El Derecho de todos los Venezolanos a la
existencia como pueblo soberano dentro de su territorio, nos da el
marco para alzar la voz en contra del Arco Minero propuesto por el
gobierno de Nicolás Maduro; es bien sabido en la historia de nuestra
desangrada Latinoamérica que servir de fuente de materias primas
baratas para las trasnacionales nunca ha traído beneficios para
ningún pueblo en resistencia, y por sobre todo, los que proponiendo
modelos alternativos de construcción para una nueva sociedad justa y
respetuosa con todos los seres vivos y territorios en los cuales
habitan; ahora nos propongamos a lanzar la arenga del extractivismo
Neocolonial como salvación de nuestro país.
El tener el 11% de nuestro territorio
nacional bajo un régimen de zonas económicas especiales con el
control de ejércitos pagados por las trasnacionales donde los
derechos de los pueblos originarios serán disminuidos a cero; no
convencen a ningún revolucionario que se llame antiimperialista y
amante de la patria Bolivariana; solo con vernos bien en el triste
espejo de África bastaría. Donde el hambre, la pobreza, la
prostitución y otros males que traen consigo la minería y sus
famosas corruptelas, reinan por sobre cualquier estado o proyecto
nacional. Como bien sabemos tenemos una deuda social histórica con
los pueblos en los estados Bolívar y Amazonas, donde los mineros,
garimpeiros, G.N. y demás mafiosos políticos apoderados de este
territorio ya desde hace mucho tiempo han impuesto sus reglas con la
aceptación de muchos de los actores con responsabilidades sociales y
políticas que asumir, en las cuales el gobierno Venezolano no ha
hecho su mayor esfuerzo por proteger y encaminar el buen desarrollo
de estas sociedades paralelas surgidas al margen del proyecto
Ecosocialista que tanto se esforzó Chávez por hacerles entender.
Hoy todos sabemos que tenemos un chance para
decirle si a la vida, de repensarnos la deuda histórica que tienen
los viejos y nuevos imperios con nuestro pueblo, de reflexionar que
vale más la pena un litro de agua o un lingote de oro en los
mercados especulativos de Canadá o Europa; es momento de tomar la
senda y sentir la lluvia como Chávez el día de san Francisco,
llamando a la hermana Luna, al hermano Sol, a la Madre Abya Yala para
que hagan entrar en consciencia a nuestros tecnócratas dirigentes,
que sin una pizca de amor por la tierra que pisan y que supuestamente
heredaron de su padre político pretenden hipotecar nuestros sueños
sinceros.
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