de la comunidad como reino prometido. Carlos García.








“El hombre actual ha superado las distancias pero no sabe crear autentica cercanía”

Martín Heidegger.

"Nuestra historia narra el modo como se vincula la cultura occidental, su vinculo prepotente impone, no dialoga, no se encuentra sino que conquista"
Carlos García.

Toda sociedad en transición vive un proceso complejo de contradicciones en el que nosotros somos los reproductores de aquello que la genera o podemos, si logramos darnos cuenta, ser los productores de nuevas formas de producir la vida que superen la contradicción. En este caso, la contradicción es la vida misma desplegada desde el mito de la modernidad, por ello, superar la contradicción es producir nueva cultura, queremos decir, apuntar a nuevas formas de producir la vida, que en nuestro caso es la constitución del ser comunitario o ser de liberación Nuestro-Americano a partir de la comunidad como práctica y horizonte.

Este cambio de época que atravesamos, cuya crisis ya es civilizatoria nos demanda actos cuya coherencia apunten desde el día a día de cada quien a contribuir en la constitución de otro mundo necesario. Para ello, volvemos a hacer énfasis en que el mito de la modernidad-capitalista en su etapa más desarrollada (neoliberalismo) necesita de una humanidad pertinente a su lógica, y en tal sentido sabemos que es una humanidad descomprometida e individualista que asume al otro como objeto y no sujeto. En esta última etapa de este mito civilizatorio, ya todos somos constituidos como consumidores y no personas.

Nos gustaría mencionar aquí, que en la tarea de ir constituyéndonos como seres de liberación Nuestro-Americanos, o seres comunitarios cuyas prácticas nos liberen del mito de la modernidad, debemos tener en cuenta que la comunidad y la familia son los espacios inter-dependientes para producir otra cultura que cree o constituya mitos que den otro sentido de existencia al inoculado por la modernidad. Hablamos de prácticas objetivas que produzcan una nueva subjetividad. Para ello es preciso aclarar que los encuentros cara a cara, constitutivos de toda comunidad son el modo de liberarnos de la soledad y el aislamiento al que nos ha sometido el modo de vida fragmentario y descomprometido de la modernidad-capitalista. Por lo tanto, los encuentros cara a cara, son un acto de revolución civilizatoria.

Para continuar arando el terreno de nuestro proceso de liberación, nos parece vital insistir con ahínco en la necesidad de vincularnos como historias con los otros en encuentros fácticos, comprometidos, porque los encuentros cara a cara nos llevan a la elemental y necesaria condición de juntarnos para crear vida.

En efecto, si los encuentros cara a cara son genuinos, es decir, si disponemos todo nuestro ser allí, se involucra el cuerpo y la persona como totalidad, como historia para ir incorporando al otro en el mundo interno de cada quien, porque en el otro, en su rostro y su mirada encontramos su humanidad y la nuestra. Es así que asumimos la vital necesidad de re-encontrarnos para ser personas que juntándonos funjamos como potencia en la constitución del nuevo mundo, y no en dispositivos listos para ser usados u objetos consumidores pasivos hedonistas.

Para Enrique Dussel, una persona es tal, cuando se establece la relación cara a cara con otra u otras personas, sólo así, es que se es una persona que en su praxis[1] establece un vínculo, una historia, es decir, se efectúa un acto directo ante otra persona que da sentido y existencia. La relación cara a cara es material, es unidad, carne. Podríamos decir que somos personas en tanto nos vinculamos concretamente junto al otro[2]. Es la mirada del otro que me define en palabras de Sartre. Sin el otro no existiríamos, por ende, necesitamos vincularnos con otros para entramar, para hacer comunidad[3]. Por eso reafirmamos que una comunidad tiene existencia si es praxis en su relación cara a cara junto con los otros. De otro modo no pudiéramos hablar de comunidad sino de conglomerado, o de serie en palabras de Jean Paul Sartre.[4]

De modo que la liberación del mito de la modernidad que tenemos incorporado, el cual hemos heredado mediante prácticas sociales naturalizadas y que se cristalizan en matrices de aprendizaje, sólo es posible si nos constituimos en comunidades, y para ello debemos reconstruir nuestros modelos comunicacionales que como iremos viendo son constituyentes de cualquier modelo de mundo. Así que reconstruir nuestros modelos comunicacionales para construir otro mundo, pasa por comunicarnos de modo más horizontal en los que los otros puedan formar parte de la “comunidad de comunicación”, como lo llamara Habermas. Es decir, donde todos podamos ser interlocutores válidos, reconocidos desde la otredad, desde la diferencia complementaria para construir comunidad, es decir, vida.

Trataremos a partir de ahora, en dar cuenta cómo es que el mundo que tenemos es producto de un modelo de comunicación funcional a la ontología de la conquista y cómo a partir de otros modelos de comunicación y de comunicarnos es que podemos dar parto a otro mundo, que creemos es el comunitario. Comencemos:

Para Enrique Dussel nuestra condición actual es producto de la imposición que occidente ha efectuado sobre el mundo a partir de 1492, y que haciendo uso de otros mitos como los de la cultura griega, construye, racionaliza y elabora el mito de la modernidad.

Para él, el problema comienza con la concepción del ser humano y el mundo que se ha construido a partir del pensamiento  y mito griego, pues considera que los mitos constituyen el ser, y en el caso de la modernidad, el ser moderno es una subsunción y reproducción del ser helénico el cual los modernos asumieron como condición humana y “universal” para luego asumirse como “civilizadores” del mundo. Dussel haciendo contraste con el mito griego, nos dice que para otros mitos, como el semita, el humano es considerado como unidad, carne que al morir resucita, por ello el bien se hace en la carne, en la persona necesitada, se satisface la necesidad vital que en el cuerpo se manifiesta; el cuerpo, la carne es el lugar donde mora lo humano, es  decir, este mito demanda actos de coherencia; por lo tanto el reino de dios es la comunidad, y es en ése lugar, desde ése locus donde se gesta la práctica cristiana liberadora de hacer el bien al otro. Es decir, la condición de liberación y de concreción del reino de dios es en la comunidad que siendo parto doloroso, es ya, en la realidad, el reino comenzado.[5]  Mientras que para los semitas el humano es unidad, es carne y praxis, para los griegos el cuerpo y alma son dos entes distintos, y por ello creemos  se separan los actos de las ideas.[6]

Entonces, vemos que hacer el bien al otro, su realización, es constituir la comunidad para encontrarnos cara a cara con dios, es decir, el otro. El mal sería según nos comenta Dussel, la interrupción, la ruptura del cara a cara, la negación del otro y su dominación[7]. De modo que podemos inferir que la fragmentación, el individualismo y el descomprometimiento que nos define actualmente de modo caótico, sería una suerte de poietica[8] negativa que se ha naturalizado como forma de vinculo. Así podemos decir que la modernidad-capitalista es la cúspide del mal, el otro no aparece sino como objeto, o como peligro, por eso en la modernidad-capitalista al humano se le devora, el capital lo subsume como objeto, lo explota, lo aísla, aniquila y nos convierte en los reproductores objetivos de su subjetividad.

Ahora bien, el mito de la modernidad impuesto como ontología, tiene su historia constitutiva en 1492, con la llegada de los europeos a Nuestra-América. Nos parece que en la constitución de tal ontología, se consolidó un modo de comunicación pertinente para su reproducción, es decir, la comunicación necesaria de tal ontología donde el otro es objeto o cosa, es el ateniente a la relación vertical, unidireccional, la relación de sujeto-objeto, es decir, hay un sujeto que habla y un objeto que escucha. Tomemos en cuenta que para los colonizadores, los indios no eran personas, y por lo tanto no se podía establecer una comunicación con lo que para ellos no era humano o se encontraba en una condición inferior a su humanidad, la europea.

No es sino en el siglo XVI en duras discusiones, que se estableció argumentativamente una “inclusión” violenta de los pueblos americanos a la cultura occidental; una “inclusión” que desconoció todo lo que era el indio como persona y cultura, lo anuló para tomarlo como recipiente al cual se le depositaría “nueva información, nueva cultura” y así formara parte de la “comunidad de comunicación” es decir, del mito de la modernidad,  “dejando atrás” su condición de inmadurez, de animalidad.[9]

Recordemos que para los europeos, América era la aparición de lo mismo, de una instancia ya superada de su pasado, por ello es que decían que los indígenas eran como niños inmaduros[10]. En tal sentido para Colón Abya Yala[11] fue el encuentro con una región de Asia y no con un nuevo mundo, lo que apareció para Colón, fueron regiones del sur del continente asiático, por eso no pudo asumir que los pueblos del continente eran distintos, otras historias, otras cosmovisiones, sino parte de una historia pasada que ellos, los europeos veían como instancia superada.

Del mismo modo recordamos, que el ego conquiro arribó con Colón como primer hombre moderno que salió oficialmente en la búsqueda de tierras y rutas, luego el ego conquiro, el yo conquistador se constituyó como referente con Cortés (el militar, el conquistador) como modelo práctico del hombre moderno, su subjetividad es el referente que pasó a formar parte del modo de vincularnos con los otros y el mundo, su modelo vertical de comunicación se naturalizó y todo el orden de organización social de la modernidad se edificó sobre esta subjetividad y modelo de comunicación.

El proceso de colonización y su modo de comunicarse con el mundo (cosas y no personas) se efectuó en dos planos que según Dussel son: en primer lugar, la colonización del mundo de la vida o (Lebenswelt)[12] es decir, primero sobre sus territorios y sus cuerpos, y en segundo lugar, sobre su cultura y su lengua (imaginario o Imaginaire)[13].

Los pueblos Nuestro-Americanos, tenían o tienen modos de organización comunitarios en los que sus modos de vínculo y comunicación son más coherentes y solidarios, sus mitos permiten una relación armónica con el mundo de la vida[14], se respeta todo ser viviente por ser considerados seres, es decir, tanto animales como la naturaleza son parte de la comunidad.[15]

La colonización efectuada en estos dos planos, ha destruido y desintegrado, aunque no totalmente, toda forma de organización social que constituían las culturas de los pueblos Nuestro-Americanos. La conquista del mundo de la vida, fue un acto sanguinario. Para haber colonizado el continente en menos de cien años, implicó una brutal empresa de exterminio por parte de los colonizadores. En el caso del segundo plano se instalaron escuelas y se implantaron prácticas en donde la cultura imperial, feudal en un primer momento y luego moderna se reprodujo. Por eso nos parece importante resaltar que la colonización mental (imaginario o Imaginaire) fue una de las campañas a las que más énfasis se le hizo.

Así es que nos cuenta Dussel, se fue erigiendo desde el ego conquiro, el ego cogito cartesiano, característico de la modernidad y de su forma de conocer el mundo. Es decir, el comienzo de la separación del mundo en partes, de la fragmentación.[16] También la aparición del ego cogito cartesiano como racionalidad significó de alguna manera el comienzo de la batalla contra la comunidad y el ser comunitario de los otros pueblos no europeos.[17]

El dominio en el plano de lo imaginario pasó por instalar espacios y prácticas en donde se les incorporara a los pueblos de América la cultura occidental, no funcionando del todo, pues los pueblos mantuvieron sus prácticas solapadamente y en otros casos abiertamente. Los espacios educativos instalados por el ego magistral[18] desde la colonia para incluir en la “comunidad de comunicación” a los pueblos originarios, no pudo eliminar las prácticas de los pueblos colonizados. Pues la cultura popular, se mantuvo marginalmente hasta nuestros días[19].

Sin embargo, a pesar de nuestras resistencias como pueblos no europeos que mantenemos de alguna manera vivas las culturas originarias mediante prácticas sincréticas de lo amerindiano, la campaña de colonización continúa hasta nuestros días, de modo más sutil y racionalmente más elaborado. Creemos, aunque sería tema de investigación más profunda, que lo que llamamos medios de comunicación, fungen en realidad, como mecanismos de dominio por parte de la ontología de la conquista que caracteriza a la modernidad capitalista, es decir, a occidente. Por ello, continuaremos apelando a Dussel que nos devela cómo la pedagógica occidental, es por sí misma dominadora e imperial por estar constituida desde el ego conquiro. Para Dussel, la dominación en el imaginario o plano de lo mental es más sofisticada que hace quinientos años, sin embargo cumple el mismo papel y con más eficiencia, pues los llamados medios de comunicación, son ahora, los instrumentos de dominación de la modernidad-capitalista[20]. Veamos:

Para Dussel, las nuevas técnicas de dominio no sólo son las universidades, las escuelas y la formación formal impartida por el estado, que a fin de cuentas responde a la lógica colonial-vertical, burguesa e imperial. Sino que ahora los medios son parte de las campañas de colonización por parte de la modernidad capitalista mediante series de televisión, películas y programas. Los medios inyectan e inoculan modos de sentir, pensar y hacer pertinentes a la reproducción de su subjetividad. Queremos decir, que los medios son ahora los conformadores por excelencia de la subjetividad pertinente para el despliegue del neoliberalismo. En otras palabras, hablamos de un ser humano constituido por los medios de comunicación.[21]

La retórica de la modernidad capitalista, tuvo en un primer momento como vehículo de propaganda a la cruz y la espada, a los piratas y las campañas exploratorias de comerciantes y reyes[22], luego a sus colonias y compañías, que derivaron en estados nacionales modernos y transnacionales, que a partir del siglo XX comenzaron a usar un instrumento que les permitiría llegar a los rincones más recónditos en un mismo momento desde un solo emisor: La radio, el cine y la televisión; instrumentos que han funcionado como medios de inoculación de información y cultura de los países colonizadores sobre los países ocupados.

Desde los países portadores de la ontología de la conquista, les han llamado a estos instrumentos “medios de comunicación”, pero, preguntémonos, ¿qué es comunicación?  ¿Cómo estos instrumentos forman parte de la nueva colonización?

La comunicación es un fenómeno, sin el cual la vida no es posible, desde el comienzo del universo, las partículas fueron comunicándose unas con otras para la creación de las galaxias, de las estrellas, de los planetas y de la vida[23].

Comunicación viene de la raíz latina communis que quiere decir: común, mutuo, participado; poner en común algo con otro. Communis es la misma raíz de com-unión, de com-unidad; expresa algo que se comparte: que se tiene o se vive en común.

Así podemos decir, que una comunidad es posible si mantiene vínculos, si se comunica y articula entre ella, si se entreteje y puede generar cultura, vida, es decir, prácticas que transmiten nuestra forma de ser y hacer en el mundo. Entonces, la comunicación es un proceso de intercambio de mensajes, donde los roles emisor-receptor se intercambian e inter-actúan; de forma recíproca. Es cuando la gente habla cara a cara, se relaciona, se cuenta, se puede narrar, se puede mirar con y a través de los otros constituyendo una mutua representación interna, allí se entreteje un mundo común, una comunidad, es decir, praxis que como veíamos, es la relación cara a cara para ser personas.[24]

Ahora bien, si el proceso dinámico de la comunicación se mutila y nos reducimos a receptores pasivos, nuestro tejido comunitario se desentrama y emergen socio-patologías que van disociando y en consecuencia esquizofrenizando[25] nuestro relato histórico como personas y como comunidad.
El modo de vincularse de la cultura occidental, o de la modernidad-capitalista con otras culturas, ha sido mediante la imposición, el mando, la superposición y no el diálogo.

El modelo comunicacional de tal ontología dominadora es el  emisor -receptor, es uni-direccional, la reciprocidad es precaria, no hay intercambio de roles ni hay inter-acción. Por eso los europeos llegaron y acabaron, colonizaron desconociendo todo lo que existía en estas tierras. 

Este mismo modelo unidireccional es utilizado en lo que conocemos como “medios de comunicación” que en realidad son, medios de difusión de información. La retro-alimentación del mensaje emitido de este modelo, se basa en resultados y efectos, la devolución es pobre. Al carecer de reciprocidad y de intercambio de roles permanentemente entre emisor y  receptor, podemos deducir que, lo que existe aquí es un proceso de inoculación e inducción. Este modelo que en un primer momento correspondió a Cortés, a los colonizadores que como sujetos en su relación vertical con los otros considerados “objetos”, inocularon la cultura cristiano-europea, ahora corresponde y es empleado desde mediados del siglo XX por los medios de difusión para dominar culturalmente a otras regiones del mundo.

Las potencias occidentales e imperiales desde la década de 1950 del siglo XX, han empleado vehementemente estos instrumentos para bombardear masiva y propagandísticamente a todo el planeta, y así constituir una subjetividad del consumo, directamente vinculada a las marcas o mejor dicho, una subjetividad armada por las marcas y direccionada a consolidar el modelo de vida consumista neoliberal de la modernidad capitalista.[26]

El bombardeo ideológico de los medios de difusión, llamados también, medios masivos o mass media, han hecho énfasis en la colonización a través de lo simbólico, de las imágenes, de los significados y de la imposición de un lenguaje que nos desarraiga de nuestra realidad histórica y social[27]. Es lo Thorsten Pattberg[28], llamó: “mi lenguaje, tu prisión”.

El trabajo ideológico de los mass media, es ir constituyendo una subjetividad que les permita re-colonizar a los pueblos de los territorios que quieren ocupar para la extracción de recursos naturales. De modo que, van inoculando un lenguaje y cultura ajena para desmantelar la historia constitutiva de las naciones que quieren ocupar. Mutilan el vínculo comunicacional de las comunidades e inyectan una cultura fragmentada con códigos foráneos.[29]

Durante las décadas de 1980 y 1990 del siglo XX, la televisión y las salas de cine, estuvieron marcadas por un relato anglo-sajón del mundo en el que la violencia y estigmatización a todo aquello que no fuese parte de aquél mito era considerado como denigrante, así se fue inoculando un Éthos de la violencia y no de la justica. Películas, propagandas y novelas durante aquellas décadas, fueron condicionando la subjetividad acorde con la visión extractivista y consumista de los países dominantes. Preguntémonos cuáles películas nos gustaban a la generación de aquellos años. Es muy probable que la mayoría apelemos a las mismas producciones cinematográficas, pues los mass media nos entretuvieron y educaron mediante películas como Top Gun, Rambo, Indiana Jones y las de futuro distópico como Terminator y Mad Max.

Aquellas décadas, fueron también testigo de la masificación de los videojuegos; un  incipiente simulacro de una realidad deseada por la cultura bélica imperial.

Donald Winnicott[30], famoso psicoanalista infantil, dice que el juego es un ensayo de la realidad, un ensayar a ser grandes, un ensayar las escenas que tocará desempeñar en el mundo. El niño juega a ser papá o mamá, ser médico o paciente, policía o ladrón, profesor o estudiante, es decir, ensaya roles y se identifica con ellos, los incorpora y luego los pone en juego, los reproduce. Lo que no imaginó Winnicott es que, desde hace dos décadas al presente, el ensayo de la realidad está mediado por los video-juegos, cuyo contenido violento constituye una subjetividad bélica donde el otro no aparece sino como objeto perseguidor que debe ser eliminado. Los niños y adolescentes de hoy, ensayan una realidad plagada de violencia y muerte. Las nuevas generaciones ensayan una posible guerra que habrá en el “futuro”. Es una “realidad” que desde los países dominantes apuntan a que incorporemos en nuestro mundo interno, quieren que vayamos incorporando una realidad donde la violencia y la muerte corran cotidianamente. Estos video-juegos tienen una doble finalidad, la primera es crear subjetivamente el rol de “héroes” en la población ocupante (constituir, potenciar y reproducir al ego conquiro), y la segunda es la de preparar la subjetividad de derrota y destrucción del país ocupado (constituir a un yo oprimido, pasivo y alienado).

Las historias de soldados norteamericanos que han estado en campaña militar, durante las guerras del Golfo Pérsico en 1991, Irak 2003, Afganistán 2001, Libia 2011 y Siria 2011 después de haber regresado a su país de origen, revelan que para evadir la culpa a la hora de accionar el cañón del tanque, escuchan Death metal a alto volumen y se imaginan que están frente a la pantalla de un videojuego. Este es el triste relato de una generación que viene formándose en la cultura de la muerte, el Éthos de la violencia y el ego conquiro.

En el caso venezolano, en el campo simbólico-psicológico (en el lenguaje y en nuestras mentes), hemos sido sometidos a una guerra por el control de la subjetividad, una guerra de cuarta generación, que va dirigida al campo subjetivo, es decir, a nuestras mentes. Esta guerra busca destruir completamente los vínculos, la memoria, y desentramar completamente cualquier viso de comunidad, en este caso, pasa por la destrucción del país y todas sus relaciones.

Nuestra subjetividad como pueblo es un campo de batalla, y las grandes empresas nacionales e internacionales, canales de televisión, “redes sociales” juegos, producciones cinematográficas y miniseries, están direccionadas a dominar nuestra subjetividad para mantener el estatus quo de una clase que históricamente nos ha dominado y saqueado.

Retomando el hilo anterior, decíamos más atrás que si el proceso dinámico de la comunicación se mutila y nos reducimos a receptores pasivos, nuestro tejido se desentrama, se descompone y emergen socio-patologías. El dominio simbólico de la cultura colonizadora mediante los mass media, han profundizado la fracturación de las tramas vinculares, cada vez nos encontramos y nos miramos menos; el communis, el poner algo en común con otro, queda de lado para que emerja el solitas, cualidad de estar sin nadie más. Los “encuentros” entre personas ahora son virtuales. La cultura vincular, imprescindible en la constitución y consolidación de una comunidad, el cara a cara para la realización del reino prometido, “cede” su lugar a la cultura mediática, esta última es, la sustitución del vínculo real por la pantalla. Nuestra disposición con virtudes y defectos como seres integrales ante el otro se empobrece cada vez más, ahora nos disponemos a través de un muro en la “red social” donde ponemos fragmentos de nuestro ser. Esta forma de disponernos al otro es el signo fragmentario de nuestra época.

El encuentro cara a cara, propio del fenómeno natural de la comunicación y de la constitución de la comunidad como praxis, se precariza. Entre tanto, el contacto empobrecido con otro vía web, nos da la falsa sensación de haber establecido la relación y la tarea a la que todo vínculo conduce: la comunicación.

A través de la pantalla, no existe una relación vincular profunda, es decir, el encuentro cara a cara donde incorporo al otro en mi mundo interno desde su otredad para constituir el nosotros.

En la pantalla no está presente la relación como: acción y efecto de llevar algo otra vez ante otra persona, y ése algo es conocimiento que; cuando uno relaciona (llevar el conocimiento de) una persona a otra, forma una conexión mental y corporal, hay un atravesamiento, cuando hay comunicación hay modificación de esquemas y estructuras, hay un cambio, hay una transformación de las dos personas en su encuentro, es decir, praxis. Este proceso lo hallamos empobrecido en el contacto a través de la pantalla, porque lo que hay allí es un mero contacto, que es: acción de tocarse o simplemente estar sin trascendencia.[31]

En efecto, pensemos un poco: ¿Por qué ahora nuestra forma de “relacionarnos” es mediante la pantalla o “red social”? ¿Qué ha ocurrido que nos cuesta encontrarnos en un espacio y tiempo para vincularnos, relacionarnos y transformarnos en la realidad transformándola a su vez? ¿Por qué nos cuesta vincularnos físicamente para realizar cualquier tipo de tarea?

Estas preguntas nos conducen a las siguientes respuestas:

Los encuentros cara a cara han venido empobreciéndose como venimos viendo, con la intención de que sigamos dominados. Hemos incorporado tal fenómeno reproduciéndolo de forma implícita, pues des-vinculándonos, nos vamos neutralizando como seres comunitarios con un proyecto de realización por concretarse.

Una comunidad o sociedad que se des-vincula se ve empujada a fragmentarse en la individualidad de sus habitantes, al solitas, al egoísmo, a la supervivencia y por consiguiente a la aparición de socio patologías y psicopatologías vinculares que Enrique Pichón Rivière llamó Patologías del Vínculo[32].

Expliquemos un poco: un sujeto sano, es aquel que puede comunicarse con el mundo y puede vincularse para armar historia, puede modificarse y adaptarse al medio para poder vivir en conjunto con otros, aprende del mundo. Enrique Pichón Rivière, comprendió que el humano es un constante proceso de constitución dialectico, donde a través del vínculo, el sujeto introyecta y eyecta el mundo mediante un complejo entramado de relaciones. A partir de la comunicación con el mundo el sujeto aprehende y aprende.[33] 

A este proceso de comunicación entre el mundo interno del sujeto y el mundo externo, donde el sujeto aprehende la realidad para transformarla y transformarse al mismo tiempo Pichón la llamó: Adaptación Activa a la Realidad cuyo sinónimo podemos decir que es el aprendizaje.[34]

Ahora bien, si este proceso ecológico[35] de comunicación entre el mundo externo y el mundo interno, donde el sujeto se transforma y cambia no se da, el sujeto se enferma y estereotipa, es decir, se estanca, generando una adaptación pasiva ante la realidad que obstaculiza el proceso de comunicación y aprendizaje dando paso a la emergencia de enfermedades y patologías de la conducta. El humano como la vida misma es un proceso comunicacional y si hay comunicación, hay salud mental, por consiguiente Pichón dijo que “La comunicación es el riel de la salud mental

Siguiendo el pensamiento de Pichón, en sus investigaciones derivadas de su mismo proceso vital y encuentro entre culturas, dio cuenta que el grupo, es el instrumento o la instancia diríamos nosotros, mediante el cual el sujeto construye su subjetividad (su mundo interno), se encuentra con el otro, se confronta, se mira a través del otro, se define por antítesis ante el otro y dialécticamente se transforma junto con el otro (hace síntesis). Nuestra matriz de identidad es grupal y por ello la cultura se transmite, se crea y recrea. La familia es el grupo primario de instalación del ser humano en el mundo de la vida para después ir a la comunidad o sociedad a integrarse e interactuar con otros grupos (mundo externo).

Entonces vemos que, el grupo es la instancia de instalación y vinculación del humano en el mundo de vida y la cultura. Si esta instancia se encuentra mutilada, nos constituimos como seres amputados, acríticos, con una subjetividad uniforme y patológica, nos vemos reducidos a objetos, instrumentos para la utilidad de otros, o  meros contactos, típico de la esfera animal.

Por ello, entendemos que tanto el grupo, como la reunión, el encuentro y la comunidad como reino prometido han servido históricamente para mirarnos, admirarnos, y antrópicamente para contenernos e identificarnos. Es así que los encuentros en grupo, en comunidad, donde hay un proceso real de comunicación; son de hecho la instancia para planificar y encontrar los modos operativos de llevar a cabo los proyectos que nos planteamos, las esperanzas y los sueños. Podemos decir que esencialmente la vida humana es comunitaria. No en vano, durante las dictaduras militares en el cono sur de Nuestra-América[36] prohibían las reuniones, los grupos y los encuentros. Estaba prohibida la reunión de más de dos personas en los espacios públicos, porque era sinónimo de organización y había que aniquilar todo indicio de tal proceso.

Las burguesías pro-imperiales, nacionales e internacionales han comprendido que la manera de controlar a una sociedad es aislando y atomizando a su población. Al no poder hacerlo con represión física, como sí lo hicieron en Nuestra América durante las dictaduras en el siglo XX, lo hacen aislándonos psicológica y físicamente con la creación de espacios ficticios de acción; “espacios virtuales” donde la gente tiene la ilusión de “formar parte de una comunidad”. Así, emergen las “redes sociales” como mecanismo para controlar la posibilidad de que nos vinculemos cara a cara, nos encontremos y articulemos, podamos pensarnos y hacer para transformar. Podríamos decir que es un modo perverso de ejercicio del mal[37]

En estos espacios virtuales o “redes sociales” la posibilidad de contrastar la subjetividad y hacer síntesis con otro es muy pobre. Como dijimos atrás: en la web hay una disposición ante el otro fragmentada, reducida, un simulacro del cara a cara, decimos que es un simulacro porque en el contacto a través de la red se ponen pedazos de la persona, no la persona como unidad; podríamos decir que es el simulacro deseado de la persona lo que se gestiona ante la web.[38]

De modo que la “red social” o las “comunidades digitales” responden más como un medio de inoculación de mensajes fragmentados que de construcción del proceso comunicacional para conformar una comunidad. 

En nuestros países, los sub-desarrollados por la modernidad-capitalista, las “redes sociales” funcionan para neutralizar y controlar, para no permitir organización. Las personas tienen la sensación de hacer sobre la realidad a partir de montar una foto o un comentario en el muro. Su acción digital 2.0 es de individuo, no de ser comunitario. La ilusión de ser persona a través de la red, es sólo eso, una ilusión.

Esta función empobrecedora de las “redes”, tienen el objetivo en nuestros países de evitar la consolidación de procesos de cambio y transformación, pero, también hemos vivido su uso, como verdaderos mecanismos de inoculación de odio y articulación de acciones necrófilas, para desestabilizar y generar caos masivo, como ocurrió en los actos terroristas en Venezuela perpetrados durante el 2014 y 2017.

Así entonces, somos testigos de cómo mensajes bien elaborados constituyen una subjetividad pertinente a un clima de guerra y violencia. Los mensajes son introyectados y luego reproducidos simbólica y fácticamente. En pocas palabras, los mass media van fabricando un mundo interno fragmentado (una subjetividad fragmentada proclive a la violencia) en el sujeto que posteriormente deviene en brotes esquizofrénicos, paranoicos o psicopáticos.

La realidad 2.0 fragmentada e inoculada que se ve en la web luego se reproduce en la realidad (Si lo que circula en las “redes” es violencia, esta será reproducida por sus “usuarios” de una u otra manera en la realidad).

Venezuela, actualmente por nuestra abundancia en recursos naturales y proceso político independentista, es blanco militar. La batalla que libramos es por el control de la subjetividad y también por la objetividad, vivimos una suerte de colonización donde el control del mundo de vida es a través de una guerra económica que evita la producción material para garantizar nuestra existencia y una guerra psicológica que va directo a perjudicar y destruir los vínculos y nuestro imaginario.

Los dueños de medios de difusión, las burguesías pro-imperiales y el imperio norteamericano mismo saben que a través de los móviles, y “redes sociales”,  pueden llegar a cualquier persona en cualquier momento con el contenido deseado.

La construcción de un ser comunitario de liberación Nuestro-Americano, en una sociedad cuyos esquemas están moldeados por la cultura moderno-capitalista y el uso consumopático de tecnología, sólo es posible si logramos constituir una cultura del encuentro, reconstituyendo el vínculo, lo intimo, lo familiar en el camino inexorable a la constitución del ser comunitario, es decir; lo común, donde la gente pueda, re-encontrarse, pensarse, mirarse, re-constituirse históricamente y hacer proyecto. Por ello la comuna, los consejos comunales, son espacios para reconstruir las tramas vinculares y retomar el encuentro cara a cara. Estos espacios, son la instancia grupal para el proceso dialéctico y de transformación de la subjetividad. En el encuentro hay posibilidad de contraste de las subjetividades y mediante el contraste de las subjetividades podemos conseguir una media, una síntesis, es decir: nos podemos objetivar a través de los otros, transformarnos en una múltiple unidad dialéctica operativa de liberación.

Sin la consolidación de estos espacios, no tenemos posibilidad de objetivar las subjetividades distorsionadas y de armar el relato histórico que desde la aparición de los medios de difusión y su acentuación con las “redes sociales” han terminado de fragmentarnos, impidiéndonos armar coherentemente nuestra historia vital como personas, comunidad y pueblo.







[1] Para Dussel es importante la distinción entre praxis y poiesis, porque la praxis sólo se da si hay relación cara a cara mientras que poiesis no necesariamente necesita del otro. “Deberemos además distinguir claramente entre praxis y poiesis. Praxis significa operar (operare), obrar con y en otro u otros; poiesis significa fabricar, hacer (facere), producir con o en algo, trabajar la naturaleza. Relación persona-naturaleza” En sentido estricto, para Dussel, praxis es la relación o el acto que se dirige a otra persona: ”En la vida cotidiana actual, «praxis» o «práctico» significa  muchas cosas. A los fines de esta obra, y en sentido estricto, praxis y práctico quiere significar el acto humano que se dirige  a otra persona humana; acto hacia otra persona y relación misma de persona a persona: «los creyentes vivían unidos». En primer lugar, praxis es un «acto» que efectúa una persona, un sujeto humano, pero que se dirige directamente a otra persona (un apretón de manos, un beso, un diálogo, un golpe), o indirectamente (por intermedio de algo: por ejemplo, repartir un pedazo de pan; el pan no es persona, pero se reparte a la otra persona). Si estoy dormido no estoy presente en el mundo porque descanso, porque no estoy consciente; no hay praxis entonces. La praxis es la manera actual de estar en nuestro mundo ante otro; es la presencia real de una persona ante otra. Para Tomás de Aquino la «relación» como realidad  constituía a las personas de la Trinidad. En segundo lugar, praxis es la «relación» misma de dos o más personas” Enrique Dussel. Ética Comunitaria. P.16


[2] “Los extremos de la «relación» práctica son personas. ¿Qué  es ser persona? Alguien es persona, estrictamente, sólo y  cuando está en la relación de la praxis. Una persona es persona sólo cuando está ante otra persona o personas. Cuando  está sola ante la naturaleza cósica en cierta manera deja de ser persona.  Para la tradición hebreo-cristiana la relación persona-persona o de praxis se expresa así: «El Señor hablaba con Moisés, cara a cara» (Ex 33,11). «Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara» (Dt 34,10). «A él le habló boca a boca» (Núm 12,8). El mismo san Pablo usa la expresión: «Ahora vemos confusamente en un espejo, mientras entonces veremos cara a cara» (1 Cor 13,12). «Cara», «rostro», se dice en hebreo pním, en griego prósopon (de donde viene en latín «persona»). Cuando estoy con mi rostro ante el rostro del otro en la relación práctica, en la presencia de praxis, él es alguien para mí y yo soy alguien para él. El estar «rostro ante rostro», de dos o más, es el ser persona. El «rostro» indica lo que aparece del otro de su corporalidad, de su realidad «carnal». La «carne» en la Biblia (basár) significa todo el hombre (sin distinción de cuerpo o alma), el que nace, el que tiene hambre, el que muere, el que resucita  (véanse 3.4y 6.3). «La Palabra se hizo carne» (Jn 1,14); no alma ni cuerpo sólo; se hizo «hombre». Cara a cara, persona a persona, es la relación práctica de proximidad, de cercanía como personas. La experiencia de la proximidad entre personas como personas es la que constituye al otro como «prójimo» (próximo, cercano, alguien), como otro; y no como cosa, instrumento, mediación. La praxis, entonces, en la actualización de la proximidad, de la experiencia de ser próximo para el prójimo, del construir  al otro como persona, como fin de mi acción y no como medio: respeto infinito.” Ibídem. P.17


[3] “Hablar de relación «persona-persona» o «cara a cara» es, cuando se piensa en dos personas, algo abstracto. En concreto, históricamente, en el cara a cara del amor de justicia (agapé) o caridad (en su sentido auténtico y no en el sentido de las «obras de caridad» de las damas de beneficencia), el amor cristiano se vive en plural, en comunidad, en pueblo. Cuando una persona ama a otra con amor de justicia quiere su bien. Se le llamaba a este amor «amor de benevolencia» (querer el bien del otro aunque ello me cueste la vida). Si por su parte el otro me ama de igual manera, nuestro amor es mutuo, el mutuo amor de querernos el bien, ambos por el otro y no por sí mismos, es el «amor cristiano» pleno, y sólo en este caso caridad. La amistad de los muchos que, dispersos, se reúnen, siendo primero un «montón» (en griego, ojlós o polloi; en hebreo, rabím), en el cara a cara de la unidad, es lo que denominamos  «comunidad» (en el Nuevo Testamento, koinonía), La «comunidad» es la que tiene todo en «común» (koiná en griego) (léase ahora con cuidado, de nuevo, el texto de la Praxis de los Apóstoles puesto al comienzo de este capítulo). El «montón»  se hace comunidad, se hace «pueblo» (láos en griego, ham en hebreo). En la comunidad todos son personas para personas; las relaciones son prácticas, y la praxis es de amor de caridad: cada uno sirve al otro por el otro mismo en la amistad de todos en todo. Por ello todo es común. «Imaginémonos una asociación de hombres libres», decía un autor; esto sería, justamente, una comunidad donde la individualidad se realiza plenamente en la plena comunicación comunitaria. La comunidad es el sujeto real y el motor de la historia; en ella estamos «en casa», en seguridad, en común” Ibídem. P.19


[4] Para Jean Paul Sartre, una serie es la conglomeración de personas que en un tiempo y espacio se encuentran, pero cuyo encuentro es determinado por una necesidad externa, como por ejemplo tomar un autobús, o viajar en el metro. La finalidad es tomar el metro, pero eso no lleva a la conformación de la grupalidad, que para ello, se necesita la internalización del otro en el mundo interno para concretar un objetivo o bien común.  


[5] “Jesús anunció el Reino. Asesinado en su tiempo, deja su  Espíritu para que prepare su «segunda» venida: es el tiempo  de la Iglesia, de los convocados a cumplir su misión mesiánica  en la historia. Pero el Reino no se realizará sólo en un futuro  remoto, después del fin de la historia. El Reino «ya» ha comenzado. ¿Dónde?  Los apóstoles preguntan al Resucitado: « ¿Es ahora cuando  vas a restaurar el reino de Israel?» (Praxis1,6) -claro que ellos pensaban más bien en un «reinado político», nacionalista, quizá antirromano-. Jesús les responde: «Recibiréis una fuerza, el Espíritu Santo descenderá sobre vosotros» (Praxis 1,8). y allí nació la «primitiva comunidad cristiana» de la que venimos hablando, la que alababa «a Dios con alegría y con todo corazón». Si es verdad que el Reino se despliega misteriosamente en todo hombre de buena voluntad, no debe olvidarse  que el lugar privilegiado de su presencia es la comunidad  misma. «Derramaré mi Espíritu sobre todo hombre; profetizarán sus hijos e hijas» (Praxis 2,17). La «comunidad» de los consagrados (cristianos viene de «Cristo»: el consagrado con el aceite, el Mesías: el ungido), de los creyentes, «vivían todos unidos». En esta unidad, cara a cara interpersonal, de respeto, de justicia («repartían a todos según su necesidad»), de gozo, de amor mutuo, de amistad hacía que «todo el mundo estuviera impresionado» de las señales, del milagro de ser comunidad. Ellos buscaban «primero el Reino y su justicia» (Mt 6,33), y todo el resto (vida cotidiana, felicidad, subsistencia, seguridad, ejemplaridad, santidad, etc.) era su fruto natural. La misma comunidad, la vida comunitaria misma, era «ya» la realidad del Reino comenzado, iniciado, gestándose en dolores de parto, es verdad, pero en realidad” Ibídem. Pp. 22,23


[6] Retomemos lo dicho por Dussel en una cita anterior: “El «rostro» indica lo que aparece del otro de su corporalidad, de su realidad «carnal». La «carne» en la Biblia (basár) significa todo el hombre (sin distinción de cuerpo o alma), el que nace, el que tiene hambre, el que muere, el que resucita  (véanse 3.4y 6.3). «La Palabra se hizo carne» (Jn 1,14); no alma ni cuerpo sólo; se hizo «hombre».” Veáse en Enrique Dussel, Ética Comunitaria. P.17. El hombre, el ser humano es totalidad indivisible. En una entrevista realizada en Caracas Venezuela a Enrique Dussel, nos hace mención de la importancia de los mitos como racionalidad simbólica que devela el acto de filosofar el mundo, las relaciones, la vida. Todo pueblo por su condición humana filosofa. La filosofía es una manera de comprender el mundo y también de comprenderlo para cambiarlo. Todo acto de revolución necesita de un piso, un pensamiento, de sueños que sólo explicándolos mediante el acto de la sabiduría que es la filosofía se puede llevar a cabo, se puede practicar. Aquí hace mención de los mitos constitutivos de occidente, y nos explica cómo la derecha occidentalo-centrica, blanca reproduce un mito griego, que separa el cuerpo y alma, mientras que para los semitas el humano es carne, unidad, por eso cuando muere, resucita la carne, mientras que para los griegos, el cuerpo muere y el alma se va, entonces, el cuerpo no importa, el alma es más importante. Es así que para los movimientos de liberación el acto de coherencia pasa en primer lugar dar de comer al pobre, al hambriento, en satisfacer las necesidades vitales. Por ello Jesús nació entre los pobres, se hizo carne y dio pan al que lo necesitaba. Entrevista a Enrique Dussel, “Entrevista exclusiva a Enrique Dussel Cara a Cara” Octubre de 2016 https://www.youtube.com/watch?v=z7GgdHGg-I8


[7] “La felicidad, la realización, la santidad, el Reino, es la cara a cara de las personas entre sí y con Dios que es concebido por ello, también, como una comunidad de Personas que subsume la comunidad de las personas creadas. El mal, la mal-dad, será la interrupción, la ruptura, el impedimento de dicho  cara a cara. Uno de los términos se absolutiza y niega al otro,  lo aniquila, lo cosifica. Leemos en los periódicos de cada día las noticias de guerras, asesinatos, robos, corrupción administrativa, drogadicción. Presencia cotidiana del mal. La existencia de ricos muy ricos y de pobres miserables. De países poderosos y de otros débiles. Ya nadie cree en el demonio, en el Maligno, pero su  praxis es evidente y hay que abrir los ojos para verla.” Ibídem. P.26


[8] Recordemos que  “poiesis significa fabricar, hacer (facere), producir con o en algo, trabajar la naturaleza” Enrique Dussel, Ética Comunitaria. P.16. Decimos que poiética negativa porque las relaciones constituidas bajo la piel de la modernidad capitalista son concebidas como instrumentos para lograr fines y acceder, en este caso, a productos listos para ser usados, incluyendo el ser humano objeto consumible. Por ellos las “relaciones”  bajo está racionalidad, son una acción de hacer, de fabricar a un humano.


[9] “…el "mito de la Modernidad" es una gigantesca inversión: la víctima inocente es transformada en culpable, el victimario culpable es considerado inocente. Paradójicamente, el razonamiento del humanista y moderno Ginés de Sepúlveda termina por caer en el irracionalismo, como toda la Modernidad posterior, por la justificación del uso  de la violencia en lugar de la argumentación para la inclusión del Otro en la "comunidad de comunicación". Todo esto fundado en un texto  del Nuevo Testamento, en la parábola de aquel señor que después de  invitar a muchos, al fin obliga o "compele" (commpelle) a entrar a los pobres al banquete preparado.” Enrique Dussel, 1492 El Encubrimiento del Otro. P. 74.  Y continúa Dussel citando a Ginés de Sepúlveda, uno de los intelectuales que justificaba la colonización: “Y para confirmar este parecer San Agustín [...] añade: 'Esto mostró  con bastante evidencia Cristo en aquella parábola del convite: los invitados no quisieron venir y el padre de familias dijo al siervo: sal con presteza y recorre las plazas y las calles de la ciudad e introduce a los  pobres [...] Todavía hay lugar. _Y dijo el Señor al siervo: sal por los caminos y por los campos y obliga (compelle) a las gentes a entrar hasta  que se llene mi casa. Repara cómo de los primeros que habían de venir  se dice: introdúcelos y delos últimos se dice oblígalos, significa así  los dos períodos de la Iglesia'-hasta aquí San Agustín, y agrega Ginés- [...] A estos bárbaros, pues, violadores de la naturaleza [es decir, culpables], blasfemos e idólatras sostengo que no sólo se los puede invitar, sino también compeler para que recibiendo. El imperio de los cristianos oigan a los apóstoles que les anuncian el Evangelio"  Ginés de Sepúlveda interpretó este texto en el sentido de que "compeler" podía significar hasta usar la violencia de la guerra para pacificarlos, para que posteriormente, ahora sí, "procuren iniciarlos e imbuirlos en la religión cristiana, la cual no se transmite por la fuerza, sino por los ejemplos y la persuasión. Es decir, el proceso de inclusión o de participación en la "comunidad de comunicación" es violento, pero una vez "dentro de ella" se ejerce la racionalidad argumentativa. La disputa de Valladolid consiste, entonces, en el "cómo se entra" en la "comunidad de comunicación", para usar la expresión de K.-O. Apel.” Ibídem. 74,75


[10] “En el mejor de los casos los indios eran considerados "rudos", "niños", "inmaduros" (Unmündig) que necesitaban de la paciencia evangelizadora. Eran bárbaros. José de Acosta define que bárbaros son "los que rechazan la recta razón y el modo común de los hombres, y así tratan de rudeza bárbara, de salvajismo bárbaro"  Ibídem. P.60


[11] Abya Yala, era el nombre común que habitaba en el imaginario de los pueblos indígenas de lo que posteriormente se llamó América, cuyo nombre fue impuesto por los colonizadores en conmemoración a al navegante y comerciante Américo Vespucio.


[12] “Colonización (Kolonisierung)" del mundo de la vida (Lebenswelt) no es aquí una metáfora. Tiene la palabra el sentido fuerte,  histórico, real; es la cuarta figura que va adquiriendo el 1492. "Colonia" romana (junto a la "columna" de la ley) eran las tierras y culturas dominadas por el Imperio -que hablaban latín (al menos sus élites) y que pagaban tributo-. Era una figura económico-política. América Latina fue la primera colonia de la Europa moderna -sin metáforas, ya que históricamente fue la primer “periferia" antes que el África y el Asia. La “colonización” de la vida cotidiana del indio, del esclavo africano poco después, fue el primer proceso “europeo" de "modernización", de civilización, de “subsumir" (o alienar), al Otro como "lo Mismo"; pero ahora no ya como objeto de una praxis  guerrera, de violencia pura –(como en el caso de Cortés contra los ejércitos aztecas, o de Pizarro contra los incas-, sino de una praxis erótica, pedagógica, cultural, política, económica, es decir, del dominio de los  cuerpos por el machismo sexual, de la cultura, de tipos de trabajos, de instituciones creadas por una nueva burocracia política, etc., dominación del Otro. Es el comienzo de la domesticación, estructuración, colonización del “modo" como aquellas gentes vivían y reproducían su vida humana. Sobre el efecto de aquella "colonización" del mundo de la vida se construirá la América Latina posterior: una raza mestiza, una cultura sincrética, híbrida, un Estado colonial, una economía capitalista (primero mercantilista y después industrial) dependiente y periférica desde su inicio, desde el origen de la Modernidad (su "Otra-cara": te-ixtli). El mundo de la vida cotidiana (Lebenswelt) conquistadora-europea "colonizará" el mundo de la vida del indio, de la india, de América” Ibídem. Pp. 48,49,50


[13] "Los frailes se hicieron dueños de la destrucción de la idolatría [...  Ellos] se preciaban de conquistadores en lo espiritual, así como los  eran [los conquistadores] en lo temporal [...] Y visto que los frailes  con tanta osadía y determinación pusieron fuego a sus principales templos y destruyeron los ídolos que en ellos hallaron [...] parecióles [a  los indios] que esto no iba sin fundamento"  Pasemos ahora dos nuevas figuras: la "conquista espiritual" y el  "encuentro" de dos mundos. Por tales entendemos el dominio que los  europeos ejercieron sobre el "imaginario" (imaginaire diría Sartre) del  nativo, conquistado antes por la violencia de las armas. Es un proceso  contradictorio en muchos niveles. Se predica el amor de una religión  (el cristianismo) en medio de la conquista irracional y violenta. Se  propone de manera ambigua y de difícil interpretación, por una parte,  al fundador del cristianismo que es un crucificado, una víctima inocente en la que se funda la memoria de una comunidad de creyentes la Iglesia; y, por otra, se muestra a una persona humana moderna con derechos universales. Y es justamente en nombre de una tal  víctima y de tales derechos universales que se victimiza a los indios.  Los indios ven negados sus propios derechos, su propia civilización,  su cultura, su mundo... sus dioses en nombre de un "dios extranjero" y  de una razón moderna que ha dado a los conquistadores la legitimidad  para conquistar. Es un proceso de racionalización propio de la Modernidad: elabora un mito de su bondad ("mito civilizador") con el que  justifica la violencia y se declara inocente del asesinato del Otro”  Ibídem. Pp. 55,56


[14] Nos dice Leonardo Boff que para otros pueblos, la comunicación y la relación con el mundo es el de una comunidad de vida, todos los seres vivos forman parte de la comunidad de vida, por ello con las plantas y animales el humano también se comunica: “…la ejemplar actitud ecológica de los indígenas sioux de los EE.UU En algunas fiestas rituales gustan de deleitarse con cierto tipo de leguminosa que crece muy metida en el suelo y es de difícil recolección ¿Qué hacen los sioux? Se aprovechan de las que tiene almacenadas un ratón de las praderas de la región, que las recoge para su consumo invernal. Al coger sus legumbres, los indígenas sioux son muy conscientes de que están rompiendo su solidaridad con el hermano ratón y que le están robando. Por eso, antes de recoger las legumbres de sus reservas, pronuncian una oración impresionante: —Tú, ratoncillo, que eres sagrado, apiádate de mí y ayúdame. Te lo pido fervorosamente. Tú eres realmente pequeño, pero suficientemente grande para ocupar tu lugar en el mundo. Es verdad que eres débil, pero lo suficientemente fuerte para realizar tu trabajo, ya que hay fuerzas sagradas que se comunican contigo. Tú eres también sabio, pues la sabiduría de las fuerzas sagradas siempre te acompaña. Que yo pueda ser también sabio en mi corazón. Si la sabiduría sagrada me dirige, entonces esta vida de sombras y confusa se transformará en permanente luz. — Y, como señal de sabiduría y de solidaridad, al retirar la legumbre, dejan en su lugar trozos de tocino y maíz para la alimentación del ratón durante el invierno. Los sioux se sienten unidos espiritualmente a los ratones de la pradera, lo que los lleva a mantener una solidaridad básica y a vivir en sinergia universal.” Leonardo Boff. Ecología, Grito de la Tierra, Grito de los Pobres. P.177


[15] Hablamos en tiempo presente porque todos los pueblos no europeos del continente no fueron del todo aniquilados, su cosmovisión y lengua siguen vivos aunque con mutaciones propias del proceso de colonización. En el caso de los Aymaras, Quechuas, Kichwas, Mayas, aztecas por nombrar algunos, son pueblos cuyas culturas siguen estando vivas y sus lenguas sigue estando presente.


[16] “El "yo colonizo" al Otro, a la mujer, al varón vencido, en una erótica alienante, en una económica capitalista mercantil, sigue el rumbo del "yo conquisto" hacia el "ego cogito" moderno. La "civilización", la "modernización" inicia su curso ambiguo: racionalidad contra las explicaciones míticas "primitivas", pero mito al final que encubre la violencia sacrificadora del Otro. La expresión de Descartes del ego cogito, en 1636 será el resultado ontológico del proceso que estamos describiendo: el ego, origen absoluto de un discurso solipsista.” Ibídem. P.53


[17] Recordamos como caso emblemático, la campaña de exterminio emprendida por la nación Argentina a mediados del siglo XIX a todos los pueblos originarios de la pampa, con el argumento de que no tenían sentido de la propiedad privada y que eran anarquistas. Para ello, la nación Argentina contrató a Friedrich Rauch, un militar prusiano que llevó adelante campañas de exterminio en nombre de la civilización. Esta campaña de colonización de la pampa tuvo por nombre,  La Conquista del Desierto. Este nombre de por sí, ya desconoce la existencia de los pueblos originarios en la zona, pues desierto quiere decir, nada.


[18] El ego magistral, es el rol que cumple el maestro que enseña la cultura burguesa. La burguesía queriendo liberarse del feudo y la iglesia, constituye al ego magistral que necesita para poder instalar su cultura, a un humano sin comunidad, sin raíces, lo desarraiga, lo saca de su cultura para imponerle la cultura de la conquista. Dussel al respecto nos comenta: “Un nuevo aspecto es el descubrir que en realidad se niega la autoridad feudal-rural para reemplazarla por la nueva cultura burguesa urbana e imperial conquistadora (el Émile de Rousseau es un buen ejemplo). Es decir, el discípulo se transforma en un ente orfanal (ente sin padre ni madre: huérfano) manipulado sutilmente por el ego magistral constituyente que le impone el recuerdo de "lo Mismo" que él es y prepara así al discípulo para ser ciudadano de la sociedad burguesa, imperial y burocrática. El último aspecto concluirá mostrando la contradicción que se produce en las colonias, donde la élite ilustrada queda  alienada culturalmente y en franca oposición a una cultura popular que no acepta dicha pedagógica ontológica, y de allí la imposibilidad de aceptar tal cual la posición de un Pestaozzi, Dewey o Montessori en América latina” Enrique Dussel. La Pedagógica Latinoamericana. P. 25

[19] “Si el proceso erótico latinoamericano se origina por la dominación que el conquistador ejerce sobre la india, o el proceso Político por las matanzas o la dominación del español sobre el encomendado indio, la dominación pedagógica propiamente dicha comienza por el adoctrinamiento que antecede o sigue a la conquista (y no por la evangelización independiente de la conquista tal como la proponía Bartolomé de las Casas, los jesuitas o franciscanos con sus reducciones y algunas preclaras personalidades desde el siglo XVI)” Así las universidades, los recintos para “compeler” a los pueblos no europeos terminó siendo una amalgama con contradicciones internas: “La Cristiandad de las Indias, con sus catecismos, escuelas y universidades -desde el colegio mayor en Santo Domingo en 1538, hasta las universidades de Lima y México en 1553-, crea una cultura mestiza con la triple contradicción interna: presencia de la cultura imperial europea o del "centro", de la cultura ilustrada de la oligarquía encomendera, de la cultura popular de los mestizos, negros, indios, zambos, etc.” Ibídem. P.19


[20]Hoy, la ontología pedagógica burguesa-imperial no enseña sólo por las escuelas, por las universidades, sino que lo hace sutil e ideológicamente por medio de la comunicación masiva. Nuestros niños son educados a través del Pato Donald, de las películas de cow-boys, de las historietas como Súperman o Batman. En ellas nuestras nuevas generaciones aprenden que el valor supremo se mide en dólares, que la única maldad es el arrebatar la propiedad privada, que la manera de restablecer el "orden" violado por el "bandido" es la violencia irracional del "muchacho". Cuando todo esto cobra la figura de "Patoruzú" (figura popular argentina de una revista ya antigua) la alienación llega a su paroxismo: ¿Cuándo se ha visto que un indio posea tierras en la Patagonia? ¿Cuándo se ha visto que un indio viva en Buenos Aires como un "potentado"? "Patoruzú no es sino un miembro de la oligarquía terrateniente disfrazado de indio simpático, que protege al "avivato" (inteligencia práctica pervertida o corrompida del mayordomo del puerto en beneficio del imperio) de "Isidoro". Todo en esta historia es insultante.” Ibídem. P.38


[21]El "sistema educativo" que empieza con la escolarización que es elitista aunque sea obligatoria y gratuita, culmina su lógica dominadora con las universidades, la ciencia y la tecnología y, por último y extensivamente, con los medios de comunicación. "Hasta ahora, en América latina, las universidades actuaron principalmente como agentes de mantención del orden instituido o, a lo máximo, de modernización refleja de sus sociedades". Ellas son el remate de la profesionalización funcionalista del educando en una sociedad que va hacia el consumo, la dependencia neocolonial extrema y el aprendizaje de la cultura imperial a través de sus grupos nacionales oligárquicos” Así todo el sistema educativo se construyó para forjar o “compeler” a los no europeos a “formar” parte de la civilización. Dussel continúa comentándonos sobre los medios y su rol en la dominación: “Pero el "sistema educativo" no termina aquí, sino que se prolonga en lo que podríamos llamar la "universidad del pueblo": los medios masivos de comunicación. Entre ellos, en primer lugar, la radio (que llega a analfabetos y hasta los más recónditos lugares topográficos y económicos), después la televisión (en crecimiento de oyentes en América latina), para seguir por los diarios, revistas, libros, propagandas, etc. Todo este "sistema" de comunicación colectiva en nuestra América latina dependiente pertenece de manera directa (por el accionario único o principal de ciertas empresas gigantescas) o indirectas (por controlar las agencias de noticias, propaganda, etc.) a los Estados Unidos en su 80 %. Lo más grave no es el manejo de los instrumentos mismos, sino la manipulación del "síndrome ideológico" de fondo. En su esencia el "sistema de comunicación" tiende a promover un mercado. La totalidad de la población latinoamericana es vista (como el Émile) como una tabula rasa, sin cultura, ni antecedentes (huérfana). Esa población vacía de necesidades propias, justas, anteriores, culturalmente latinoamericanas, se la "trata" como modelos propagandísticos electrónicamente formulados, y se le "crea" la necesidad de consumir las mercancías que los países del "centro" producen. El "síndrome ideológico" tiene un mecanismo propio: en primer lugar los "objetos" que se proponen al conocimiento del observador (una gaseosa n, un cigarrillo x, un perfume z) son neutrales, sin valoración ética ni política; el que los usa es más hombre, más mujer, más moderno, más bello. Pero, al mismo tiempo, se va introyectando el proyecto del sistema, porque el que es más moderno llega a ganar más en su empleo o a conquistar la mujer más bella (el "estar-en-la riqueza" se impone por la propaganda). La competition como única relación y el triunfo del más fuerte (como en las películas de cow-boys, o historietas como las de Súperman o Batman), inoculan igualmente un êthos de violencia y no de justicia. De esta manera la población desea adquirir lo que se le propone a través de los medios y actitudes que se le imponen pedagógicamente. Esta "escuela del pueblo" no está en manos de los maestros, ministerios ni Estados neocoloniales, sino que es propiedad de grandes empresas multinacionales al servicio de la cultura imperial y en colaboración con la cultura ilustrada de las élites neocoloniales. Ambas culturas están de acuerdo en desquiciar la cultura popular liberadora, nacional, nueva” Ibídem. Pp. 65,66,67,68


[22] Las campañas de colonización no se dieron con el afán de encontrarse con nuevos mundos, para dialogar con la diferencia y complementarse, su afán estuvo mediado por la conquista de nuevos territorios y rutas comerciales que permitieran generar riqueza. Rodolfo Quintero, antropólogo nos comenta que: “La burguesía explotadora de minas e impulsora del proceso de industrialización de la seda y la lana, del calzado, cristalería, peletería, mosaicos y otras ramas de la producción en Sevilla, Murcia, Valencia, Zaragoza, Toledo, Córdoba y otras ciudades, resulta todavía débil frente al poder de los señores de la tierra. Procura la obtención de ganancias comerciando con lejanas comarcas; sus planes son obstruidos con frecuencia por aquellos (señores de la tierra). Sin embargo, la burguesía comercial financia la expedición “descubridora”: Martín Alonso de Pinzón, rico mercader, aporta medio millón de maravedíes y consigue la tripulación requerida por Colón para la aventura, con argumentaciones propias de un burgués conocedor de lo que significa ser poseedor de oro: “amigos míos (así hablaba a los marineros), andad acá; íos con nosotros en esta jornada, que o andáis acá miserando. Íos esta jornada, que, según fama, habemos de fallar las casas con tejas de oro, e todos verneis ricos e de buena aventura” Rodolfo Quintero, Antropología del Petróleo. P.25


[23] Para Leonardo Boff, la comunicación es un proceso constitutivo de la vida como fenómeno, nos dice que el ser humano no es sólo producto de relaciones, sino que es más que ello, es un nudo de relaciones que apunta a todas las direcciones y que lo atraviesan de modo dialectico. Es lo que llama Pericoresis: “todos nos encontramos en un proceso de comunicación dialogal e interacción con el universo; todos producimos informaciones y todos podemos aprender unos de otros, de la forma cómo se transmutan los virus igual que de cómo se adaptan los planctons a las mutaciones de los océanos y de cómo los humanos elaboran diferentemente los desafíos de los más variados ecosistemas.” Leonardo Boff, Grito de la Tierra, Grito de los Pobres. P.24


[24]En la vida cotidiana actual, «praxis» o «práctico» significa muchas cosas. A los fines de esta obra, y en sentido estricto, praxis y práctico quiere significar el acto humano que se dirige a otra persona humana; acto hacia otra persona y relación misma de persona a persona: «los creyentes vivían unidos».” Enrique Dussel, Ética Comunitaria. P.16


[25] Nos gustaría detenernos aquí para comentar que tanto la enfermedad como la cura son procesos dialécticos, movibles, no estáticos, por lo tanto, la esquizofrenia no es una condición estática, sino momentánea, con matices e intensidades, es así que hablamos de la esquizofrenización como proceso. Enrique Pichón Rivierè en su trabajo, El Proceso Grupal nos va ilustrando cómo la enfermedad emerge como consecuencia de no tener la suficiente instrumentación para tolerar la realidad y transformarla. Es decir, cuando la comunicación falla o hay mala comunicación el sujeto enferma, porque no puede aprehender la realidad. No aprende: “En cierta medida podemos considerar a las neurosis o a las psicosis como una perturbación del aprendizaje y una perturbación del aprendizaje de la realidad. Una perturbación del aprendizaje de la realidad a través de roles. Es decir, de funciones sociales. Si la sociedad está internalizada, están depositadas una serie de actitudes, una serie de conocimientos psicológicos, y solamente es necesario encontrar el medio, una mayéutica particular, para que cada uno de los aprendices pueda explicitar la asunción de esos roles” Enrique Pichón Rivierè, El Proceso Grupal. Pp. 75,76.  Mientras que la cura sería poder comunicarse, es decir, aprender: “El individuo o el grupo se expresan tanto en la manera de formular sus problemas como en el contenido mismo del discurso. Podemos decir que la comunicación es un contexto que incluye un mundo de señales que todos aquellos que se intercomunican saben codificar y decodificar de la misma manera. Podemos así también definir el esquema conceptual, referencial y operativo en términos de comunicación e información, al señalar que estos procesos de codificación y decodificación de señales pertenecen a esquemas referenciales individuales y de los grupos a través de los que se hace posible, según sea el funcionamiento y la estructura de estos esquemas, configurar situaciones de entendimiento y malentendimiento. En última instancia, la comunicación grupal es posible por la existencia de un esquema conceptual, referencial y operativo de carácter grupal. Durante el desarrollo del niño, es posible observar el pasaje de un lenguaje autístico a un lenguaje social, en la medida en que esta comunicación es capaz de condicionar relaciones sociales operantes. En un grupo esta comunicación tiende naturalmente a tomar el curso de una espiral dialéctica, que coincide, o es en todo caso paralela, al curso que sigue el aprendizaje. Ambos procesos, tal como resultan de nuestras indagaciones, son coexistentes y cooperantes, y la interrelación dinámica permanente se establece entre ellos desde el comienzo. Ejemplificando, podemos decir que el aprendizaje sigue el riel de la comunicación y viceversa.” Ibídem. Pp. 115,116


[26] El pueblo, es educado mediante este instrumento, no para que sea autónomo y corresponsable, sino para que sea constituido como producto, masa que consume: “El sujeto de la ideología imperial-ilustrada, el preceptor de la pedagogía de masas, usa un lenguaje que no sólo es tautológico, sino que lo reviste de todo un ritual mágico (música prácticamente religiosa, romántica, festiva o juvenil para "vender" un producto), que al mismo tiempo es autoritario ("compre hoy", "vote"), en un ambiente de falsa familiaridad ("tu crema", "tu supermercado"). Es un lenguaje de inmediatez: el hecho no admite réplica y se impone en su razón; la cosa se confunde con su función; su verdad es la verdad establecida. "Lo Mismo" lo invade todo. Las relaciones semánticas son tautológicas: el signo intencional del sentido del ente (en el mundo) es un concepto por todos interpretado (el habla); el signo lingüístico de la expresión comunicativa: la palabra (el lenguaje) es por todos comprendida. El circuito de la comunicación desde el emisor al receptor, pasando por los signos que entregan una cierta información por los mismos canales. La recepción de la información tiene los mismos códices (sean fonéticos, sintácticos o semánticos) y los mismos sistemas de decodificación. La totalidad lingüístico-ideológica "funciona" como instrumento de la pedagogía que se ejerce sobre el pueblo por la cultura imperante para constituirlo en masa manejable y portador de la cultura de masa. Se llamará "cultura" o educación (y para ello se establece esencialmente el "sistema de la escolaridad") la aptitud para poder recibir y manejar adecuadamente los canales (televisión, radio, revistas, diarios, etc.) y los códigos (alfabeto, lenguaje, gestos, etc.), a través de los cuales y en estructuras fijas (tales como el "esquema" de una historieta para niños) se le introyectará una información dominadora, alienante. El pueblo será así educado para que se transforme en masa; la cultura popular creadora y exterior será reducida a ser simplemente Kitsch, sustitutos imitativos y masificados. Claro es que esta cultura imperial-ilustrada no es inocente. La ideología encubridora de lo propio popular al mismo tiempo incorpora a un "sistema" que no es sólo intelectual, sino también erótico, político, económico. Por ello no debe extrañarnos que "en un momento en que el imperialismo capitalista echa mano a la totalidad de sus recursos; en que la psicotécnica selecciona apresuradamente los obreros, y en que el trabajo mediante cinta o cadena aprovecha hasta lo increíble la ajustada sistematización del movimiento, justo es que la escuela fuese arrastrada por la corriente.” Enrique Dussel, Pedagógica Latinoamericana. Pp. 78,79


[27] Es a todas luces evidente cómo ha comenzado a operar desde hace años, las nevas formas de colonización, que pasa por un proceso de educación con un modelo de comunicación pertinente a la cultura imperial-burguesa, es decir, moderno capitalista: “La escolaridad, el colegio secundario o técnico, la universidad, los medios de comunicación colectiva, la propaganda, etc., aumentan su carácter tautológico, autoritario. En un tal pro-yecto pedagógico la nación neocolonial no puede sino imitar, introyectarse y vivir a pie juntillas la cultura imperial como cultura de masas alienadas, bajo el control de la cultura gerencial (ya que la misma cultura nacionalista de la burguesía nacional se la combate lo mismo que la cultura propiamente popular). En América latina se trata de una acelerada "americanización" de la vida cotidiana. Este fenómeno trasciende estos regímenes pedagógicos, ya que se hace presente de manera patente y creciente en México, en Centro América, en el Caribe y norte de Sudamérica (Venezuela principalmente, y Colombia). Esta presencia cotidiana de la cultura imperial significará a corto plazo la aniquilación de lo latinoamericano como expresión cultural, de no tomarse medidas político-pedagógicas que suponen la liberación nacional integral” Ibídem. P.82


[28] Thorsten Pattberg, dice: “El capitalismo obliga a la gente a competir implacablemente por cuotas de mercado, recursos naturales, y capital humano. Menos obvio es que también batalla por terminologías. Es llamado lingüismo. Filosofía, religión, y ciencia son conceptos ideológicos que sirven las necesidades de Occidente dominante, y que en el pasado casi nunca eran cuestionados. En este siglo, sin embargo, esto podría cambiar. Debido a la antigua conquista europea del mundo, la mayoría de los pueblos avasallados adoptaron vocabularios europeos. El resultado es un nutrido grupo de “estudiantes internacionales” que ya no tienen otros conceptos disponibles fuera de filosofía, religión, y ciencia, para explicar toda la gama del pensamiento humano. Es un poco intelectualmente árido” Cfr. Patberg, Throsten. “Lenguaje e Imperio, mi lenguaje tu prisión” Tomado de Rebelión.org Mayo 2012 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=150458


[29] Nos comenta Leonardo Boff que los medios de comunicación cumplen el objetivo de continuar perpetuando el modelo pertinente a la cultura del capital: “Por los medios de comunicación le introyecta símbolos y eslóganes poderosos según los cuales la vida no tiene sentido sin la posesión de cierto número de bienes materiales y de ciertos símbolos de prestigio y de poder. Favorece el individualismo y la mentalidad competitiva, fragmentando el psiquismo con las categorías de amigo/enemigo y haciendo de las otras personas eventuales competidores y obstáculos para su realización individual. Niega, disimula o aliena otra necesidad más fundamental del ser humano, la de ser y elaborar su propia singularidad” Leonardo Boff. Grito de la Tierra, Grito de los Pobres. P.177


[30] Donald Winnicott hizo un aporte tremendo en el estudio del vínculo de los primeros años de vida del humano con el mundo y principalmente con la madre como quien instala al ser humano en el mundo. En su trabajo Realidad y Juego, teoriza sobre la importancia del juego para detectar patologías y también para dar cuenta de los roles que el niño incorpora en su mundo interno que luego pone en situación, juega la realidad. Véase sus trabajos. Realidad y Juego (1995) y La Naturaleza Humana (1993).


[31] Paulo Freire hace una distinción entre estos dos términos, pues las relaciones son trascendentes por cuanto están empapadas por el lenguaje y el tiempo, por la cultura, mientras que los contactos son espontáneos, instantáneos, fuera del tiempo, sin historicidad: “El concepto de las relaciones de la esfera puramente humana guarda en sí, como veremos, connotaciones de pluralidad, trascendencia, crítica, consecuencia y temporalidad.  Las  relaciones  que  el hombre  traba  en  el  mundo,  con  el mundo  (personales, impersonales,  corpóreas  e  incorpóreas)  presentan  tales  características  que  las  diferencian claramente de meros contactos, típicos de la esfera animal. Entendemos que, para el  hombre,  el  mundo  es  una  realidad  objetiva,  independiente de él,  posible  de  ser conocida, Sin embargo, es fundamental partir de la idea de que el hombre es un ser de relaciones y no solo de contactos, no sólo está en el mundo sino con el mundo. De su apertura  a  la  realidad,  de  donde  surge  el  ser  de  relaciones  que  es,  resulta  esto  que llamamos estar con el mundo” Paulo Freire. Educación como práctica de la libertad. P.31


[32] Las patologías del vínculo son formas no sanas de vincularse con el mundo, formas que no generan vida o la paralizan, las patologías vinculares se derivan de los vínculos comunicacionales disociados y enfermos de los distintos grupos y sociedades. El doctor Kesselman dice que tanto las psicopatologías como la psicología son conductas que pueden comprenderse como formas de vinculación del sujeto consigo mismo y con el mundo: “La psicopatología, como la psicología, es vincular. Con esto queremos expresar que las conductas, y en este caso particular las llamadas anormales o enfermas pueden comprenderse como formas de vinculación de un sujeto consigo mismo y con el mundo que lo circunda. El vínculo terapéutico tiene dos polos: el del terapeuta y el del paciente. Siendo así, sólo podemos hablar de vínculo como unidad mínima de enfermedad, y de objeto de curación. Esto incluye, naturalmente, a la persona del psicoterapeuta, como el otro polo del vínculo con lo cual debemos considerar el aporte psicopatológico propio del terapeuta para la creación de un vínculo llamado transferencia (neurosis, psicopatía o psicosis de transferencia), que intenta resolverse en el proceso terapéutico como fórmula de curación. Es el tipo de vínculo el que dibuja la forma psicopatológica que habremos finalmente de observar.” Cfr. Kesselman, Hernán. “Psicopatología Vincular” 2007. Tomado de: http://www.hernankesselman.com.ar/Articulos/Articulo_3.asp?CART=3


[33] Pichón Rivierè nos va mostrando que el ser humano es un proceso ecológico de relaciones externas e internas que dialécticamente se comunican: “En el tratamiento de pacientes psicóticos, realizado según la técnica analítica y por la indagación de sus procesos transferenciales, se hizo evidente para mí la existencia de objetos internos, múltiples "imago", que se articulan  en un mundo construido según un progresivo proceso de internalización. Ese mundo interno se configura como un escenario en el que es posible reconocer el hecho dinámico de la internalización de objetos y relaciones. En este escenario interior se intenta reconstruir la realidad exterior, pero los objetos y los vínculos aparecen con modalidades diferentes por el fantaseado pasaje desde el "afuera" hacia el ámbito intrasubjetivo, el "adentro". Es un proceso comparable al de la representación teatral, en el que no se trata de una siempre idéntica repetición  del texto, sino que cada actor recrea, con una modalidad particular, la obra y el personaje. El tiempo y el espacio se incluyen como dimensiones en la fantasía inconsciente, crónica interna de la realidad. La indagación analítica de ese mundo interno me llevó a ampliar el concepto de "relación de objeto", formulando la noción de vínculo, al que defino como una estructura compleja, que incluye un sujeto, un objeto, su mutua  interrelación con procesos de comunicación y aprendizaje. Estas relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base  de necesidades, fundamento motivacional del vínculo. Dichas necesidades tienen un matiz e intensidad particulares, en los que ya interviene la fantasía inconsciente. Todo vínculo, así entendido, implica la existencia de un emisor, un receptor, una codificación y decodificación del mensaje. Por este proceso comunicacional se hace manifiesto el sentido de la inclusión del objeto en el vínculo, el compromiso del objeto en una relación no lineal sino dialéctica con el sujeto. Por eso insistimos que en toda estructura vincular -y con el término estructura ya indicamos  la interdependencia de los elementos- el  sujeto y el objeto interactúan realimentándose mutuamente. En ese interactuar se da la internalización de esa estructura relacional, que adquiere una dimensión intrasubjetiva. El pasaje o internalización tendrá características determinadas por el sentimiento de gratificación o frustración que acompaña a la configuración inicial del vínculo, el que será entonces un vínculo "bueno" o un vínculo "malo".” Enrique Pichón Rivierè. El proceso Grupal. P. 11


[34] Para Pichón la noción de aprendizaje y salud son un mismo proceso, es decir, en la medida en que el humano se transforma, transforma al mundo por ser un sujeto constituido por el mundo externo e interno en proceso de comunicación: “La adaptación activa a la realidad y el aprendizaje están indisolublemente ligados. El sujeto sano. en la medida que aprehende el objeto y lo transforma, se .modifica también a sí mismo, entrando en un interjuego dialéctico, en el que la síntesis que resuelve una situación dilemática se transforma en el punto inicial o tesis de otra antinomia, que deberá ser resuelta en este continuo proceso en espiral. La salud mental consiste en este proceso, en el que se realiza un aprendizaje de la realidad a través del enfrentamiento, manejo y solución integradora de los conflictos. En tanto se cumple este itinerario, la red de comunicaciones es constantemente reajustada, y  sólo así es posible elaborar un pensamiento
capaz de un diálogo con el otro y de enfrentar el cambio.” Ibídem. P.15


[35] Decimos que es un proceso ecológico porque el ser humano es un campo comunicacional entre su ser y el mundo. Boff nos dice: “El estado del mundo va ligado al estado de nuestra mente. Si el mundo está enfermo eso es síntoma de que nuestra psique también está enferma. Hay agresiones contra la naturaleza y voluntad de dominio porque dentro del ser humano funcionan visiones, arquetipos, emociones que conducen a exclusiones y a violencias. Existe una ecología interior lo mismo que una ecología exterior, y se condicionan mutuamente. El universo de las relaciones con las cosas es internalizado, lo mismo que la referencia al padre, a la madre, al medio ambiente, etc.; esos contenidos se transforman en valores y antivalores, alcanzando a las relaciones ecológicas de forma positiva o negativa. El mismo mundo de los productos industriales, de la tecnificación de las relaciones, genera una subjetividad colectiva asentada sobre el poder, el status, la apariencia y una precaria comunicación con los demás.” Leonardo Boff, Grito de la Tierra, Grito de los Pobres, P.19


[36] Los perversos procesos de las  dictaduras militares en el sur del continente estuvieron marcados por la aniquilación de todo proyecto que tuviera algún indicio de liberación y comunidad. Sus modos operativos de destrucción fue emplear técnicas y tácticas como la tortura y el asesinato, la desentramación de iniciativas que pudieran ser consideradas un peligro para el despliegue de la cultura burguesa e imperial, por ellos se recurrieron a técnicas necrófilas como la desaparición y prácticas macabras como el secuestro y robo de hijos a familias y parejas que estuvieran planteando la constitución de otro mundo, para luego ser entregados a los mismos torturadores como sus hijos. Es la historia de las madres de la Plaza de Mayo en la búsqueda de sus nietos apropiados por los torturadores. Podemos decir, que continuaron la empresa de destrucción y muerte emprendida con la llegada de los colonizadores. Sus prácticas necrófilas son fácticamente las mismas.


[37] Si continuamos con las líneas de Dussel, podríamos decir que las redes sociales son un acto perverso de interrumpir la constitución de la comunidad, porque evita el cara a cara como praxis. “…El mal, la maldad, será la interrupción, la ruptura, el impedimento de dicho cara a cara. Uno de los términos se absolutiza y niega al otro, lo aniquila, lo cosifica.”  Enrique Dussel. Ética Comunitaria. P.26


[38] Decimos que en las redes se gestiona pedazos de nuestra personalidad porque funciona como un mecanismo para venderse, para ponerse ante el otro como un producto.  Santiago José Roca nos habla del fenómeno de la red de la siguiente manera: “La interacción en las redes sociales es eminentemente reducida y objetivada. Por ejemplo, la creación de perfiles en los social media facilita una forma de reducción personal de los usuarios. Una vez que están ahí, no se trata de personas, con todas sus cualidades físicas y personales, sino de “imágenes” de personas. Esto quiere decir que la persona integral es despojada de las cualidades indeseadas para la gestión de su imagen virtual y se convierte en una representación objetivada del usuario. Los individuos se relacionan colectivamente a través de la proyección de determinadas características personales, que no identifican a un ethos integral sino un ethos reducido que se adapta a los intereses personales y simbólicos de la comunicación, y que se encuentra definida por las especificaciones funcionales de la plataforma. Así, el perfil de una cuenta se parece más al concepto de personaje en la teoría literaria: un conjunto de cualidades humanas que, en conjunto, identifican a un carácter. Que dicha representación es “objetivada”, quiere decir que el usuario común considera que representa a la persona real, aunque realmente sabe que no es así. La reducción de la comunicación en las redes sucede también en otros aspectos mediación que se realizan en la plataforma: un hecho complejo como la comunicación es separada de sus cualidades elementales y trasladada a un canal restringido por determinadas normas, básicamente funcionales, pero que tienen una relación de interdependencia con los contextos de uso. Esto da cabida a una cierta instrumentalización del proceso de intermediación: el mismo comienza a responder al fin de optimizar el intercambio de información más que a facilitar la comprensión interpersonal. La dinámica de comunicación, reducida y funcionalizada, da pie a un interés de interacción utilitaria. Esto quiere decir que cada uno de los usuarios se concibe como un medio dispuesto para los fines de manipulación de los demás” Cfr. Roca, Santiago. “Las redes sociales y la funcionalizacion de las comunicaciones. Abril de 2013. Tomado de http://www.rebelion.org/noticia.php?id=166470”