por: Trino Borges
Borrador para una conversación
"Se presenta ahora la gloriosa oportunidad de librar de la opresión y del gobierno arbitrario a un pueblo digno de mejor suerte".
Francisco de Miranda
(Trinidad, Julio de 1806)
I
Habría que resaltarlo de paso, el transcurrir de Miranda se debate dentro de una terrenalidad histórico-social (1750-1816) muy concreta y muy específica. En donde concurren con profusión distintos factores nacionales, continentales e internacionales.
Sin embargo, no obstante, su vida propiamente no podría explicarse a cabalidad apelando, con exclusividad, al llamado Siglo de las Luces, concepto éste cargado de occidentalización. (Ver con detenimiento las denuncias formuladas a ese lapso nombrado, emitidas, tan acertadamente, por Simón Rodríguez, por Eric Williams, etc.).
II
En realidad todos los pasos mirandinos convergen a la América meridional, que fue la única razón de su existencia. Puede estar el generalísimo desplazándose por las cartografías más lejanas y remotas de estos suelos equinocciales (Turquía, el Mar Negro, Crimea, Rusia, Suecia, Dinamarca, Noruega, etc.); o estar leyendo los libros más variados (Estrabon, por ejemplo, o los clásicos griegos y latinos, o los libros prohibidos por la inquisición); o escribiendo los documentos más distintos en su naturaleza (su diario de viajes), o sus numerosas cartas a diversos destinatarios, o la proclama del 24-03-1806, o la denuncia del 08-03-1813 contra su prisión en Puerto Cabello). Y naturalmente que no podría quedar fuera la laboriosa recopilación de variados documentos, y más tarde la organización y clasificación de esos tantísimos papeles (es decir, su famoso archivo de 63 volúmenes). Desde luego que ninguno de esos actos señalados y enumerados anteriormente no llegaron a salirse de su respectiva órbita requerida.
Obviamente que la América no era para el caraqueño ilustre sólo un mero espacio territorial determinado por su geografía, sino que ello era esencialmente una meta política muy precisa y clarificada, de largo alcance. De allí que todos esos tránsitos, sin excepción terminarían latinoamericanizándose en el andar, por obra de la mismísima dialéctica.
III
Ciertamente que Miranda fue vencido finalmente, pero después de una larguísima persecución que comenzó con las intrigas que le tejieron en La Habana en 1782. Sin embargo, en sí, no fue nunca derrotado en sus ideas de luchas, de acción, ni siquiera en la última prisión en Cádiz en 1814, casi de inmediato allí comienza a gestarse la idea de la fuga, que avanzaría en el tiempo posterior. Cuando se llega a 1816, ya se trabaja en base a un plan definido, en el cual habían otras personas ayudando, principalmente dos amigos ingleses. De ese año precisamente es esta carta, que se transcribe en parte, dirigida a Nicolás Vansitart, firmada con el seudónimo de José Amindra: "Hallándome ya mejorado de mis calenturas he dispuesto partir el miércoles o jueves próximo para aquel viajecito que Vd. sabe; todo está ya preparado con bastante cuidado para que lleguemos con toda felicidad a Gibraltar. (…) No retrase Vd. ni un punto el regreso de la señora A con lo que le pido, y cuídemela interin viene a reunirse con nosotros. (…). El nombre que debe Vd. usar conmigo (pues es lo que llevo) es el de esta firma".
Y naturalmente que todo lo anterior no correspondería a lo que quiso decir, más tarde Arturo Michelena en su famoso cuadro tan conocido.
IV
De paso habría que recordar que en este año 2016 se cumplen 266 años de su nacimiento y el bicentenario de su muerte.
Consultar:
-
Carmen Bohorquez: Francisco de Miranda, precursor de las Independencias Latinoamericanas, 2002.
-
Francisco de Miranda: La aventura de la libertad, 1991.
-
Francisco de Miranda: Diario de Viajes, 1992.
-
Gloria Henriquez: Historia de un archivo, 2001.
-
Trino Borges: Escrituras Mirandinas, 2006.
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