Chávez
con su aparición en la escena política nos hizo olvidar las dudas
para actuar diferente, nos olvidamos de las traiciones de la
burguesía y que la oligarquía es más que cruel.
Se
nos olvidó el sabor amargo de la derrota, olvidamos que al amar
apasionadamente corremos el riesgo de salir gravemente heridos, que
la historia es una construcción del otro –el ganador- y por lo
tanto tenemos la obligación de escribir nuestra propia historia, en
fin nos olvidamos de la imposibilidad de la utopía.
Con
Chávez olvidamos que sólo Dios decide nuestro destino, ahora,
osamos desafiarlo construyendo unidos caminos comunes.
Olvidamos
que la moda la imponen las marcas extranjeras y que lo de afuera es
mejor, por eso nos vestimos de colores tropicales y salimos a bailar.
Se
nos borró de la memoria el miedo antes de la batalla, y nos fuimos a
ella felices en la idea de echar pa' adelante…
Chávez
nos hizo olvidar la basura irrigada en 500 años que nos han hecho
creer sobre nosotros mismos para apaciguarnos, domarnos y
adormecernos, a nosotros, los hijos insurgentes de Bolívar.
Al
mismo tiempo que olvidábamos, emergía en la memoria ancestral,
nuestro código genético al sentir el placentero olor a café,
recordamos que el mejor cacao del mundo nace en nuestras costas
caribeñas que heredaron a su gente de los barcos negreros
provenientes de Senegal, Congo, Guinea, Angola y otros tantos más
que al ritmo del tambor, el cuatro, la salsa y la cumbia nos
mezclamos con blancos criollos, indios y pardos.
Recordamos
que somos descendientes indómitos de Conopoyma, Guaicaipuro,
Bolívar, Sucre, Zamora, el negro Primero; que las mujeres de estas
tierras son las mismas guerreras que parieron sus niños en las
caravanas de guerra, esas que tomaron el fusil y que atendieron y
cuidaron a su pueblo con la misma gallardía que hoy nos enfrentamos
al chantaje de los poderosos.
Chávez
con su amor a la Patria, nos recordó los pueblitos más olvidados;
que para poder ir al Capanaparo hay que cruzar a la Izquierda en la
Y, y no a la derecha, porque por la derecha no es camino al que
queremos llegar.
Nos
recordó que la América es un continente y no un país, que América
somos los de Norte, del Centro y del Sur; que el Sur es nuestro Norte
y nuestro Norte es detener la verdadera amenaza que se cierne sobre
la vida en el planeta, esa amenaza se llama Capitalismo, un sistema
en colapso, de necesidades irreales ofertadas en libres mercados que
convierten todo en mercancía, hasta la vida de lxs niñxs, lo
convierten en mercancía, negando el verdadero valor de la vida.
Pero
sobretodo Chávez nos recordó que el amor es la base de cualquier
revolución. Que vivan los pueblos del mundo y la igualdad…!!!
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Taller Urquia-Marú, Hugo Chávez |
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